¿Es bueno que los niños y los bebés anden descalzos?
Ante de empezar a andar: descalzos
A pesar de la innumerable información que tenemos los padres de hoy en día es frecuente ver a los bebés que aún no caminan con zapatitos. Por estética, costumbre o por miedo a que cojan frío, generalmente se calza a los niños desde los primeros meses de edad. Sin embargo, los expertos aconsejan que durante el primer año de vida los niños permanezcan descalzos. Hay que recordar que los pies del recién nacido poseen una almohadilla grasa en la planta que les confiere un aspecto gordito y aplanado y que desaparece en torno a los 12 meses de vida, cuando comienza a formarse el arco plantar y que coincide con los primeros pasos del bebé. Hasta entonces, el calzado es tan solo un adorno, no tiene una función práctica.
Muy saludable para la formación de los pies
Los beneficios de que los niños vayan descalzos son muchos. De hecho, es muy saludable para la formación de los pies. Los estudios realizados al efecto han demostrado que los beneficios no son solo físicos, sino también cerebrales y cognitivos. El estudio “Podología preventiva: niños descalzos igual a niños más inteligentes”, realizado por la Isabel Gentil, profesora de la Universidad Complutense señala que el hecho de calzar a los niños que no caminan les priva de información táctil y de un desarrollo más completo del sistema nervioso central. Cuando apoyamos el pie descalzo en distintas superficies (regulares e irregulares) contribuye al desarrollo muscular y a la una mayor percepción el movimiento y posición en el espacio, lo que contribuye a un mayor desarrollo cerebral.
Te contamos cuáles los mayores beneficios de andar descalzo y por qué deberíamos dejar a los niños sin zapatos hasta que empiecen a caminar:
- Favorece el desarrollo cerebral. Los pies tienen muchísimas terminaciones nerviosas, por lo que se convierte en un receptor de estímulos muy poderoso. En los primeros 8 meses, de hecho, los niños tiene mayor sensibilidad en los pies que en las manos. Por esta razón, es conveniente fomentar que los niños jueguen con los pies y que estén descalzos ya que de esta forma favorecemos que madure su sistema nervioso y por tanto su desarrollo intelectual.
- Estimula el sistema nervioso y les hace más conscientes de su propio cuerpo. Las terminaciones nerviosas que se tienen en la planta del pie hace que al andar descalzos se transmita información al cuerpo sobre el movimiento y el espacio. Las diferentes texturas, la temperatura, la superficie por la que se anda… todo ello estimula y favorece el aprendizaje sensorial de los niños.
- Fortalece las articulaciones y los músculos y mejora la postura. Gracias a andar descalzo se puede desarrollar el equilibrio. Andar descalzo hace que los pies se fortalezcan y también afecta positivamente a tobillos, piernas y rodillas. El cuerpo se hace más ágil y se previenen lesiones.
- Mejora la circulación de la sangre. Esto se debe a que a menudo los calcetines y el calzado oprime el pie y dificulta en ocasiones el flujo sanguíneo.
- Contribuye a un mejor desarrollo del arco plantar. Andar descalzo es un muy buen ejercicio para la formación del puente plantar y para evitar el pie plano.
- Permite una mayor conexión con el mundo natural. Despierta sus sentidos y promueve una mayor conexión con la naturaleza. Lo que afecta positivamente a su salud emocional.
Pese a todos estos beneficios, la realidad es que muchos niños crecen sin la posibilidad de este estímulo de los sentidos. La clave es favorecer espacios donde los niños puedan ir descalzos con seguridad y dejar que se descalcen de vez en cuando, siempre que la situación sea propicia y el niño lo demande, ya que los beneficios son sin duda numerosos.
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