Niños ordenados: cómo educarlos para mantener el orden
El orden, clave en el aprendizaje
Muchos de los hábitos que tenemos los adultos los adquirimos de niños. Los primeros años son clave para que los pequeños adquieran el concepto de orden. En la Escuela infantil, como en casa, podemos establecer pautas para que los niños vayan adquiriendo el hábito del orden. Ser ordenado es una gran virtud porque da confianza, permite una buena concentración y ayuda a realizar otras tareas desde la tranquilidad.
Ser ordenado no solo es bueno a nivel material, también desde el punto de vista cognitivo es saludable. Los niños ordenados aprenden y afianzan mejor sus conocimientos. Y es una virtud que les puede servir para muchas otras tareas que van a tener que desarrollar durante toda su vida. El orden es vital para mantener cierto control sobre uno mismo, ayuda al equilibrio emocional y a ordenar las propias ideas.
Implicar a los niños en las tareas del hogar
Son muchas las quejas de los hogares en las que hay niños pequeños y es imposible mantener el orden. Juguetes tirados, ropa que se quitan y la dejan olvidada en cualquier rincón… Enseñar a los niños pequeños a mantener cierto orden es clave para mantener la armonía del hogar. Si les educamos para que sean ordenados cuando son pequeños es más fácil que continúen así cuando crecen. Las rutinas, el orden en los horarios de comida, sueño, higiene… son muy positivos para su desarrollo. Pero más allá de estos hábitos el niño debe darse cuenta de que forma parte de una familia y como miembro del hogar debe asumir ciertas responsabilidades según su edad y capacidades.
El mejor momento: los tres años
Alrededor de los tres años, el niño empieza a valorar el orden, ya que le ayuda a mantener cierto control sobre su entorno y le da estabilidad. Con esta edad ya sabe que cada cosa tiene un sitio y suele disfrutar haciendo actividades de ordenar, siempre y cuando lo experimenten como un juego. A esta edad es clave que estimulemos las habilidades de ordenar para que incorporen esta característica a su personalidad. Para ello, es fundamental que en casa se establezca un de forma clara un lugar para cada cosa y que los niños conozcan este orden.
Cómo motivarles para que logren ser ordenados
Para que los niños incorporen a su vida unos buenos de orden podemos:
- Proponer unos objetivos realistas y adaptados a la edad y habilidad del niño.
- Tener paciencia. Es un aprendizaje que lleva un trabajo detrás. Si lo hacemos divertido, como si fuese un juego, el niño lo incorporará a su vida sin darnos cuenta. Para ello, podemos ayudarnos de canciones, rimas…
- Fijarnos objetivos sencillos y progresivos durante un tiempo determinado. Podemos empezar por ejemplo en colocar los peluches que estén tirados en el suelo. Cuando se haya conseguido, ir a por el siguiente objetivo.
- Alabar y motivar al niño cuando lo hace bien. Los niños quieren hacer las cosas bien, así que si les mostramos nuestra alegría cuando consiguen algo positivo, intentarán volver a repetirlo. El afecto puede ser un buen premio ante una buena acción.
- Recuerda, que los adultos somos el modelo a seguir. De nada sirve que les pidamos a los niños que ordenen sus cosas si nosotros no somos capaces de mantener el orden en las nuestras. Reconocer los errores si no lo hacemos bien es una forma de transmitir al niño valores como la aceptación, la tolerancia y el amor.