Niños y bebés: protégeles de las altas temperaturas
Antes de los seis años, cuidado con la deshidratación
Con la llegada del calor y las altas temperaturas hay que poner especial atención en que niños y bebés estén bien hidratados y fresquitos, ya que los menores de seis años son uno de los grupos de edad más vulnerables a sufrir deshidratación. Esto es porque cuando los niños son pequeños no regulan bien su temperatura corporal y muchas veces no piden agua al no tener bien identificada la sensación de tener sed.
Las altas temperaturas propician los golpes de calor
Enfrentarse a temperaturas altas va a ser cada vez más frecuente en nuestro país, debido a las consecuencias del cambio climático, que hace que las olas de calor sean más habituales año tras año. Es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones para prevenir los golpes de calor, un cuadro médico que provoca que el cuerpo no sea capaz de regular su propia temperatura y que puede llegar a ser grave, llevando en algunos casos a la muerte. Seguir unos sencillos consejos como ofrecer frecuentemente agua, elegir ropa holgada y de algodón y elegir una alimentación ligera y rica en agua son acciones sencillas que pueden evitarnos un disgusto. ¡Toma nota!
- Cuidado en las horas de más calor. Mantén al bebé en ambientes frescos y ventilados y evita siempre que puedas la exposición al sol en las horas de más calor. Entre las 12:00 y las 17:00 en los meses de verano.
- Atención a la alimentación. Escoge alimentos ligeros y ricos en agua (frutas y verduras) frente a comidas pesadas y que se digieren lentamente (las ricas en grasas o las cocinadas con salsas).
- No dejes a los niños en el interior de coches salvo si un periodo corto de tiempo, en los espacios cerrados la temperatura puede llegar a ser muy elevada y aparece el riesgo de golpe de calor.
- Ofrece agua al bebé de forma frecuente. No es necesario que la pida, ya que muchos niños no lo hacen, pero sí está en tu mano que tome líquido abundante.
- Refresca al bebé mediante duchas o mojándole la cabeza o el cuello o las muñecas si hace mucho calor.
- Reducir la actividad física intensa en las horas de más calor para que la temperatura corporal no suba en exceso. Los niños a menudo no son conscientes de su cansancio y cuando tienen que parar.
- Elige ropa holgada y de colores claros. Los tejidos de algodón permiten que la piel respire y permiten que el cuerpo regule la temperatura interior. Además, no olvides proteger su cabecita con un gorro y sombrero que permita la sudoración.
- Presta atención a su estado. Si el niño se encuentra decaído, irritable y tiene la piel caliente, aunque no sude hay que refrescarle inmediatamente para disminuir su temperatura. Puedes aplicarle compresas frías en la nuca, pecho, brazos y muslos. Colocarle en un lugar fresco y ofrecerle pequeños sorbitos de agua. Si tiene calambres o respira rápida y superficialmente acude a un centro de salud para que lo valoren y comprueben que está correctamente hidratado.