¿Primeras vacaciones de tu bebé? Te contamos qué hacer
Adaptarse a su ritmo: esencial para disfrutar
Aunque puede parecer que el primer año de vida del bebé es complicado irse de vacaciones en familia, nada más lejos de la realidad. Los bebés, si todavía no han empezado a desplazarse, te los puedes llevar donde quieras con tranquilidad. Solo tienes que seguir una serie de consejos para que la experiencia sea buena para todos. ¡Toma nota!
Lo primero que hay que tener en cuenta es que los bebés no saben de estaciones, ni de vacaciones… por lo que si quieres que todo se desarrolle con tranquilidad intenta en la medida de lo posible seguir la rutina de comidas y respeta sus horas de sueño. De esta manera no estará irritable y podréis disfrutar de unas buenas vacaciones.
Por dónde empezar: el destino
Lo más conveniente es que este primer viaje no se encuentre muy lejos de tu hogar, por si hubiera que volver antes tiempo. Así que es preferible optar por destinos nacionales o al menos que se encuentren dentro de la Unión Europea.
Los bebés pueden viajar en avión desde los dos días de vida, aunque no es recomendable hacerlo antes de que haya cumplido una semana de vida. Si el vuelo es de larga duración, convendría esperar hasta las tres semanas. Para ir con ellos, deberás llevar el libro de familia.
Elige destinos que no estén muy masificados y donde el calor no sea extremo. Lo más cómodo es optar por alojamientos familiares y que dispongan de cocina, ya que facilita mucho el tema de la alimentación. Una vez elegido el alojamiento, no olvides avisar de la llegada porque muchos hoteles o apartamentos facilitan cunas, tronas, batidora para hacer sus purés…
¿Playa o montaña?
Cada sitio tiene sus peculiaridades. Hasta que el bebé haya cumplido los seis meses conviene no visitar la playa, sobre todo en las horas de más calor. Recuerda que durante estos meses no debemos ponerles protección solar.
Lo ideal es que el bebé esté protegido siempre que esté en el agua. Puedes usar un neopreno para mantener su temperatura corporal y llevarle en brazos o usar un chaleco salvavidas. Si ya se sienta, la mejor opción sin duda es una piscina hinchable, siempre con mucho cuidado y vigilado, ya que los niños se ahogan en una cantidad muy pequeña de agua.
En el caso de la montaña hay que extremar las precauciones si subimos a mucha altitud demasiado rápida, por peligro de otitis y hay que mantenerle lejos de los mosquitos. Una mosquitera o un insecticida de enchufe son las mejores formas de protegerlo ante estos molestos insectos. En zonas donde abunden, usa ropa que le tape las extremidades, colores claros y evita los perfumes o colonias, ya que atraen a los mosquitos.
El viaje: lo más importante es que sea seguro
Ya sea en coche o en cualquier otro medio, pon especial atención en su seguridad. En coche debe ser un sistema adaptado a su peso y edad.
Intenta viajar por la mañana temprano o en las últimas horas del día, para que el niño vaya durmiendo y aproveches las horas de menos calor.
En los desplazamientos a pie puedes optar por una mochila portabebés para alternarla con el cochecito. Son fáciles de transportar y son muy útiles en aeropuertos, estaciones… y en zonas difíciles de transitar. Usa ropa fresca y comprueba su nuca de vez en cuando para ver si está acalorado.
Por último; hacer la maleta
A la hora de hacer maleta piensa en la temperatura. Con el calor, muchas veces los bebés están solo con un pañal, por lo que no metas mucha ropa. Solo prendas frescas, preferentemente de algodón o lino.
Si es un destino de montaña, lleva algo de abrigo.
Por la noche opta por un pijama de verano y evita los bodis y la ropa ajustada, ya que dan mucho calor.
Recuerda que con las altas temperaturas son frecuentes las irritaciones y dermatitis en la zona del pañal. Así que déjale algún ratito sin pañal o cámbiale con frecuencia.
¿Imprescindibles? No olvides sus pañales, toallitas húmedas, chupete y algún juguete pequeño. Por último, lleva siempre crema para el pañal, termómetro, suero fisiológico y paracetamol o ibuprofeno.
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