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Niños: cómo actuar ante un golpe de calor

NIñas jugando con agua en un bareño a la sombra en verano

Niños y bebés: protégeles frente al calor
Las altas temperaturas ya están instaladas en nuestro país y por ellos hay que extremar las precauciones con un grupo de edad vulnerable al calor: los bebés y niños menores de cinco años. Te contamos cómo actuar ante un golpe de calor, cuales son los síntomas y las situaciones que pueden provocarlo y las medidas de prevención que puedes tomar para pasar un verano caluroso sin riesgos. ¡Toma nota!

Qué es un golpe de calor
El golpe de calor aparece cuando el cuerpo no es capaz de regular su propia temperatura y se bloquea, pudiendo llegar a provocar un resultado fatal. Las temperaturas elevadas y la humedad puede ser un riesgo si el niño está sin la protección e hidratación adecuadas. Los niños menores de cinco años son más sensibles a los cambios de temperatura. Sus características fisiológicas (tienen menor reservorio de agua y un aparato respiratorio en desarrollo) los hace más vulnerables, por lo que un sobrecalentamiento excesivo del cuerpo puede provocar que los órganos vitales no funcionen correctamente.

Cuáles son los síntomas
La Asociación Española de Pediatría señala que “mareos, vómitos, elevación de la temperatura corporal superior a 40 grados, dolor de cabeza y taquicardia” son las primeras manifestaciones que se presentan, pero también hay que estar atentos a otros síntomas como piel seca y muy caliente, fatiga, debilidad, respiración rápida y superficial o calambres musculares.

 
El golpe de calor es una urgencia médica extrema porque aparece en pocos minutos y hay que actuar de inmediato. Por eso, hay que llevar al niño a un hospital lo más rápido posible. Aun así, la AEP señala unas pautas de actuación ante un golpe de calor:

  • Aflojar su ropa y quitarle las prendas innecesarias.
  • Colocar al niño boca arriba a la sombra, en un lugar fresco y ventilado.
  • Colocar en la cabeza, cuello, nuca y pecho compresas de agua fría (no hielo) e ir sustituyéndolas cuando se calienten.
  • Si el niño está consciente y no vomita, ofrecerle agua a pequeños sorbos. Si no está consciente, llamar al 112 e iniciar la reanimación cardiopulmonar.
  • No sumergir al niño en agua helada ni hacer friegas con alcohol.
  • Cuando el niño se recupere, llevarle a un centro médico para que sea valorado por los especialistas.

 
Prevenir: la mejor medida
La prevención es clave para anticiparse y evitar que el niño sufra un golpe de calor. Los principales consejos para reduciré el riesgo al mínimo son:

  • Hidratación. Ofrecer agua frecuentemente a los niños. Además de beber, si hace mucho calor hay que refrescar al niño a menudo, sobre todo en la cabeza, nuca, muñecas, brazos… En el caso de los lactantes, ofrecerle el pecho a menudo.
  • Usa ropa adecuada. Vístele con ropas holgadas y colores claros. Los tejidos de algodón son los más adecuados. Además, no olvides los sombreros o gorros ligeros para proteger su cabeza del sol.
  • Cuidado con la actividad física intensa. Durante las horas de calor es conveniente que los juegos sean más tranquilos para evitar la deshidratación.
  • Refrescar. No exponer al niño a temperaturas muy elevadas, mantenerle en lugares frescos o sombreados, haciendo uso de los aparatos de refrigeración de los que dispongamos. Además, es aconsejable que se mojen o bañen con frecuencia.
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