Antes de los dos años, ¡Fuera pantallas!
Hábitos saludables: claves en los primeros años
Es cada día más común. Ver niños que van en el carrito sujetando un móvil o una tablet. Muchas familias acuden a estos dispositivos para entretener a los niños: en la consulta del médico, cuando acuden a un restaurante o se hace alguna actividad que requiera que los niños no molesten. Sin embargo, cada más expertos coinciden: la primera infancia es un periodo de rápido crecimiento y una época donde se aprenden hábitos de vida saludables que acompañarán a los menores durante gran parte de su vida. En consecuencia, lo mejor es mantener las nuevas tecnologías apartadas de los bebés el mayor parte posible de tiempo.
Recomendaciones: dormir bien y tener una vida activa
La Organización Mundial de la Salud (OMS) entre sus recomendaciones señala que los menores de 5 años para crecer de forma sana necesitan dormir bien y pasar tiempo jugando activamente. En este sentido, hasta los dos años deben evitarse las pantallas y desde esa edad cuanto menos mejor y en lo posible no exceder la hora diaria. Pero no solo este organismo, aquí en España, la Asociación Española de Pediatría también señala que los niños pequeños deben pasar el menor tiempo posible consumiendo productos tecnológicos. La razón: los estudios avalan que pasar mucho tiempo delante de las pantallas tiene un impacto muy negativo en el bienestar físico, psicológico y social de los más pequeños.
Como afecta el abuso de las pantallas en los más pequeños
Las razones por las que deben mantenerse alejadas de los niños las podemos resumir en cuatro:
- Problemas de sobrepeso. Existe una relación entre el consumo de medios de comunicación y la obesidad. Las pantallas hace que los niños sean más sedentarios. Además, gran parte del contenido que consumen invita a comer de forma poco sana, principalmente a través de la publicidad. Son muchos padres ponen a los niños este tipo de dispositivos para comer. Sin embargo, es fundamental que los niños coman sin pantallas. Las familias que comen sin televisión, dialogan más y resuelven mejor los problemas de entendimiento que aparecen entre padres e hijos durante la adolescencia.
- El consumo de aparatos tecnológicos dificulta el sueño. Los niños que disponen de estos aparatos en su habitación o que los usan antes de dormir pueden sufrir problemas para conciliar el sueño y acaban durmiendo menos tiempo. Incluso aunque sea un bebé, la luz de las pantallas les sobreestimulan. Así que lo mejor evitarlas antes de ir a dormir.
- Puede producir retrasos en el aprendizaje y en habilidades sociales. Los bebés aprenden a través de la interactuación con otras personas. El lenguaje, la atención, el razonamiento… se aprende interactuando con otras personas. Pero no solo eso, el movimiento es clave en los primeros años y a través de él aprenden una gran cantidad de habilidades necesarias para su desarrollo. En estos años es clave que tengan una vida activa, fundamento de hábitos que irán desarrollando toda su vida y que jueguen con otros niños.
- Problemas de conducta. Debemos atender no solo a ver sino a ver qué están viendo. Desgraciadamente la violencia está muy presente en nuestra sociedad. Hacer una labor de cribar aquellos contenidos que son apropiados para su edad es labor de los padres. Las pantallas tienen un gran poder adictivo y en los primeros años debemos hacer un esfuerzo para que los niños se desarrollen de forma sana, dialogando y compartiendo momentos de calidad con ellos.
