La importancia del proceso de adaptación a la escuela infantil
Un mar de emociones encontradas
Comienza un nuevo curso escolar y también un nuevo reto para los educadores en la escuela infantil o colegio, que tienen que lidiar con un estado de ánimo colectivo repleto de emociones. En pocos días se pasa de ver cómo el verano y la libertad de horarios y normas quedan atrás para dar paso a la vida normalizada de la escolarización. Se deben integrar nuevas obligaciones y hacerlo con templanza, paciencia y mucha empatía para sortear las múltiples emociones que inundarán las aulas estas primeras semanas.
Organización, pero también mucha psicología
Empezar un nuevo curso conlleva mucha organización, planificación y estrategias… pero también implica ser capaz de empatizar con familias y niños, que están viviendo su propio proceso de pensamientos y sentimientos encontrados. Si hay un momento clave en la que debe haber sintonía entre padres, dirección y comunidad educativa es en el proceso de adaptación al centro.
Un cambio importante que genera ansiedad
En las primeras semanas de colegio se debe convivir con un estado anímico muy común que inunda a todos los niños en mayor o menor medida, pero también a los padres: la ansiedad. Esto es debido a que nos enfrentamos a una situación desconocida y la incertidumbre y las dudas muchas veces llena las primeras visitas a la escuela infantil. Los niños porque cambian, muchas veces por primera vez, la cálida vida familiar por un ambiente desconocido. Los padres porque descubren en su interior las dudas o el miedo a haber dado el paso correcto. Los educadores, que deben lidiar con cada niño con su situación particular, y deben poner todo de su parte para que todos se encuentren bien en la escuela y puedan aprovechar cuanto antes todos los beneficios que supone acudir a un centro escolar.
Identificar los sentimientos es clave para la adaptación
Como educadores la primera consigna debería ser reconocer los sentimientos propios y ajenos y a partir de ahí trabajar por el bienestar de todos los implicados.
Te contamos qué tener en cuenta para que el proceso de adaptación sea un éxito:
- El primer objetivo es lograr el bienestar de los niños, para ello debemos estar atentos a sus necesidades. Cada niño lleva un proceso distinto y debe ser tratado de forma individualizada, teniendo el máximo contacto con la familia y haciendo un seguimiento de cómo le está afectando el proceso de adaptación, para que sea lo más tranquilo posible.
- Tenemos que tener en cuenta que el proceso de adaptación está muchas veces inundado por una marea de emociones, pero como adultos que somos es necesario que los educadores estemos serenos. Atender a las necesidades de los pequeños con calma, evitar poner freno a su malestar de forma rápida y dejarle que libere la tensión y el miedo de forma controlada, así se sentirá escuchado y atendido en sus necesidades.
- Cuídate a ti mismo. Respira cuando sea necesario y date tiempo para mostrarte ante el niño como la persona cariñosa y paciente que necesita. Escucha tu propio ritmo y frena cuando lo creas necesario. El bienestar del niño es lo más importante.
- Recuerda que la adaptación es del niño, él debe poner orden en su interior, pero para ello necesita un ambiente tranquilo y amigable.
- Haz un seguimiento individual de cada niño. Hay niños que lloran poco o expresan de otra manera su malestar. Hay que estar atento a las reacciones pasivas, que muchas veces dan información sobre el estado real del pequeño.
- No niegues sus sentimientos ni caigas en la sobreprotección. Los niños necesitan protección y seguridad, pero no sobreprotección. Busca la complicidad y el entendimiento y reacciona a su miedo con paciencia y tranquilidad.
