Confianza y amor: claves para tener una buena autoestima
Tener una buena imagen de uno mismo para enfrentarse a desafíos con tranquilidad
La autoestima es uno de los pilares más importantes en el desarrollo emocional y social de los niños. Se llama autoestima a la percepción que tienen de sí mismos, como se valoran y cuánto confían en sus habilidades. Si los niños crecen con una autoestima alta podrán enfrentarse a desafíos con tranquilidad, relacionarse sanamente con los demás y tener una imagen positiva de sí mismos. Te contamos cómo fomentar la autoestima en los niños, qué sucede cuando un niño tiene baja autoestima y consejos para que los niños crezcan con un amor propio saludable desde la infancia.
Cómo nos vemos afecta a nuestras acciones
La autoestima se basa en el autoconcepto que cada persona tiene de sí mismo. Es decir, de una imagen mental que formamos sobre nosotros mismos y que incluye tanto nuestras características físicas como psicológicas. A medida que vamos creciendo y tenemos experiencias, nuestro autoconcepto se va modificando, ya que la autoestima parte de la valoración emocional que hacemos de lo que somos y, sobre todo, de cómo nos vemos. Así, si tenemos una autoestima saludable, nos evaluamos desde el afecto y el autocuidado.
Los niños necesitan sentirse queridos y valorados
En los primeros años, la autoestima de los niños depende en gran parte de las relaciones afectivas con los padres o cuidadores de referencia. Que los niños se sientan queridos, seguros, valorados… es clave para que crezcan con una autoestima saludable.
Los niños necesitan sentirse importantes y valorados. El amor y la aceptación que reciben les permite tener una buena imagen de sí mismos. La autoestima, además, se fortalece cuando los niños prueban sus habilidades y reciben aprobación y se sienten seguros para explorar el entorno.
Claves para identificar la baja autoestima
Existen algunos síntomas que nos pueden indicar que el niño no está creciendo con una autoestima alta:
- Inseguridad. El niño se muestra reacio a enfrentarse a nuevos retos.
- Ausencia de regulación emocional: se produce cuando hay respuestas emocionales inadecuadas a las circunstancias. Los niños, además, tienen poca conciencia emocional y encuentran dificultades para identificar sus propias emociones.
- Su conducta es a menudo agresiva o demasiado tímida. Pueden tender al aislamiento social por el miedo al rechazo.
- Ante los errores tiende a engañar o a echar la culpa a los demás.
- Buscan constantemente la aprobación de los demás.
Así, crecer con alta o baja autoestima influye en el bienestar emocional de los niños y en su relación con los demás. Tener una buena comunicación con la escuela infantil es clave para detectar si un niño tiene o no baja autoestima y ayudarle a ponerle freno cuanto antes. Para ello, se puede trabajar desde distintos ángulos:
- Reforzar lo positivo. Recordar al niño cuáles son sus cualidades buenas y reconocer sus logros.
- Reforzar la autonomía y la responsabilidad. Los niños que asumen tareas apropiadas a su edad y su nivel de maduración aprenden que son capaces de hacer las cosas por sí mismos, lo que se traduce en satisfacción por conseguir logros.
- Crear un ambiente de afecto y seguridad. Los niños tienen que sentirse amados y aceptados tal y como son porque solo así aprenderán a aceptarse y respetarse.
- Hablar de las emociones. A través de cuentos y ejercicios se puede aprender a identificar las emociones y a comprenderlas. Hay que fomentar la expresión de los sentimientos de una forma sana y segura.
- Crear un ambiente de diálogo, donde los niños se sientan escuchados.
- Establecer límites claros y mantenerlos, de tal forma que el niño sepa qué puede y qué no puede hacer, pero desde la serenidad.
