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Niños con fiebre: cómo combatirla

Niño con fiebre y termómetro en la boca

La fiebre es un síntoma de muchas enfermedades y dolencias infantiles y es uno de los motivos de consulta más frecuentes en pediatría. Pero la fiebre no es más que una respuesta del cuerpo ante una infección vírica o bacteriana, una defensa que tiene el cuerpo frente a un ataque. En los primeros cinco años las infecciones provocadas por virus son muy comunes, la duración de los síntomas así como su virulencia varía de unos niños a otros. Algunos reaccionan ante el virus con más intensidad que otros.

La fiebre se hace visible mediante enrojecimiento de las mejillas, respiración más acelerada o sensación de frio y escalofríos. Lo mejor para estar seguros es echar mano del termómetro, ya que la temperatura corporal cambia durante el día y según las estaciones del año. Por la tarde, o en las épocas de calor, la temperatura corporal es sensiblemente más alta. Además, el termómetro digital es el preferible frente a los convencionales de mercurio, que tienen el peligro de romperse y dejar escapar el mercurio que contienen.

¿Qué podemos hacer cuando el niño tiene fiebre? Lo primero, mantener la calma, seguramente sea un proceso leve que pasará en pocos días. La fiebre se presenta como síntoma de algo. Si a base de medicación estamos tapando otros síntomas será más complicado tener un diagnóstico certero de lo que le está pasando al niño. La fiebre protege, defiende y mejora más rápido a los niños, por lo que no debemos intentar eliminarla con medicación cuando solo tiene un poco de febrícula (temperatura menor de 38º). Eso sí, conviene mejorar el confort del niño, así, si le encontramos apagado, irritable o molesto, entonces habrá que valorar darle un antitérmico. Los más usados son paracetamol o ibuprofeno. Además, podemos ofrecerle un baño templado, a temperatura agradable.

¿Cuándo acudir al pediatra? Si el niño tiene menos de tres meses, hay que acudir siempre. En niños más mayores, cuando la fiebre tiene una evolución de 72 horas. Además, si tiene 40º y la temperatura no le baja con facilidad, si tiene dificultad para respirar o si presenta erupción en la piel.

¿Y si el niño convulsiona? Muchas veces el miedo a la fiebre viene por un temor a que el niño convulsione, sin embargo solo padecen convulsiones un número determinado de niños (entre el 3 y el 5%) que suelen tener cierta predisposición genética. En muchos de los casos, sus padres o madres también las padecieron. Las convulsiones suelen producirse antes de los 5 años, después es muy raro que se produzcan y no dejan secuelas.

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