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Niños: cómo lidiar ante los conflictos

Niños enfrentados sacádonse la lengua

Los conflictos son problemas o dificultades que surgen con nosotros mismos y con los demás. Generan incomodidad, pero forman parte de las relaciones humanas. A menudo los conflictos surgen por diferencia de intereses de las partes, pero hay que tener en cuenta que por muy desagradables que sean son una oportunidad de afianzar la relación con el otro y de ganar confianza.

Los conflictos en la infancia forman parte del desarrollo normal de los pequeños, pero en esta etapa la personalidad del niño está en plena formación y esto dificulta la resolución de los conflictos. Con un poco de paciencia y una buena estrategia es posible resolver las disputas de forma apropiada. En cuanto a los conflictos con los hijos, padres y niños tienen a menudo ritmos e intereses distintos, por lo que no faltarán ocasiones para vivir discusiones. Cómo afrontarlas es básico para que se resuelvan de una manera satisfactoria para todos.

 
Te mostramos unas pautas para lograr el éxito en los conflictos que vayan surgiendo:

  • Acepta el conflicto, no lo reprimas. El conflicto forma parte de las relaciones humanas. Si somos capaces de identificar aquellas situaciones que van a generar disputas y podemos evitarlas, bien, si no podemos es bueno establecer de antemano una forma de actuar. Establecer unas normas claras de comportamiento e intentar llegar a un acuerdo que beneficie a las dos partes es clave para resolver el conflicto. Sobre todo, no permitir la agresión y resolver la situación cuando ambas partes están calmadas.
  • Escucha sus quejas y reconoce lo que les preocupa. Cada una de las partes tiene sus razones o sus intereses y es bueno que las expresen si pueden. Si es un conflicto entre niños es bueno que el otro escuche el parecer del otro y que se dé cuenta de que debe respetarle.
  • Ayúdalos a manejar la ira. Cuando un niño está fuera de sí es mejor apartarle de la situación e indicarle que mientras esté furioso va a ser muy difícil llegar a un acuerdo. No se trata de rechazarle a él sino el comportamiento que tiene y que puede causar daño a sí mismo y a los demás. Cuando la ira pase y esté dispuesto a escuchar es el momento de actuar.
  • Pasa del conflicto a la reconciliación. Intenta que las partes lleguen a un acuerdo y que se sientan satisfechas. Con la ayuda del adulto es más fácil llegar a una solución favorable para todos.
  • Respeta la individualidad de cada niño. A cada niño le gusta sentirse una persona especial y como tal busca ser tratado. Cada pequeño debe ser valorado como un individuo y eso se consigue dando halagos específicos a cada uno de ellos.
  • Evitar las comparaciones, incluso cuando sean comparaciones elogiosas, ya que esto puede generar hostilidad.
  • No identifiques a los niños en determinados papeles. “El bueno”, “el más listo de la clase”, “el nervioso”. Todas estas categorías pueden hacer que los niños las asuman y se empiecen a comportar como tal para encajar en el papel que le estás otorgando.

Ten en cuenta que las experiencias que vivimos construyen nuestra personalidad y la imagen que tenemos de nosotros mismos. Por lo que dotar a los niños de herramientas para resolver los conflictos es quizá uno de los mejores regalos que podemos darles.

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