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Niños: ¡Es la hora de dormir!

Niño durmiendo con osito sobre sábanas de estrellas azules

Dormir, fundamental para el bienestar de los niños
La hora de irse a dormir es un momento sensible en muchos hogares. Algunos niños intentan retrasar al máximo este momento y buscan cualquier excusa para no dejarse vencer en los brazos de Morfeo. Cuando esto pasa, los adultos tendemos a desesperarnos y a retrasar la hora de acostar a los niños, a pesar de que todos sabemos que dormir bien es fundamental para el bienestar de nuestros hijos y que afecta a su aprendizaje. Además, los expertos señalan que dormir lo suficiente es clave para tener buena salud.

 
Afecta al aprendizaje y al humor
La cantidad de horas que duerme un niño influye en su rendimiento escolar y en su humor. Además, dormir menos horas de las que se necesitan puede alterar la velocidad de crecimiento de los niños y provocar problemas de conducta. A pesar de la importancia del sueño en el desarrollo de los niños, los problemas del sueño son bastante comunes. Se estima que el 30% de la población infantil sufre alteraciones crónicas del sueño.

 
Para evitar que estas situaciones vayan a más, existen una serie de recomendaciones que podemos hacer en casa para que el niño se acueste pronto y descanse todo lo necesario:

  • Fijar una hora para irse a la cama. Hay que calcularla para que el niño duerma lo que necesita. Se calcula que un bebé necesita dormir alrededor de 16 horas al día. A medida que el niño crece esta cantidad se va reduciendo progresivamente. A los tres meses de vida, 15 horas diarias; al año 14; a los dos años 13; a los cinco 11 horas, a los 9 años, 10. La hora de acostarse debe ser más o menos siempre la misma, así el cuerpo se acostumbra a una rutina diaria. El fin de semana o en el verano podemos variarla un poco, pero no mucho. No debería haber más de una hora de diferencia entre unos días y otros.
  • Crear una rutina diaria antes de irse a dormir e intentar que todos los días sea igual. Puede ser baño, cena y cuento, por ejemplo. La clave es que sean actividades que inviten al relax y que les tranquilice para que cuando se vayan a la cama se encuentren relajados y preparados para dormir.
  • Enseñar al niño a dormir sin la presencia de un adulto. Dormir requiere un aprendizaje, que no consiste en dejarles llorar desconsoladamente ni acostarse con ellos para que estén tranquilos. Se deben fomentar las conductas que inciten a los niños a dormir solos. Calmándoles cuando no estén relajados, pero saliendo de la habitación antes de que concilien el sueño para que no se acostumbren a dormir en presencia de los padres.
  • No utilizar el momento de irse a dormir como un castigo. El niño debe asociar dormir a un acto placentero. Para ello es conveniente que el niño pase tiempo durante el día en su habitación y que esta tenga un ambiente relajado, con luz indirecta por la noche y con una cama confortable.
  • En cuanto al ejercicio físico, por un lado es bueno que el niño se acueste cuando esté cansado, pero la actividad física intensa en las últimas horas del día dificulta el sueño. Por lo tanto, es bueno que durante el día realice actividades físicas como correr, jugar al aire libre o saltar. Pero dos horas antes el niño debe ir preparándose para el momento de irse a dormir.
  • Cuidado con la alimentación. Esta también influye en la calidad del sueño. No conviene tomar bebidas con cafeína después del mediodía y evitar el exceso de azúcar al final del día.
  • Por último, evitar el uso de pantallas antes de irse a la cama. El uso de tabletas y ver dibujos en la televisión en las últimas horas del día no es apropiado. Por el contrario, leer o escuchar un cuento les prepara para dormir y contribuye a su relajación.
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