La importancia de comer en trona
Comer en familia: fuente de aprendizaje
A los bebés les suele gustar experimentar con la comida. Coger las cosas con sus deditos, llevarse las cosas a la boca y manejar la cuchara como pueden. Alrededor del año intentan perfeccionar este aprendizaje todo lo que pueden, con mayor o menor pericia. En este momento, cualquier orientación que reciban es positiva para su desarrollo.
Cuando los niños se sientan en la trona llegan a la mesa que comparten con los demás familiares lo que es, sin duda, una fuente constante de aprendizaje. El bebé puede llegar fácilmente a la comida y observar, en ese momento, qué comen los demás, cómo se utilizan los cubiertos, las normas que se siguen en la mesa… De esta forma, conocerá las normas que se rigen en las comidas y acabará comportándose como vosotros lo hacéis.
Sentirse como uno más en la familia
Pero además de estos aprendizajes conviene destacar también que permanecer en la trona hasta que termina el ritual de la comida le ofrece al bebé la sensación de que se trata de un acto importante dentro de la vida familiar, al que hay que dedicar tiempo y atención. Una enseñanza muy importante para que los niños comiencen a saber la importancia que tiene en nuestra vida seguir una alimentación y unos hábitos saludables en las comidas.
También, al compartir este acto con el resto de la familia, el bebé toma conciencia de que es parte integrante de la familia, lo que contribuye a reforzar su confianza y le hace sentir bien, más seguro y protegido.
Solo para momentos puntuales
Pero, pese a todos los beneficios expuestos no conviene abusar de mantener sentado a los niños. Recuerda que los niños necesitan moverse, gatear, experimentar… para desgastar energía. Por eso, la trona resulta muy beneficiosa en determinados momentos, como las comidas, o cuando estemos realizado alguna actividad que pueda entrañar peligro, ya que es una forma de tenerle “controlado”. En cualquier caso, si el niño comienza a mostrar signos de inquietud o empieza a llorar, es mejor buscar un sitio seguro a que le coja manía a este asiento que puede ser de gran utilidad para su desarrollo.
Claves para elegir una buena trona
En el mercado puedes encontrar una gran cantidad de tronas, las hay ergonómicas, plegables, de diseño… Pero para hacer una buena compra debes fijarte en:
- Seguridad. Comprueba antes de hacerte con una trona que los materiales con los que está construida son sólidos, que carece de bordes que puedan dañar o cortar al bebé y que no disponga de elementos pequeños que puedan soltarse. Además, la base debe ser ancha para que no pueda volcarse, y debe disponer de un sistema para bloquearse cuando esté abierta. Además, siempre que se siente a un niño debe colocarse el arnés de seguridad y ajustarlo a su medida, para que no pueda caerse en caso de que intente salir.
- Comodidad. La comodidad es, sin duda, otro de los aspectos a tener en cuenta. Para ello el asiento y el respaldo deben estar acolchados. Otros elementos que hacen que este asiento sea cómodo es que los reposabrazos no sean muy altos y que disponga de reposapiés.
Ten en cuenta, que si dispones de poco espacio para adquirir una trona clásica, siempre puedes hacerte con un modelo plegable, también existen tronas que se colocan sobre una silla normal a modo de alzador con arnés o incluso las hay sin patas, que se sujetan directamente a la mesa de comedor. Todas ellas son seguras y son una solución cuando la falta de espacio no te permite tener una trona convencional.
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