Disfrutar con los niños al aire libre, ¡una actividad con grandes beneficios!
El contacto con la naturaleza, clave para su desarrollo
Tras un largo periodo en el que los niños han estado en los hogares, sin apenas contacto con el exterior, y ahora que casi todas las provincias han pasado a la fase 3 y que hace buen tiempo es un momento idóneo para realizar salidas con los niños y si es cerca de la naturaleza, mejor. Pasar un día cualquiera en un espacio abierto tiene numerosas ventajas para los niños y para los padres. Independientemente del momento que nos ha tocado vivir, la realidad es que los niños pasan cada vez más tiempo en espacios cerrados y frente a las pantallas, lo que favorece el sedentarismo. Así, realizar actividades al aire libre es fundamental para el desarrollo de los niños.
Aire libre: muy positivo para el crecimiento de los pequeños
Te contamos cuáles son los beneficios más importantes de pasar tiempo con los niños en el exterior.
- Pasar tiempo al aire libre estimula la imaginación y la creatividad. Los niños que pasan más tiempo al aire libre organizan juegos más variados y creativos que los que permanecen en sitios cerrados. Si el niño no está acostumbrado puede ser que al principio se aburra o no sepa qué hacer, pero dejarle que busque alternativas por sí mismo es lo más adecuado.
- Estimula su desarrollo cognitivo. Jugar al aire libre mejora su desarrollo cognitivo, sus capacidades de observación e interpretar el entorno. Cuando el niño está en contacto con la naturaleza debe analizar el entorno, desarrollar sus propios juegos, tomar decisiones y resolver las dificultades con las que se encuentre.
- El contacto con la naturaleza hace que los niños estén más sanos. La falta de contacto con la naturaleza provoca que los niños sufran más procesos alérgicos que hace unos años. Los expertos señalan que jugar al aire libre fortalece el sistema inmunológico de los niños, lo que les hace más resistentes a alergias y a otras enfermedades. Además, al recibir la luz del sol, les llega la dosis necesaria de vitamina D. Ni que decir que el ocio activo reduce los riesgos de obesidad infantil. Los niños habituados a jugar en espacios abiertos son más ágiles y tienen una mayor coordinación.
- Un antídoto contra el estrés. Los estudios han demostrado que pasar tiempo al aire libre reducen los niveles de estrés y depresión. De hecho, lo contrario, pasar más tiempo delante de pantallas se relaciona con un mayor nivel de estrés. Además, al disfrutar más de la actividad física en el exterior los niños se cansan más y duermen mejor, lo que contribuye mucho a mejorar su estado emocional.
- Refuerza el vínculo entre padres e hijos. Para muchos niños jugar al aire libre supone toda una aventura. Descubren objetos, analizan el entorno, conocen nuevas texturas, olores… En ese descubrimiento, que pueden hacer solos, los padres podemos acompañarles y disfrutar de esta experiencia. La cercanía y los momentos compartidos en la naturaleza refuerza el vínculo y les llena de emoción.
- Adquieren hábitos saludables para toda la vida. Los niños que suelen pasar tiempo al aire libre tienen más posibilidades de incorporarlos a su vida para siempre. Y esto es clave porque los hábitos se conservan en todas las etapas de la vida. Los expertos señalan que los adolescentes que están tiempo al aire libre son más saludables, tienen más autoestima y establecen mejores relaciones sociales.
