Bebés: cultivar la paciencia desde los primeros meses
Bajar el ritmo y aprender a esperar
¡Bendita paciencia! Vivimos en una sociedad repleta de estímulos, donde la inmediatez está claramente cada vez más presente en nuestro día a día. Sin embargo, el exceso de estímulos podemos combatirlo trabajando la paciencia. Tomar conciencia de la necesidad de saber esperar y fomentar este valor con pequeños juegos es clave para que los niños sean pacientes y se desarrollen fuertes y seguros. La paciencia es uno de los valores claves que mediante juegos y trucos se trabajan también en las escuelas infantiles, pero desde casa también puedes hacerlo. ¿Te animas a bajar el ritmo?
Gracias a la paciencia desarrollamos la atención
Las prisas, el exceso de actividades y la sobreinformación hace que cada día sea más complicado echar el freno y reflexionar sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea. El uso del móvil, la facilidad para entrar en las redes o en internet y obtener lo que no sabemos no favorece la espera, el pensamiento, el razonamiento y la investigación profunda. Sin embargo, trabajar la paciencia es clave porque nos ayuda a prestar atención y ser conscientes de las cosas, además juega un papel muy importante en el desarrollo y la futura felicidad de nuestros hijos. ¿Merece la pena trabajar para tener más paciencia?
Acostumbrarnos a esperar y aguantar los berrinches
Cada vez estamos más acostumbrados a la gratificación inmediata, bien sea un deseo, un premio o un entretenimiento. Si algo no nos satisface en poco tiempo, pasamos a otra cosa. Este comportamiento poco a poco va calando en todos los tramos de edad y con los niños se ve en forma de insistencia o de berrinches en los más pequeños. Pero si no entrenamos la paciencia, la exigencia es cada vez mayor y luego nos encontramos con problemas más adelante. Por eso, es fundamental jugar con ellos para que aprendan a esperar y enseñarles poco a poco la importancia de la paciencia.
¿Por qué es importante tener paciencia?
La paciencia es clave para controlar la frustración y es uno de los pilares de la felicidad. La paciencia nos hace resilientes, nos ayuda a adaptarnos a los sinsabores de la vida de una forma más positiva. Se puede decir que la paciencia es todo lo contrario al estrés, la ansiedad y las prisas. Así, cuanto más pacientes seamos menos nos afectarán los estímulos externos y seremos más positivos con las situaciones que nos toque vivir. Gracias a la paciencia podemos escuchar, atender y analizar las situaciones de forma más constructiva. Por el contrario, conseguir gratificaciones de forma inmediata para evitar la frustración consigue el efecto contrario, ya que contribuye a sufrir ansiedad y/o estrés.
Por todo ello, debemos enseñar a los niños desde que son pequeños a manejar la frustración y a resolver las incomodidades a base de esfuerzo. Eso sí, poniendo pequeñas metas que se puedan cumplir. Se trata de posponer el premio, no eliminarlo y que los berrinches no son en sí mismos una forma de conseguir aquello que quieren.
Cómo fomentar la paciencia
Te mostramos algunos trucos y juegos para enseñar al niño a tolerar la frustración. ¡Toma nota!
- Trabaja un poco la espera y no des al niño las cosas inmediatamente. Lo que muchos padres hacemos es incluso adelantarnos a sus necesidades, ofreciendo al bebé lo que creemos que necesita antes de que lo pida.
- Aguanta tu incomodidad ante el llanto de los niños. Si tú vives con angustia que llore le estarás enseñando a que frustrarse es angustioso.
- Enseña a los niños a sentir agradecimiento por las pequeñas cosas de la vida. Aprender a hacer una lectura positiva de las cosas que nos pasan en el día a día, incluso cuando son malas. Habla con ellos por la noche y recalca todas las cosas que han pasado por el día desde una óptica positiva. Es un entrenamiento ideal para sobrellevar las situaciones vitales.
- Muéstrale la importancia de disfrutar de las cosas cotidianas: un paseo por el campo, respirar en plena naturaleza y prioriza los juegos que no se resuelven inmediatamente como puzles, construcciones tipo lego… además, evita en todo lo posible las pantallas, sobre todo los primeros años.
- Según vayan creciendo elige juegos donde haya que respetar los turnos: juegos de cartas, de mesa o cooperativos. Hay muchos ejemplos, lo importante es escoger aquellos que estén adaptados a su edad.
- Sé un ejemplo para ellos. Reflexiona sobre cómo te comportas tú, si vas todo el día con prisas y si exiges que las cosas se hagan inmediatamente o si llevas un ritmo sosegado. La paciencia es una tarea pendiente para todos. Así que, si no es tu punto fuerte, aprende a bajar el ritmo de las órdenes y a pedir de forma tranquila aquellas cosas que son necesarias.