Bebés: cómo ejercitar la memoria
Desde los primeros meses el bebé puede reconocer caras y voces familiares. Incluso desde el nacimiento el niño puede reconocer la voz de sus padres, porque son sonidos que reconocen de cuando estaban dentro del útero. Además, el olor de su madre, al ser amamantados, lo reconocen ya a la semana de vida.
Esta memoria que se llama de reconocimiento es muy limitada. Poco a poco el niño va desarrollando su cerebro y en torno a los ocho meses de edad surge el temor a las personas extrañas, y por lo tanto, aquellas personas que el bebé no reconoce y ante las que siente miedo.
A partir del año, la capacidad de recordar evoluciona a un ritmo vertiginoso y es en esta época cuando podemos, a través de juegos, fomentarles los distintos tipos de memoria:
Memoria de evocación.
Surge cuando el niño es capaz de recordar cosas que no están presentes. Alrededor de los diez meses el niño comienza a buscar objetos que no están delante, pero es sobre todo con la aparición del lenguaje cuando se desarrolla este tipo de memoria, ya que en ella cobra especial importancia la capacidad de simbolización, que permite el desarrollo intelectual y cultural del ser humano.
- Juego de cucu-tras. A los niños pequeños les encanta, no en vano es uno de los juegos principales y clásicos que trabaja la memoria de evocación. Los niños disfrutan de ver a alguien que se oculta tras las manos y luego aparece.
- Objeto escondido. También se pueden esconder dos o tres objetos y animarle para que los busque. Ayudará si lo que escondemos hace algún tipo de sonido que le de pistas de dónde buscar.
Memoria de imitación.
Consiste en aquellas acciones, gestos o palabras que el bebé hace suyas a través de la imitación, nada más verlas, por ejemplo, pulsar el botón de un timbre. Desde el primer año de edad los niños empiezan a repetir acciones o gestos que ven en otras personas, incluso aunque hayan pasado varios días. Estos son los primeros juegos de tipo simbólico que ejercita el bebé y que le acompañarán en mayor o menor medida durante los primeros años de la infancia. Es a través del lenguaje y del juego donde se ejercita la memoria y por eso es tan importante que durante los primeros años los niños incorporen el simbolismo en sus juegos.
- Tener una casita donde el niño imite acciones cotidianas que ve en casa es de gran utilidad, así también se pueden hacer otras versiones como la consulta médica, la cafetería, el supermercado…
- Las canciones y rimas populares en esta época son muy positivas para fomentar la memoria de imitación. A los niños les suele gustar cantar e imitar bailes y es una buena forma de desarrollar la memoria de los niños a la vez que se ejercita la capacidad lingüística.
Memoria autobiográfica.
A partir del segundo año el niño se vuelve protagonista de su propia historia y es capaz de empezar a relatar hechos o pequeños fragmentos de su experiencia vital. Es el momento ideal para comunicarnos con nuestro hijo y fomentar el lenguaje intentando que nos cuente cosas de su día a día. También podemos hablarle de cosas que hayan vivido, de familiares que no vean todos los días o de épocas del año. Se trata de que el niño vaya adquiriendo nociones de la vida y empiece a relacionar las distintas vivencias que se van dando en su vida. Estas charlas le ayudan a tener recuerdos propios y a tratar de recordar cosas que han vivido.
- Puedes hacer un álbum de fotos de personas y aprovechar estas fotos para hablar de situaciones o de personas. Es una forma de alimentar la memoria visual y de ayudarle a recordar cosas.
- La música también ayuda a los niños a ejercitar la memoria auditiva. Ponle canciones que te gusten a ti, y si podéis cantarlas juntos, mucho mejor, el niño disfrutará y es una buena forma de fomentar la memoria y el sentido musical.
Memoria a largo plazo.
Los primeros años frecuentemente se olvidan, pero se encuentran en el inconsciente. Para fomentar este tipo de memoria puedes usar:
- La repetición. Es la forma más común de fijar la memoria, de hecho, a base de repetir se aprenden la mayoría de las cosas. No te extrañe que el niño te pida una y otra vez la misma cosa y no se canse de repetirla, es la forma que tiene de memorizarla y guardarla en su memoria a largo plazo. Cuentos que se sabe de memoria, películas que ve una y otra vez, canciones, juegos… la repetición es básica para ejercitar la memoria.
- Las rutinas. Las rutinas ayudan a estimular la memoria. Los niños se sienten más cómodos si saben que va a pasar a continuación. Usar los mismos rituales todos los días hace que el mundo sea más previsible, ordenado y fácil para el niño, a la vez que les ayuda a establecer la memoria a largo plazo.
