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Papás felices, niños felices: las claves de una educación feliz

Papas jugando al fútbol con sus hijos en el campo

El secreto de la felicidad es uno de los más codiciados en la actualidad. Conla llegada de los hijos cambia la percepción de felicidad que tienen las familias por esta razón desde el nacimiento de los niños, los padres se centran en ofrecer la mayor alegría posible a sus vástagos. Los expertos en desarrollo infantil tratan de esclarecer cuáles son los puntos sensibles que deben trabajarse para que los niños sean felices, ya que si los pequeños son felices, el bienestar de toda la familia mejora. Además, a mayores dosis de felicidad más posibilidad de hacer personas equilibradas y sanas en el futuro.

Los psicólogos señalan que existen una serie de pautas claves para hacer que los niños se conviertan en personas felices y consideran que este tema es fundamental porque a menudo comprueban que los niños mimados se convierten en adolescentes aburridos, cínicos e infelices. Por lo tanto, no se trata de dar a los niños todo lo que quieren sino de prepararles para la sociedad que les acogerá el día de mañana. Una sociedad que es cada día más compleja y que está llena de retos a los que tendrán que hacer frente con las mejores herramientas posibles. Con paciencia y flexibilidad, cualquier padre puede establecer las bases para que el niño aprenda a disfrutar de la vida.

  • Fíjate en lo que quiere decir tu hijo. Conocer a tu hijo es una labor que requiere tiempo, paciencia y cierta dosis de madurez. El crecimiento es una labor dolorosa para los pequeños, que sufren muchas contradicciones, pero también muy enriquecedora. Si consigues distinguir defectos y virtudes, para alentarle en sus dificultades y alabarle sus virtudes, tendrás mucho camino andado. Lo fundamental es reconocer sus emociones y enseñarle a identificarlas, un aprendizaje fundamental para el desarrollo de su personalidad. Intenta estar pendiente de los cambios bruscos de carácter, estos pueden indicar algún problema o momento delicado del niño que requiera una atención especial.
  • Juega, juega y juega. No hay nada que haga más feliz a un niño que tú. Esta es la primera premisa que debes tener en cuenta si quieres que tu hijo sea feliz. Los niños, sobre todo los primeros años, necesitan más que ninguna otra cosa a sus padres. Pasar tiempo con ellos de calidad, relacionándote con ellos y compartiendo sus juegos les llena de alegría. Hay que tener en cuenta que no se considera juego las clases de música o el deporte estructurado, sino el juego libre.
  • Ayúdale a descubrir en qué es bueno. Los expertos señalan que las personas felices son frecuentemente aquellas que logran dominar una habilidad. No hay nada más satisfactorio que lograr algo que nos ha costado esfuerzo.

    La cultura del esfuerzo es fundamental para hacer de nosotros personas felices y en los niños ocurre de la misma manera. El sentimiento de satisfacción interior y de control logrado tras conocer a fondo una actividad o hecho determina en gran medida la felicidad adulta.

  • Mens sana in corpore sano. Una dieta adecuada, descanso y ejercicio físico moderado son tres pilares que construyen la felicidad de cualquier persona. Los niños no son una excepción. Fíjate en las necesidades de los más pequeños, ya que estas son clave en su cuerpo, ávido de desarrollarse y crecer. Ten en cuenta que no todos los niños son iguales y que estén bien descansados es fundamental para que el resto de su desarrollo físico y mental no se resienta. Los niños necesitan unas rutinas que garanticen correctamente su descanso, así como ciertas dosis de movimiento y una dieta sana y variada.
  • Deja que exprese sus sentimientos. Sentirse triste o enfadado son sentimientos normales y deben ser respetados. Se puede ser consolado, pero hay que dejar primero que el sentimiento fluya y después hay que identificarlo. Los niños deben aprender que en la vida a veces nos sentimos así y no debemos “salvarlos” de la desgracia, pues no deben recibir la impresión de que los sentimientos negativos son vergonzantes o malos. Intenta que el niño dé nombre a sus sentimientos para de estar forma comprenda mejor qué le pasa y llegue con la práctica a regularlos.
  • Permite que se enfrente a su propios problemas. Los padres no deben solucionar todos los problemas de sus hijos, los niños deben aprender a tolerar ciertas dosis de angustia y de incertidumbre. Aprender a sobrellevar la frustración, ya sea cuando el bebé tiene meses y trata de empezar a andar, o cuando empiezan a surgir sus primeros conflictos con iguales, es fundamental para adquirir madurez y crecer sano. La independencia y la confianza que da resolver con éxito los problemas por sí mismos es una enseñanza interior fundamental para su felicidad futura. Una buena forma de que los niños desarrollen sus cualidades es dejarlos jugar solos de10 a 15 minutos varias veces al día.
  • Recuerda que tú eres un modelo de conducta. En nuestras virtudes y en nuestros defectos los niños tienen en los padres un modelo a seguir. Ten en cuenta siempre esta premisa cuando trates de evitar un comportamiento negativo en tu hijo, fíjate en cómo resuelves tú tus propios problemas y cuál es tu reacción en los contratiempos que te ofrece la vida y compórtate de forma coherente en las peticiones que haces a tus hijos. Recuerda que un padre feliz transmite felicidad a su hijo, intenta disfrutar de las cosas pequeñas y siéntete agradecido con la vida, sin que esto signifique que debas esconder los sentimientos negativos.

Por mucho tiempo que dediques a los niños, intenta reservar un espacio en tu vida para disfrutar de ti y de tu pareja. La felicidad de ambos se traslada directamente al bienestar familiar.

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