Cuida la piel de tu bebé después de un baño de sol
La delicada piel de los niños hace que tengamos que extremar las precauciones antes y después de tomar el sol. Y es que a pesar de las continuas advertencias que hacen los expertos sobre los peligros que tiene el abuso del sol, las quemaduras solares comienzan a hacer su aparición casi desde el comienzo de la época estival. A pesar de que, por lo general, las lesiones de piel producidas por el sol suelen ser leves, conviene saber qué hacer en caso de quemaduras.
Las quemaduras solares se producen por una exposición prolongada o excesiva del sol cuyos síntomas se manifiestan antes de 24 horas y que tienen su punto álgido a las 72 horas. Según el grado de la quemadura, la piel se defenderá primero poniéndose roja, aumentando su sensibilidad y su temperatura, para provocar luego descamación y dolor, produciéndose en algunas ocasiones molestas ampollas. Además, cuando la quemadura afecta a una gran extensión de la piel puede provocar escalofríos, nauseas, debilidad y fiebre.
Si bien los niños necesitan los rayos de sol, ricos en vitamina D, y muy beneficiosos para el organismo, el abuso reiterado del sol puede producir pasados los años el temido melanoma. Conviene saber que el cáncer de piel llega en la edad adulta, pero es resultado del exceso de sol y de las quemaduras que se producen desde la niñez. Por esta razón, es fundamental concienciarse de establecer hábitos saludables y enseñarles a los niños desde que son pequeños la importancia de protegerse del sol.
Los bebés menores de 6 meses deben ser resguardados del sol debido a que su piel es más fina y no es capaz de producir melanina para protegerla. Así, una quemadura solar antes de esta edad se convierte fácilmente en una urgencia médica. Numerosas investigaciones sobre el cáncer de piel aseguran que si un niño desde los 6 meses y hasta la adolescencia cuida su piel reduce enormemente las posibilidades de sufrir un melanoma futuro. Es importante tener en cuenta que el efecto del sol es acumulativo con el paso de los años, por eso es imprescindible poner todo lo que esté en nuestras manos para evitar las quemaduras solares.
Pero, ¿cómo debemos cuidar la piel tras un baño de sol?
Tras un día de piscina o de playa es imprescindible bañar al niño para retirar el cloro o la sal de su cuerpo y aplicarle crema con un gran poder hidratante, que restablezca los daños producidos por el sol. Además, te enumeramos lo que debes hacer en caso de quemaduras solares:
- Beber mucha agua, la hidratación a través de líquidos es fundamental para que la piel recobre la elasticidad perdida por efecto de los rayos solares. Además, el agua protege ante un golpe de calor que pueden sufrir los niños, más proclives por tener un organismo menos resistente que un adulto.
- Utilizar un aftersun apropiado a la edad del niño. Aunque se puede usar un producto familiar es mejor comprar uno cuya formulación sea pediátrica. Los aftersun infantiles son hipoalergénicos, han sido testados bajo control dermatológico y pediátrico y no contienen perfumes ni colorantes. Además, suelen llevar ingredientes que calman y refrescan la piel, como el pantenol o el aceite de almendras.
- Durante los días posteriores fíjate bien en la evolución de las quemaduras y presta atención también a su cabecita, que suele pasar desapercibida por la presencia del pelo, pero que suele quemarse con facilidad.
- En el caso de que la piel presente ampollas hay que evitar los aceites. Pueden bloquear los poros evitando que salga el calor y el sudor y provocar una infección.
- Tras una quemadura conviene dejar descansar la piel varios días antes de exponerse de nuevo al sol.
- Si la quemadura es grande o existe dolor conviene acudir al pediatra para que valore cómo actuar.
