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5 juegos para estimular la memoria de los niños

Niños jugando con un xilofón

Alrededor del año de edad los niños comienzan a desarrollar la memoria de forma extraordinariamente rápida. Es precisamente en este momento cuando conviene empezar a trabajar con los bebés para que la ejerciten y saquen provecho de este rápido desarrollo. A través de técnicas sencillas que se basan en el juego y la repetición se puede conseguir que el niño vaya ejercitando la memoria, una práctica que sin duda le ayudará más adelante, cuando comience el aprendizaje académico.

Utilizar el juego es una de las técnicas más apropiadas para ejercitar la memoria, ya que si el niño tiene una experiencia positiva retendrá mejor la experiencia y tenderá a repetir aquello que haya aprendido con más facilidad. Para potenciar la memoria, nada mejor que ofrecerle desde que es un bebé experiencias placenteras que pueden ir acompañadas de música, palabras o rimas que estimularán y complementarán el aprendizaje logrando que retengan lo aprendido durante mucho más tiempo.

 
La memoria se compone de recuerdos y también de emociones, recordamos mejor aquello que nos impactó positivamente y dejó una impronta favorable en nuestro cerebro. Por eso, hay que aprovechar el disfrute que conlleva la actividad lúdica. A través del juego se potencia la atención en los niños. Te mostramos algunos juegos que permitirán al niño ejercitar su memoria tanto visual como auditiva:

  • Canciones. Desde pequeños y gracias a una rica tradición popular los niños acostumbran a escuchar de boca de padres, abuelos y familiares numerosas rimas y canciones. La repetición una y otra vez de las mismas hace que los pequeños memoricen una gran cantidad de información. Se pueden aprovechar las canciones para memorizar el nombre de algunas cosas o para establecer rutinas. Por ejemplo, para lavarse las manos antes de comer.
  • Repetición de hechos o palabras y entusiasmo ante el logro. Desde los seis meses conviene empezar a visionar imágenes a través de cuentos físicos o en soporte digital, repitiendo los nombres de las cosas y describiendo lo que se ve en la imagen ya que, además de fomentar el habla, hará que su cerebro practique en identificar y reconocer objetos. Una buena práctica consiste en hacer un álbum familiar que les haga recordar hechos o situaciones que haya vivido o donde se muestren los distintos miembros de la familia en situaciones cotidianas. Cuando el niño comience a reconocerles hay que hacer énfasis en lo orgullosos que nos mostramos. No hace falta que el niño hable, un pequeño gesto puede servir para halagarle por su logro, lo que le hará disfrutar e intentar recordar la próxima vez que interactúe con nosotros. Es una forma estupenda de ir potenciando la memoria emocional.
  • Esconder objetos. También desde poco antes del año de edad se puede jugar con el niño a esconder objetos e intentar encontrarlos. Se puede empezar jugando con él, antes de introducir objetos. Una forma muy sencilla de iniciarse en este juego es utilizar un pañuelo que nos tape de su vista y ver si él intenta descubrirnos tras él y, más tarde, cuando el niño vaya perdiendo interés en este juego se pueden ir introduciendo objetos paulatinamente, según vaya cogiendo práctica. La forma de hacerlo es tapar dos o tres objetos en sitios distintos (él debe ver dónde los has escondido) y luego ir pidiéndoselos en el orden que los escondiste.
  • Utensilios sonoros. Una buena forma de mejorar la memoria auditiva es mostrarle objetos y hacerlos sonar. Pueden ser instrumentos improvisados (se pueden hacer fácilmente en casa, por ejemplo, llenando botellas de plástico con diferentes materiales: piedrecitas, conchas, un líquido de color…) o también se puede utilizar cualquier cosa que esté fabricado en distintos materiales diferentes para que él vea la diferencia de cómo suena el metal, el cristal, el plástico.
  • Parejas de sonidos. Existen en el mercado cuentos musicales que nos indican el sonido de un animal junto a su foto, o juguetes que nos muestran sonidos referidos a imágenes. Pero también en una casa hay multitud de cosas que hacen un sonido que se puede memorizar. Puedes encender una luz y preguntar ¿qué ha sonado? o dar un golpe disimuladamente debajo de la mesa y preguntar ¿qué suena? Estos juegos cotidianos lograrán que el niño o bebé comience a ser consciente de los distintos sonidos y disfrute ejercitando la memoria auditiva.
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2 comentarios de los usuarios

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