Dibujo y niños: más que una forma de expresión
Los niños expresan emociones a través del dibujo
Algunos niños se pasan las horas muertas coloreando y dibujando, sobre todo en las épocas en las que hace más frío y priman las actividades en el interior. Los hay, incluso, que en otras épocas, utilizan toda clase de situaciones para pintar. Dibujar en la arena del parque o en la playa… existen multitud de lugares y situaciones en las que se puede desarrollar el gusto por la pintura. A menudo, los psicólogos utilizan los trazos de los niños para evaluar su estado anímico así como su desarrollo. Dibujar ayuda a los niños a expresar sentimientos y emociones internas, sobre todo cuando surge de forma espontánea. A medida que crecen y maduran, los dibujos se hacen más elaborados y detallistas, por lo que conviene que los niños tengan a su alcance los materiales necesarios para que este hecho se produzca.
Una actividad muy beneficiosa para su desarrollo personal
Estimularles para que dibujen es muy positivo, porque esta actividad ofrece grandes beneficios intelectuales, motores y emocionales, ya que les ayuda a desarrollar su personalidad. Mediante el dibujo los niños estimulan sus sentidos, se conectan con el mundo que les rodea y potencia su creatividad. Gracias al dibujo aumenta la coordinación ojo-mano, clave para mejorar la psicomotricidad fina y el desarrollo más tarde de la lectoescritura. Además, los niños que dibujan a menudo suelen tener una mayor concentración, además de trabajar la creatividad. En el plano de las emociones, les ayuda a canalizar lo que sienten de forma que pueden exteriorizarlas mediante el dibujo.
Dos años: el principio de una actividad que muestra algunos rasgos de su personalidad
Los primeros dibujos surgen entorno a los dos años de edad, empiezan con simples garabatos, ya que no tienen la suficiente madurez neurológica para hacer figuras más desarrolladas, como círculos o personas. Pero sobre los tres o cuatro años ya es capaz de dibujar formas geométricas sencillas. De este modo, se espera que un niño pueda dibujar una línea recta a los tres o cuatro años; un círculo hacia los cinco años; y un cuadrado, un rombo y una cruz alrededor de los seis años. Lo que permite intuir como es su desarrollo psicomotor. Además, el dibujo les permite aflorar su mundo emocional y afectivo. El dibujo es una actividad que permite transmitir emociones sin tener que ponerle palabras.
Algunos de los elementos en los que se fijan los expertos para ver el estado anímico de los niños son:
- El trazo, los niños que aprietan mucho suelen ser más enérgicos o estar más tensionados. Si son muy sensibles hacen líneas muy suaves así como los perfeccionistas suelen borrar más a menudo y sus trazos son más discontinuos.
- La técnica, a rasgos generales, cuanto más creativo sea un niño más colores y técnicas usará y sus dibujos tenderán menos a representar la realidad. En cambio los niños que son más reflexivos se ceñirán más a los dibujos realistas y que se parezcan lo más posible a cómo son realmente los objetos.
- El tamaño. A menudo, cuanto más grande sea aquello que dibujan más importancia tendrá. Sin embargo las omisiones inconscientes también nos dan una información valiosa sobre lo que sienten. Por ejemplo, puede ocurrir que un niño dibuje a su familia y “se olvide” de un hermano, lo que puede ser un síntoma de celos. En general, todo lo que sea desproporcionado debe ser objeto de atención. Si se dibuja a sí mismo muy pequeño puede ser un síntoma de timidez, pero también de baja autoestima.
- El lugar donde se realiza el dibujo. De forma general la parte superior de la hoja representa la cabeza, el intelecto y la parte inferior las necesidades físicas y materiales.
- El color. Los colores vivos como el rojo, naranja o amarillo hablan de un niño vital y dinámico. Los azules o verdes indican un niño de naturaleza tranquila y sensible.
- Lo que cuenta mientras dibujo. Muchas veces el niño se pone a hablar mientras dibuja y esta información es muy valiosa ya que expresa en ese momento lo que está sintiendo.
