Puzle: un juego ideal y que se adapta a todas las edades
Mucho más que un simple juguete
En una sociedad donde las pantallas cada vez juegan un papel más importante en el ocio de los niños, muchos padres y educadores echan la vista atrás buscando alternativas de entretenimiento menos digitales y más tradicionales: láminas para colorear, juegos de mesa… ¿Recuerdas haber pasado rato y rato buscando una pieza y lo feliz que te sentías cuando al fin la encontrabas? Los puzles son más que simples juguetes; son herramientas educativas muy potentes que fomentan el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños. Te contamos cuándo pueden empezar a utilizarse, por qué son beneficiosos y qué tipos de puzles son más apropiados para cada edad.
Un juego para cada edad
Los niños pueden comenzar a jugar con puzles desde muy pequeños. La dificultad, el tamaño de las piezas, el diseño y cantidad de las mismas determinarán si el juego está adaptado a su edad y desarrollo. Acertar en la elección del puzle es crucial para maximizar los beneficios del uso este tipo de juegos.
De 6 a 12 Meses. En este período, los bebés están desarrollando su capacidad de agarre y manipulación de objetos. Los puzles sencillos que solo contienen una pieza y un asa para colocar son ideales al igual que los encajables. Estos puzles ayudan a los bebés a mejorar su coordinación mano-ojo y a comenzar a comprender conceptos básicos de formas y tamaños.
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- Puzles de una sola pieza con asas: Estos puzles suelen tener piezas grandes y gruesas y tienen un asa grande para poder colocar. Los hay con formas geométricas: un círculo, un cuadrado… son los primeros puzles.
- Cubos apilables: Aunque no son puzles tradicionales, los cubos que se apilan ayudan a los bebés a desarrollar habilidades similares a las de los puzles, como la coordinación mano-ojo y el reconocimiento de formas.
De 12 a 24 Meses. A medida que los niños se acercan a su primer y segundo año de vida, pueden empezar a trabajar con puzles de varias piezas grandes y sencillas. Los puzles con piezas que representan objetos familiares, como animales o vehículos, son excelentes para esta edad. Estos puzles no solo ayudan a desarrollar habilidades motoras finas, sino que también introducen a los niños a la idea de asociación y reconocimiento de imágenes.
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- Puzles de varias piezas grandes: Suelen tener unas cuatro o cinco piezas. Lo ideal es que sean bloques de madera con piezas de formas que haya que encajar.
- Puzles de una sola pieza con agarre: Estos puzles suelen tener piezas grandes y gruesas y tienen un punto de agarre para poder colocar. Por ejemplo, un puzle de madera con piezas en forma de animales de granja donde cada pieza se coloca en un sitio predeterminado.
De 2 a 3 Años. En esta etapa, los niños pueden manejar puzles con un mayor número de piezas y formas más complejas. Los puzles de encaje, donde las piezas deben colocarse en espacios específicos, son muy beneficiosos. Estos puzles fomentan la resolución de problemas, la concentración y la paciencia, habilidades fundamentales para el aprendizaje futuro.
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- Puzles de encaje más complejos: Puzles con más piezas y formas más complejas. Por ejemplo, un puzle de las letras del alfabeto o números, donde los niños deben colocar cada letra o número en su espacio correspondiente.
- Puzles de imágenes: Puzles con imágenes grandes y llamativas que cuentan una historia o representan escenas cotidianas: una escena de una granja, donde los niños ensamblan piezas para completar la imagen completa.
De 3 a 6 Años. Escogeremos puzles con más piezas y más pequeñas, introduciendo temáticas más educativas.
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- Puzles de piezas pequeñas: Puzles con piezas más pequeñas y detalladas que requieren una mayor precisión. Un ejemplo podría ser un puzle de 24 o 48 piezas con una imagen de un paisaje o personajes de cuentos.
- Puzles educativos: Puzles que no solo son divertidos, sino también educativos. Por ejemplo, puzles del mapa del mundo donde los niños aprenden sobre geografía mientras ensamblan piezas de diferentes países y continentes.
Los puzles son herramientas versátiles y educativas que acompañan a los niños a lo largo de su desarrollo, desde los primeros meses de vida hasta la edad preescolar. A través de la manipulación de piezas, los niños mejoran sus habilidades motoras, cognitivas y sociales, mientras desarrollan la paciencia y la perseverancia. Elegir el tipo de puzle adecuado para cada edad es crucial para maximizar estos beneficios y asegurar una experiencia enriquecedora y divertida.
Con los puzles los niños mejoran la memoria y la concentración, mejoran su desarrollo motriz y les enseña a tener mayor autocontrol y reflexión, estimulando la relajación y el juego destinado a rebajar tensiones, lo que lo hace ideal para emplearlos en la recta final de día. Sin olvidar que, usados en grupo, fomentan la cooperación y el trabajo en equipo.
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