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Dieta equilibrada: clave para rendir bien

Niño con una manzana en la mano en la escuela infantil

Alimentos para el desarrollo físico y emocional
Problemas de concentración, apatía, irritación… llevar una dieta desequilibrada provoca no pocos trastornos o dificultades. Los expertos señalan que tener una buena alimentación, mejora el ánimo, provoca bienestar e influye en el rendimiento escolar. En general, cuando los niños empiezan a ir a la escuela ponemos atención en seguir unos correctos hábitos de sueño y descanso y los padres se preocupan de que los niños coman; aunque en la escuela infantil es fácil hacer un seguimiento de lo que ingieren, ya que los centros publican en la plataforma Baby Control los menús y los educadores informan diariamente sobre lo que comen los niños a través de la agenda digital. Cuando llegamos a casa, debemos seguir atentos a su dieta, ya que no todos los alimentos nutren. El objetivo de alimentarse es llevar una alimentación equilibrada, que ayude al desarrollo físico y emocional de los niños.

Nutrientes clave para el desarrollo del cerebro
Durante el crecimiento, el cerebro está en pleno desarrollo. El cerebro es un órgano compuesto por millones de células y billones de conexiones neuronales que dan respuesta a todos los retos diarios con los que nos enfrentamos. Comienza a formarse desde el embarazo, y hacia los 6 años de edad, habrá llegado al 90% de su crecimiento. Para ese desarrollo sin precedentes, una buena alimentación es fundamental, ya que los nutrientes de los alimentos influirán en la capacidad cognitiva: la atención, la memoria, la psicomotricidad y el estado de ánimo. Por esta razón, los expertos señalan la importancia en los primeros años de llevar una dieta equilibrada para crecer correctamente y porque si durante esta etapa se establecen hábitos saludables será luego más sencillo mantenerlos el resto de nuestra vida.

Los estudios llevados a cabo a este respecto han señalado que existe una amplia correlación entre una dieta equilibrada y un buen rendimiento escolar, además de influir en el estado de ánimo de las personas: la buena alimentación asocia a tener mejores relaciones con los padres y con los otros niños.

Qué necesitan los niños para crecer
No hay que olvidar que el cerebro en pleno desarrollo consume mucha energía, aproximadamente un 20% de la energía diaria de los niños, por lo que conviene poner especial hincapié en llevar una alimentación equilibrada. Se considera que una dieta debe contener fruta natural y verduras frescas de forma diaria. Consumir al menos una vez a la semana legumbres, pescados y frutos secos. Usar aceite de oliva virgen extra siempre que se pueda y beber agua como bebida principal.

 
Además, se debería incluir los siguientes tipos de alimentos:

  • Ácidos omega 3 y omega 6. De forma general, el pescado azul es rico en ácidos grasos omega 3 (DHA), indispensables para facilitar las conexiones nerviosas y relacionados con los procesos de aprendizaje y la memoria. Los ácidos omega 6 se suelen encontrar en aceites vegetales, nueces y semillas y son importantes para el funcionamiento de las células cerebrales.
  • Carbohidratos, fuente de energía. Son la gasolina que necesita el cerebro para funcionar bien. Los que realmente nos interesan son los llamados carbohidratos de absorción lenta: las versiones integrales de pastas, cereales, la patata… y evitar los refinados, que dan energía instantánea, pero cuyo efecto desaparece muy deprisa.
  • Plátano, piña, aguacate, ciruela… todas estas frutas son ricas en triptófano, un aminoácido esencial capaz de fabricar serotonina, la sustancia que nos provoca bienestar, ayuda a concentrarnos y favorece un buen estado de ánimo.
  • Colina, un nutriente para fortalecer las neuronas. La colina se encuentra en los huevos, frutos secos y leche.
  • Calcio, bueno para relajarse. El calcio influye en los impulsos nerviosos, por eso si nos falta estamos más cansados o bien al contrario, en la hiperactividad. Puedes encontrar calcio en las hortalizas de hoja verde, leche y nueces.
  • Las proteínas y el hierro, que ayudan a tener agilidad mental y al rendimiento intelectual. Las legumbres contienen proteína y hierro a la vez, por eso conviene tomar legumbres al menos una vez por semana.
  • Vitaminas y minerales de frutas y verduras para proteger al cerebro y que se mantenga en buena forma.
  • Por último, hidratarse con agua. La deshidratación provoca falta de atención, confusión y perjudica la actividad intelectual.
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