Abrazos: un acto imprescindible para el bebé
Abrazar a los bebés es una muestra natural del afecto que sentimos por ellos. En los primeros meses de vida el contacto con los padres o cuidadores les alimenta física y emocionalmente. Así que no se debe reprimir ese instinto por miedo a malcriarlo, esto no es así hasta bien pasado el año. Cógele en brazos y mímalo siempre que te apetezca, ten en cuenta que a través del contacto piel con piel se establece un vínculo afectivo que le nutre emocional, física y mentalmente. Además, no hay que olvidar que también es beneficioso para la persona que abraza, pues al exteriorizar el amor se refuerza el instinto de crianza mientras empiezas a aceptar el cambio tan importante que supone en vuestras vidas la llegada de un bebé, lo que permitirá a los padres vivir la maternidad y paternidad de una forma más satisfactoria.
Los expertos señalan que los beneficios físicos de abrazar al bebé son claros: les ayudan a regular la temperatura y la respiración, con los abrazos se mejora la estabilidad del ritmo cardiaco, hace que aumente la ganancia de peso y que el bebé crezca más rápido. Además, se ha demostrado que el contacto con el bebé mejora su inteligencia, al crecer más confiados y seguros para aprender cosas nuevas.
Si estas mejoras se pueden observar en un bebé nacido a término todos estos efectos se multiplican con un bebé prematuro ya que para ellos resulta vital. Los bebés prematuros que son habitualmente acariciados por sus padres consiguen ganar peso con más rapidez y se desarrollan mejor, por esta razón en los últimos años las unidades de neonatos suelen dejar que los padres cojan a sus bebés prematuros fuera de la incubadora un rato todos los días.
Estas son las grandes ventajas de abrazar a tu bebé. Recuerda, que si por alguna razón, tras el parto no tienes ganas de cogerlo y abrazarlo no te sientas culpable y deja que sea otra persona la que lo haga por ti. Tómate tu tiempo y en cuanto te recuperes empezarás a disfrutar del contacto con tu pequeño.
- Le tranquiliza. Los bebés lloran a menudo. Es su forma de comunicarse con el mundo, pero a veces también lloran porque buscan afecto. El abrazo les tranquiliza y les reconforta. Hay que tener en cuenta que su llegada al mundo se ve envuelta en incertidumbre e inseguridad, ya que se produce un gran cambio al que deben adaptarse rápidamente. Los abrazos le dan seguridad porque les ayuda a reconocer sonidos y sensaciones que tenían en el seno materno.
- Crea un vínculo afectivo. Es una de las mejores técnicas para crear el vínculo con sus padres que le acompañará toda la vida. Además, en el caso del padre es fundamental ya que este no cuenta con el especial vínculo que tiene la madre gracias a la lactancia.
- Le da seguridad. Tras nueve meses en la tripita de mamá el bebé debe cambiar rápidamente de entorno y adaptarse a una nueva forma de vida. El contacto íntimo de un abrazo le hará escuchar los latidos del corazón y el olor de sus padres, que los niños reconocen desde sus primeros días de vida. Esta cercanía les hará sentirse más seguros y acompañados.
- Facilita la digestión. Tanto si el bebé se alimenta con pecho o biberón, el bebé se encontrará desde el principio comiendo en posición horizontal por lo que es normal que genere gases. Después de cada toma es necesario coger al bebé en brazos y hacerle un pequeño masaje para que los expulse. Además, esta posición es también muy efectiva cuando se producen los cólicos del lactante.
- Le ayuda a dormir. Como el abrazo tranquiliza mucho al bebé le ayuda a conciliar el sueño, sobre todo cuando no puede dormir. Cogerle unos minutos y acunarle rítmicamente resulta muy efectivo.
