Niños y bebés: qué hacer en caso de fiebre
Parece que poco a poco el frío se va instalando en los hogares de no pocos lugares de España. Este hecho, unido al comienzo escolar en colegios y escuelas infantiles hace un cóctel perfecto para que los virus empiecen a campar a sus anchas. Uno de los errores típicos que cometemos todos los padres es abrigar a los niños en exceso, lo que provoca que los virus proliferen con más facilidad.
Los padres, sobre todo si son primerizos, temen la llegada de la fiebre, pero a pesar de lo que parece, la fiebre es un mecanismo de defensa del cuerpo frente a los virus, ya que la mayoría de ellos mueren a una temperatura superior a los 38º centígrados. La fiebre es uno de los motivos más frecuentes de consulta urgente, a pesar de que solo en contadas ocasiones debería tratarse como tal. Una vez que ha aparecido, bastan unas simples indicaciones para saber cómo actuar y lograr que el niño se recupere lo mejor posible.
Es fundamental medir bien la temperatura. Aunque muchos padres detectan la llegada de la fiebre incluso antes de que esta se produzca (el niño se muestra más mimoso o llorón, protesta por todo o está sin ganas de jugar y correr como otros días), siempre es necesario contar con un termómetro que confirme la temperatura corporal de los pequeños. Para conocer la intensidad y cuándo hay que tomar medidas los pediatras establecen el siguiente baremo (se trata de mediciones en la axila, si se hace en el culete habría que aumentar medio grado las cifras):
- Hasta 37,5ºC. Se trata de febrícula y no hay que tratarla con medicamentos. Tan solo si se trata de niños recién nacidos y si se mantiene por unos días.
- De 38ºC a 39ºC. Tratar la fiebre según las indicaciones del pediatra. Si se mantiene, acudir al médico para que diagnostique la causa.
- Más de 39ºC. Se trata de fiebre alta, por lo que se hace necesario bajar la fiebre. Se puede dar un baño tibio para ayudar a bajar la fiebre y hay que acudir al médico lo antes posible para que determine la causa.
Utiliza siempre que sea posible un termómetro digital, no de mercurio, porque son peligrosos en caso de rotura.
De forma general, los servicios médicos establecen que hay que ir a urgencias si…
- El niño se muestra muy decaído.
- Tiene mal estado general.
- Se muestra irritable.
- Le han aparecido granos o manchas en la piel, en especial si tiene puntos rojos que no se vuelven blancos al presionarlos.
- El niño ha sufrido una convulsión.
- La temperatura axilar es superior a 40ºC.
- El niño se queja de que le duela la cabeza y vomita.
- Respira con dificultad.
- Tiene alguna enfermedad crónica grave (cáncer, diabetes, cardiopatía…).
- Tiene 37,5ºC o más y tiene menos de tres meses de edad. Los recién nacidos no regulan bien el calor corporal así que comprueba primero que no está abrigado en exceso o que no se debe a una circunstancia momentánea.
