¡No quiero! Cómo sobrevivir a la etapa del NO
Entre los dos y los tres años muchos niños pasan por una etapa de rebeldía u obstinación caracterizada por negarse a hacer cualquier cosa que se les propone. Es una etapa considerada “normal” o evolutiva, es decir, forma parte del desarrollo y crecimiento de los niños. Mediante la negación los pequeños intentan reforzar su identidad y vivir de manera más autónoma. Pero, como padres, es una etapa complicada en la que lo importante es no perder la paciencia y ver la situación como lo que es, algo pasajero.
La etapa infantil del “no” coincide con el momento en que los pequeños comienzan a tener una mayor autonomía y mayor capacidad para explorar el mundo, el lenguaje del niño se encuentra en plena explosión y se está desarrollando el pensamiento simbólico… el niño por un lado quiere independizarse de sus padres, pero siente que los necesita material y emocionalmente. El niño en esta situación se opone muchas veces a todo, incluso a cosas que le gustaban o le agradaban en otro momento. Esto se debe a que está tomando conciencia de sí mismo y cree que para reafirmarse debe oponerse a todo, además, como todavía es muy egocéntrico y sus sentimientos priman sobre todo lo demás, se muestra incapaz de ceder.
Ante tanta negativa, ¿qué podemos hacer? Porque una cosa es que conozcas que existe esta etapa, o que la hayas vivido con sus hermanos mayores y otra es que cedas ante su mala conducta. Debe existir un equilibrio entre su libertad y las normas que debe seguir. Para que todo sea más fácil, lo mejor es ponerse de acuerdo con la pareja sobré cómo vais a actuar y dejarle ciertas normas claras, dejando claro lo que puede y lo que no puede hacer y mostrando satisfacción cuando haga bien las cosas.
Además, estas son las pautas que te pueden ayudar a sobrellevar esta etapa de forma más liviana:
- No enfadarse ni castigar. El niño no quiere sacarte de tus casillas, ni fastidiarte. Se comporta de esta manera sin casi darse cuenta, así que ármate de paciencia e intenta tomártelo con humor. Es el niño el que peor lo pasa en estas situaciones y él es la parte más desprotegida, si el niño no quiere hacer algo hay que intentar reconducir la situación sin hacer dramatismos y siendo estrictos cuando la situación lo requiere.
- Ofrecerle alternativas. Hay cuestiones en las que se le puede dejar decidir libremente. Por ejemplo, si tiene que merendar fruta se le puede dar a elegir entre dos opciones: ¿Qué te apetece plátano o pera?
- Ser firmes cuando es necesario. Pero hay asuntos que no son negociables, no puede cruzar la calle solo aunque se empeñe. Lo mejor para estas situaciones es evitar dar órdenes y guiarle de forma positiva siempre y cuando se pueda.
- Informar con antelación de lo que va a suceder. Se puede ir avisando con antelación de algo para evitar que se enfade o se niegue. “En cinco minutos vamos a cenar, tendrás que ir recogiendo tus juguetes”.
- Usar pequeños incentivos. Puedes decirle, por ejemplo: “Si terminas pronto de cenar tendremos tiempo de leer un cuento”.
- Señalarle las consecuencias. Si quiere hacer algo que no debe, en lugar de decirle que no puede, explicarle las consecuencias que tendría si lo hiciese, de esta forma puede quedar disuadido de hacerlo.
- Ser su ejemplo. Los niños aprenden de nosotros, así que en la medida de lo posible conviene no abusar del “no” y hablarle con dulzura. Su terquedad irá cediendo con el paso del tiempo y vendrán otras etapas más fáciles para la convivencia.
