El cerebro del bebé: dos años en pleno desarrollo
La estimulación temprana mejora el aprendizaje y la socialización
Los expertos lo tienen claro: la estimulación temprana juega un papel fundamental en el aprendizaje y en la socialización de los niños. Durante los primeros años el desarrollo cerebral de los niños es explosivo. En esta etapa aprenden a hablar, a razonar y adquieren valores y normas sociales que serán una guía durante toda su vida. Además, comienza tímidamente la socialización a través de las figuras de referencia, que suelen ser los padres. Los niños van aprendiendo a relacionarse con el entrono a través del método de prueba y error, dependiendo un poco de lo seguro que se sientan respecto a sus experiencias con el exterior. Es la llamada plasticidad cerebral: dependiendo de los estímulos que reciba desarrollará su capacidad más o menos.
Un desarrollo que debe hacerse un ambiente estimulante, pero tranquilo
En este espectacular desarrollo las neuronas son las responsables de que los niños aprendan tan rápido en los primeros años de vida. Una de las últimas investigaciones de los últimos años, publicada por la prestigiosa revista científica Science, ha detectado que tras nacer se produce una migración masiva de neuronas a la corteza prefrontal del cerebro, que es la zona encargada de almacenar y procesar la información, de regular la conducta y adaptarnos al entorno. Son las llamadas funciones ejecutivas, que se desarrollan en los primeros años de vida de los niños. Gracias a esta migración de neuronas, se desarrolla el razonamiento, se establece el pensamiento y aprendemos a planificar.
Lo que pone en evidencia esta investigación es que para el correcto desarrollo cerebral lo ideal es que el bebé sufra el menor estrés posible, por lo que el cuidado y atención de los progenitores o las personas de referencia en la crianza, tener un ambiente estimulante, sin ser excesivo, o llevar una alimentación sana son claves para que el desarrollo se produzca en un estado óptimo.
Los dos primeros años, el momento de mayor desarrollo cerebral
El cerebro de los bebés, aun teniendo todas las estructuras de un cerebro adulto, es inmaduro. Esto le permite adaptarse con facilidad al entorno y aprender con rapidez. Las neuronas empiezan a moverse poco antes del nacimiento, alcanzando un pico máximo en los primeros tres meses, y se mantiene en descenso desde ese momento hasta principalmente los dos primeros años, llegando a desaparecer a partir de los 6 años. Son neuronas que se irán conectando con otras y formarán el andamiaje del aprendizaje, que luego se irá llenando de información.
Y, una buena noticia: a pesar de que dejen de crecer, las neuronas se adaptarán durante toda la vida, lo cual señala que el cerebro está siempre en movimiento y que las neuronas pueden regenerarse dependiendo de factores como nuevos aprendizajes o experiencias. Así, las conexiones se fortalecen cuando se utilizan con frecuencia y se debilitan o desaparecen cuando se dejan de usar.
Por esta razón, una de las características del cerebro es su plasticidad. Es decir, se moldea para adaptarse a las experiencias que va teniendo. Los primeros años el bebé es muy receptivo a la estimulación y al aprendizaje. Por esta razón, la estimulación temprana, el cuidado y cariño de los padres juegan un papel clave en el desarrollo cerebral.
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