Jugar al aire libre: un estímulo para su imaginación
Una hora al día para realizar actividades en el exterior
Pasar tiempo al aire libre y en contacto con la naturaleza aporta grandes beneficios para los niños y para los padres. Los niños, desde que nacen, necesitan salir al exterior al menos un rato cada día. Los expertos señalan que es una de las medidas más importantes para combatir el sedentarismo, una tendencia que se impone cada vez más en las sociedades modernas. Los videojuegos cada vez más atractivos, la falta de tiempo de los padres y, en ocasiones, la falta de zonas verdes hace que cada vez los niños pasen menos tiempo jugando en el exterior.
Jugar al aire libre aporta muchos beneficios. Estimula la creatividad infantil, fomenta la autonomía, es saludable, fomenta el vínculo entre padres e hijos, les permite socializar con otros niños y es un antídoto contar el estrés además de crear un hábito para realizar actividades físicas según van creciendo.
Juegos más creativos
Al jugar fuera de casa, sin que sea un juego dirigido, los niños por fuerza tienen que ser más creativos y variados. No hay nada que les guíe (como en un videojuego) y ellos mismos deben buscar la manera de divertirse.
Los juegos de exterior estimulan su curiosidad, lo que les beneficia psicológica y cognitivamente. A menudo, estas actividades les exigen pensar de forma creativa, les obliga a tomar decisiones y a resolver problemas. A diferencia de los juegos en espacios cerrados, donde el espacio reduce las posibilidades y más si el juego es dirigido, estar en contacto con la naturaleza hace que los niños amplíen su abanico de actividades y su único límite sea su imaginación. Además, las interacciones con otros niños son muy satisfactorias porque el entorno hace que los niños socialicen de forma más saludable.
Al aire libre desde que nacen
Los pediatras aconsejan que los niños salgan de paseo desde los primeros días. Salir de casa supone un estímulo para los pequeños. El paseo diario debe realizarse cuando son pequeños en las horas más cálidas si es en invierno y al contrario si es en verano, evitando las horas de más calor.
A pesar de vivir en uno de los países con más horas de sol de Europa cada vez la población tiene más déficit de vitamina D, necesaria para que los huesos asimilen el calcio que necesitan. Por ello, el niño debe recibir la luz del sol, aunque debemos tener especial cuidado ya que la piel de los bebés es muy sensible por lo que se deben evitar en verano la incidencia directa de los rayos de sol.
Fomenta la autonomía y evita el sobrepeso
Según los niños van creciendo está en nuestra mano fomentarle las actividades físicas activas. Así, estar al aire libre, el bebé podrá explorar y descubrir el entorno con los cinco sentidos. Los sonidos, los olores, las texturas ofrecen al bebé un estímulo y ayudará a su imaginación. De este modo el niño poco a poco desarrolla su autonomía.
Además, al jugar en espacios abiertos los niños hacen más ejercicio físico mientras se divierten. El exterior da más posibilidad de saltar, escalar, correr… y así gastan más energía. Este ejercicio ayuda a combatir el sobrepeso, un problema que afecta a cada vez más niños en España. La actividad física además es clave para tener un buen estado anímico, ya que relaja, reduce el estrés y les ayuda a descansar mejor por las noches.
Luchar contra el sedentarismo, un problema global
La falta de actividad física en niños es un problema de salud del mundo occidental. En España, el 70% de los niños y adolescentes no hace la cantidad mínima de ejercicio que recomienda la Organización Mundial de la Salud, unos sesenta minutos al día de actividad física intensa o moderada. Además, pasan una media de 200 minutos al día delante de las pantallas entre semana, cuando la misma organización señala un máximo de 120 minutos. Ante estos datos, pasar tiempo en familia al aire libre es una forma de evitar que los adolescentes se conviertan en sedentarios, ya que la familia es un ejemplo a seguir y cuando se fomentan las actividades activas es fácil que los niños las integren en su día a día.
Lo ideal sería combinar actividades en espacios interiores con actividades al aire libre donde los niños puedan desarrollar sus propios juegos, desarrollen su creatividad y se relacione con otros niños en un entorno saludable.
Volver