Mi bebé ya está en el centro infantil. Y, ahora, ¿qué?
La separación de los hijos
Cuando el niño comienza a asistir a la Escuela Infantil o a la Guardería, algunos padres y madres experimentan un cambio en sus vidas al que deben adaptarse. Se trabaje fuera de casa o no, la separación de los padres con los bebés puede provocar sensaciones de soledad y tristeza, pero también es una oportunidad para recuperar el cuidado y atención a nosotros mismos que todos necesitamos.
La llegada de una nueva etapa
El principio de curso representa para muchos padres y niños la primera separación real. Es un momento muy importante para la familia, porque supone el principio de una nueva etapa, tanto para los padres como para los niños. La entrada en el Colegio, Escuela Infantil o Guardería de los niños supone siempre un periodo de adaptación, al que todos deben acostumbrarse. Según los expertos se producen no solo cambios de rutinas y hábitos, sino también cambios en el estadio madurativo y en el nivel de exigencias que se tendrán con los niños.
La adaptación del niño dependerá, en gran parte, en el vínculo de apego que haya creado en el hogar. Los niños que han vivido un apego desde la seguridad, tienen más posibilidades de adaptarse mejor. Así mismo, la actitud de los padres, sobre todo cuando lo viven con seguridad y confianza, es fundamental para que el pequeño se encuentre pronto integrado en el centro.
La casa sin niños, un momento difícil
En algunas ocasiones, la separación es más dura para los padres que para los niños. Manejar los propios miedos y manejarlos es clave para vivir este momento con tranquilidad.
Aunque para muchos padres el comienzo del colegio coincide con la reincorporación al trabajo, esto no siempre es así. Muchas personas se quedan en casa, bien porque están desempleadas o porque han decidido dedicarle a la maternidad más tiempo. En estos casos, se producen situaciones que pueden producir soledad o desubicación. Antes las horas estaban siempre ocupadas y ahora se pasa mucho tiempo solo y se tiene un poco la sensación de no saber qué hacer. Se produce, de alguna forma, algo parecido al “síndrome del nido vacío”, una sensación de tristeza que algunos padres experimentan cuando los hijos abandonan el hogar.
La comunicación es la clave
Hablar con la pareja, los amigos o los familiares cercanos sobre la ansiedad que produce la separación es fundamental para aceptar estas emociones y poder superarlas.
Hay que tener en cuenta que este cambio es un logro evolutivo, supone el fin de una etapa para comenzar otra que puede ser muy satisfactoria. Además, la separación que se produce cuando los niños van a la escuela es limitada en el tiempo y al acabar podemos disfrutar con los niños de muchos momentos de calidad.
Además, la mejor manera de adaptarse a este cambio es buscar ocupaciones que nos motiven y nos permitan buscar ese espacio para nosotros que todos necesitamos y que nos hace felices. Es posible que ese tiempo se presente por primera vez en meses o años, de modo que es un momento único para averiguar que nos puede hacer felices en este momento, mientras los niños están en un centro bien cuidados y atendidos.
