Niños ordenados: cómo enseñarles
Aula ordenada: con paciencia, es posible
Los primeros años de vida son básicos para que los pequeños adquieran el concepto del orden y desde la Escuela Infantil es posible darles las pautas necesarias para que adquieran esta buena educación que, sin duda, les servirá en muchas facetas de su vida. Para ello, se debe contar con la colaboración de las familias, explicándoles lo importante que es para el niño que aprenda en estos años a ser ordenado. Además, es una buena forma de que las normas que se siguen en la Escuela Infantil se refuercen a su vez y se incorporen en el hogar de cada pequeño.
Por qué es importante que los niños sean ordenados
Los niños pasan por etapas en las que les encanta ayudar. Son los periodos sensibles o sensitivos que señalaba María Montessori y que suponen ventanas de oportunidades para aprender algo específico: “estados infantiles, los cuales son pasajeros y se limitan a la adquisición de un carácter determinado”. El orden es uno de estos estados por los que pasan los niños y suele producirse entorno a los dos años. Es un periodo en el que el niño se interesa por ordenar todo lo que ve, organizando su mente. El niño necesita tener un orden externo para crear su orden interior.
El orden da confianza, permite la concentración y ayuda a realizar otras tareas. Así, aprender a ser ordenado es una rutina muy beneficiosa para los más pequeños.
Cómo implicar a los niños
Aunque los niños sean pequeños es importante que aprendan lo antes posible que el aula en el que pasan varias horas al día es su aula, y como tal, tienen que cuidarla.
Con dulzura es posible mostrarles que aquello que está revuelto debe volver a quedar como estaba para que al día siguiente puedan volver a encontrársela preparada para el juego y las actividades diarias.
El juego en estas edades es el gran aliado del aprendizaje. Canciones que les recuerden las rutinas, establecer que hay que recoger después de hacer una determinada actividad…
Primer paso: menos es más
A pesar de que es complicado, podemos reducir el número de objetos para mantener cierto orden. Tener de antemano una buena organización es fundamental para luego mostrársela a los niños. Hay que recordar que cuanto más mayores son los niños, menos control tienes sobre ellos. Así, que enseñarles a vivir con pocas cosas, siempre será una buena opción para el orden. Cuando despejamos el ambiente de cosas innecesarias, podemos dedicar más espacio para otras que sean más importantes. Un trabajo que sin duda, merece la pena.
Un esfuerzo con una gran recompensa
Los cambios no llegan de un día para otro, pero implicando a los niños en el acto de ordenar, podemos ganar mucha calidad en la convivencia en el aula. Hacerles entender que el orden y la limpieza son aspectos positivos de su educación, que les benefician a ellos y a toda la sociedad porque implican respeto al otro y trabajar para conseguir un lugar de convivencia más agradable.
Estas son algunas pautas para conseguirlo:
- Establece una rutina y aplícala diariamente. Si hacéis una actividad, termina recogiendo. Los niños deben ver este final como parte de la actividad realizada.
- Ayúdate de una canción. Si los niños lo viven como un juego más, lo harán gustosamente porque para ellos todo lo nuevo es divertido.
- Mantén el aula lo más ordenada posible. Los niños tienen que tener claro donde debe ir cada cosa.
- Distribuye los materiales iguales en cajas o cestas. Que de un simple vistazo, sepan qué va en cada cosa.
- Organiza rincones o espacios delimitados: una zona con cojines, otra a modo de biblioteca, otra donde se distribuyan la mesas…
