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Mi bebé tiene gases: cómo ayudarle

Mamá con bebé encima de la cama

Los gases, un problema muy común en los primeros meses
Durante los primeros meses de vida del bebé, los gases pueden convertirse en una molestia habitual ya que, los niños, al no controlar bien la técnica de la succión, a menudo tragan mucho aire. Este aire se acumula en su interior y les provocan incomodidad, irritación y es frecuente que se desate el llanto. Esta situación puede dar lugar a que confundamos los gases con los temidos cólicos del bebé, pero son dos cosas distintas. Los cólicos se producen por contracciones dolorosas del abdomen que se producen durante los primeros tres meses y que suelen darse al atardecer y se prolongan unas dos horas. Durante ese tiempo el niño llora desconsoladamente. Para ayudarle, puedes colocarlo boca abajo sobre tu brazo, sujetando su cabeza con tu mano y mecerle para calmarle. Los gases no tienen hora, son molestias frecuentes y su atención requiere otros cuidados.

Distintos tipos de gases
Para entender mejor el problema de los gases debemos tener en cuenta que existen dos tipos de gases: los del estómago y los del intestino. Los primeros provienen del aire que el bebé ha ingerido durante las tomas o durante el llanto. El segundo suelen producirse por mala digestión o como consecuencia de una intolerancia alimentaria (como la lactosa). Para prevenirlos, se puede consultar al pediatra la introducción de una leche adaptada.

 
Consejos para evitarlos
Para evitar los gases provenientes del estómago hay que tener en cuenta que existen posiciones que favorecen su expulsión, debiendo elegir aquella en la que nuestro bebé los expulsa con mayor facilidad:

  • Sobre el pecho. Es la forma más común. El único problema es que el bebe puede vomitar un poco de leche. Para evitar mancharnos, podemos colocar una toalla sobre nuestro hombro.
  • Boca abajo, sobre el brazo del adulto. El propio peso del niño presiona su tripa y esto hace que la expulsión se produzca con facilidad. Recuerda que la cabeza siempre debe quedar más alta que el resto del cuerpo.
  • Sobre las piernas del adulto. La tripita del bebé queda presionada contra las piernas, facilitando el eructo.
  • Sentado. Se coloca al bebé sentado y se sostiene con una mano la barbilla y con la otra se dan golpecitos ligeros en la espalda.

 
Si el bebé, pese a ayudarle después de cada toma, muestra signos de estar molesto, también podemos aliviarle. ¿Cómo?

  • Recurre a hacerle un pequeño masaje haciendo pequeños círculos en su tripita en el sentido de las agujas del reloj.
  • Intenta que la tetina del biberón esté siempre repleta de leche y que el tamaño del orificio sea el indicado.
  • Puedes ayudarle si le acuestas boca arriba y le doblas las piernas sobre sí mismo, con suavidad. Flexiona y estira sus piernas varias veces. Verás cómo le calma.
  • El ejercicio de la bicicleta también suele resultar muy eficaz. Consiste en imita el pedaleo de una bicicleta con sus piernas.
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