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Leer en papel: la mejor opción para los niños

Niño leyendo en el suelo con cajas de libros alrededor.
Leer en papel: lo que dice la ciencia

Leer en papel desde edades tempranas marca una diferencia profunda en el desarrollo educativo, emocional y físico de los niños. Los datos recientes muestran que los niños que crecen rodeados de libros y leen en papel con regularidad desarrollan con más facilidad el lenguaje oral, una comprensión lectora más profunda y una mayor capacidad de concentración. Leer en papel no es solo descifrar letras: es construir sentido, imaginar, conectar ideas. Y todo eso se asienta mejor cuando se hace sobre papel.

 

Pantalla vs papel en la infancia: ¿hay diferencia?

A lo largo de la última década, numerosos estudios han comparado la lectura en papel con la lectura en pantalla, y los resultados son consistentes: cuando se trata de comprender lo que se lee, especialmente en edades tempranas, el papel gana.

¿Por qué? Porque los libros impresos para niños ofrecen un entorno de lectura más estable y sin distracciones. La estructura física del libro (las páginas, el formato, el orden fijo) ayuda a los niños a crear un mapa mental del contenido. Además, la ausencia de estímulos interactivos favorece una atención más sostenida y profunda.

Cuando la lectura infantil se hace en pantallas, especialmente sin acompañamiento adulto, es más fácil que se distraigan, que pasen por alto detalles o que salten de una parte a otra sin comprender del todo el texto. La lectura digital tiende a ser más superficial y fragmentada, lo que afecta directamente al proceso de aprendizaje.

 

Comprender lo que se lee: el gran objetivo

Uno de los principales retos educativos en la infancia es lograr que los niños no solo aprendan a leer, sino que comprendan lo que leen. Es aquí donde leer en papel marca una diferencia significativa. La lectura en papel favorece la concentración, la secuenciación de ideas, la memorización y la reflexión. Son capacidades clave para un aprendizaje profundo y duradero.

A esto se suma la importancia de la interacción durante la lectura. Cuando un adulto lee en voz alta con un niño, se produce un intercambio natural de preguntas, comentarios, observaciones… que no solo enriquecen el vocabulario, sino que ayudan a construir significado. Esa conversación compartida alrededor de un libro es parte esencial del desarrollo lector.

 

Salud, descanso y bienestar: el papel también protege

Más allá del aprendizaje, leer en papel tiene beneficios directos sobre la salud y el bienestar infantil. Las pantallas emiten luz azul, que puede alterar el ritmo de sueño, especialmente si se usan por la noche. Además, el uso prolongado de dispositivos digitales se asocia a problemas visuales, fatiga ocular y menor calidad del descanso.

En cambio, el libro en papel invita a la calma, al silencio, al ritmo pausado. Es un objeto que no solo informa, sino que reconforta. El ritual de leer en voz alta antes de dormir, con un cuento entre las manos, crea una rutina emocionalmente segura y beneficiosa para el descanso infantil.

 

Leer en papel favorece la autonomía lectora

A medida que los niños crecen, el papel les ofrece un entorno más controlable y accesible. Pueden volver a una página, repasar una ilustración, recordar dónde se quedaron, tocar y manipular el libro con libertad. Esa experiencia física favorece su independencia y su motivación por leer.

En los libros impresos, los niños también aprenden a reconocer la estructura del texto: la portada, el título, el orden de las páginas, el inicio y el final. Estos elementos forman parte del aprendizaje de la lectoescritura, especialmente en los primeros años de escuela infantil.

 

Datos que invitan a reflexionar

El último Barómetro de Hábitos de Lectura revela que los índices de lectura en papel entre los más pequeños siguen siendo altos, pero también alerta sobre la introducción temprana de dispositivos en casa. Aunque puede parecer moderno y práctico, es importante tener en cuenta qué tipo de lectura estamos promoviendo.

Los expertos coinciden en que el papel sigue siendo el soporte más adecuado para iniciar y consolidar el hábito lector, especialmente en edades tempranas. Y no solo por cuestiones técnicas, sino por todo lo que conlleva: vínculo, presencia, enfoque, desarrollo madurativo.

 

Leer en papel es regalar tiempo de calidad

No se trata de elegir entre papel y pantalla como si fueran enemigos. La tecnología tiene su lugar y su momento. Pero en la etapa infantil, cuando el cerebro está en plena construcción, lo que los niños necesitan es presencia, lenguaje, relación, calma. Y todo eso, página a página, lo ofrece el libro impreso.

Leer en papel es más que una actividad educativa. Es un regalo de tiempo, de atención, de afecto. Es una forma de decirle al niño: “Estoy contigo, vamos a descubrir juntos”. Y en ese descubrimiento, además de aprender palabras, aprenderá a pensar, a emocionarse, a concentrarse, a imaginar.

 

El mejor legado lector comienza en papel

Si queremos niños curiosos, reflexivos, atentos y con gusto por aprender, los libros en papel son aliados insustituibles. No son un lujo ni una costumbre antigua: son una herramienta educativa de primer orden. Desde los cuentos para bebés hasta las primeras historias leídas en solitario, el papel acompaña, sostiene y da forma al pensamiento infantil.

En casa y en el aula de la escuela infantil, podemos seguir construyendo ese legado. Porque detrás de cada niño que ama los libros, hay un adulto que un día se sentó a leer en voz alta, con calma y con cariño. Y casi siempre, ese libro era de papel.

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