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Llantos nocturnos, ¿por qué se producen?

Bebé durmiendo apaciblemente

Algunos bebés están dormidos plácidamente y de repente empiezan a llorar desconsoladamente. Cuando los padres acuden, comprueban que el bebé sigue dormido. Este es uno de los trastornos del sueño comunes en la infancia, pero a pesar de afectar a la calidad del sueño del niño y de los padres, no es preocupante y suele desaparecer con el tiempo.

El sueño del bebe es una de las cuestiones que más preocupan a los padres y de los que más perturba la vida familiar por eso también es motivo de pregunta frecuente en las consultas de pediatría. De hecho, el sueño tiene un papel clave en el desarrollo infantil, en la conducta, en el rendimiento escolar (ya que favorece la atención y la memoria) y en su crecimiento. Según la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia, el tiempo ideal de sueño es aquel que permita realizar las actividades diarias con normalidad.

Las necesidades del sueño varían según la edad. Los recién nacidos duermen unas 16-18 horas. A los dos años, duermen un promedio de 13 horas y hasta los cinco, duermen unas 11 horas al día. De los 6-10 años, el promedio de sueño es de 10 horas al día. Por lo tanto, dormir menos de lo necesario puede alterar el ánimo de los pequeños, haciéndose más activos de lo habitual, mostrándose más irritables, y todo ello puede entorpecer su aprendizaje.

Si se sospecha que el niño tiene un trastorno del sueño, lo más recomendable es acudir al Centro de Atención Primaria y seguir las recomendaciones pediátricas. En todo caso se pueden establecer una serie de hábitos para mejorar la calidad del sueño del niño. Muchos de los trastornos del sueño desaparecen con la edad y no necesitan tratamiento, sin embargo, si los episodios son habituales, provocan que el niño esté somnoliento durante el día hay que consultar siempre con un profesional.

Cuando los niños son pequeños es normal que se despierten con frecuencia. Según una encuesta realizada por el equipo del pediatra Gonzalo Pin, director de la Unidad del Sueño en la Clínica Quirón de Valencia, un 53,3% de los bebés entre los 6 y 11 meses y un 46,6% de los niños entre uno y seis años se despiertan al menos tres noches a la semana. Estos despertares pueden ser leves, un simple gemido o sollozo, y forman parte del proceso de maduración del niño. En otros casos, el llanto es más persistente y prolongado y altera más al pequeño. En ambos casos, el niño no es consciente de ello y tras calmarle, sigue durmiendo plácidamente. Los especialistas señalan que estos son trastornos benignos y que lo más aconsejable es no despertar al pequeño, tan solo permanecer en silencio a su lado y esperar a que se calme.

 
El sueño es una conducta humana y como tal podemos aprender a dormir de una forma apropiada. Estos son las recomendaciones para tener una buena higiene del sueño:

  • Establecer un horario regular al acostarse. Si acostamos al niño más o menos todos los días a la misma hora será más fácil para él conciliar el sueño.
  • Hacer siempre lo mismo al acostar al niño. Establecer una rutina relajada y mantenerla en el tiempo. Es una forma sana y fácil de preparar al cuerpo y la mente para el sueño.
  • A partir del segundo semestre no se debe alimentar al niño por la noche, ya que si el niño está sano no lo necesita y este hábito puede entorpecer la calidad del sueño.
  • Procurar que el niño duerma en un ambiente tranquilo y relajado y, pasados los primeros meses, en su propia cuna. Para establecer una buena higiene del sueño, el niño tiene que aprender a dormir solo. Dejarle en la cuna cuando todavía no está dormido y enseñarle a que duerma solo es la mejor manera de prevenir problemas de sueño en la edad adulta.
  • Favorecer las siestas diurnas, para disminuir la profundidad del sueño nocturno. Al menos hasta los cuatro años, los expertos señalan que es importante mantener la siesta.
  • No perder la calma. Dormir requiere un aprendizaje, así que este se debe hacer de forma relajada. Si los padres se enfadan, el niño se agitará aún más.
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