Rabietas: ¿es posible prevenirlas?
Una reacción emocional muy intensa
Alrededor de los dos años muchos niños empiezan a tener rabietas por situaciones que hasta ese momento no ocasionaban ningún problema: quiere ponerse una determinada camiseta, no quiere montar en el coche, se le antoja algo en una tienda… las rabietas son respuestas emocionales intensas frente a la frustración o malestar y son normales dentro del desarrollo de los niños.
Evitar situaciones que pueden generar un estallido
Evitar las rabietas es difícil, pero sí podemos minimizarlas. ¿Cómo? Primero intentando evitar situaciones en las que es fácil que se produzca un estallido: si el niño está muy cansado, tiene hambre o se siente incómodo con algo… son necesidades que deben ser atendidas. Además, cuando los niños tienen claras las normas, y estas son coherentes de tal manera que el niño sabe qué va a ocurrir es más complicado que la situación se desborde. Son los límites, necesarios e imprescindibles ya que generan orden, dan seguridad y les enseña a regularse por sí mismos.
Cómo actuar ante un berrinche
Una vez que aparece la rabieta, ¿qué hacemos? Mantener la calma es la mejor estrategia. Es común que los padres se sientan impotentes, rabiosos y culpables, lo que hace que se reaccione mal, pero esto no soluciona nada. Lo ideal: acompañar al pequeño, darle tiempo y abrazarlo cuando haya concluido la rabieta, dándole seguridad y cariño. Y, ¿qué no debemos hacer? Castigarle, gritarle o dejarle solo. En definitiva, para evitar que las rabietas se alarguen y la situación se tense en exceso los padres deben tener paciencia y comprender que el niño no tiene esa conducta porque quiere.
Para calmar a un niño no hay fórmulas mágicas y, luego, cada niño tiene su ritmo y sus tiempos. A veces, incluso lo que sirve para una situación o para un niño, no vale para otro. Algunos se calman solo con las palabras, otros necesitan el contacto físico, otros simplemente necesitan compañía y otros que los dejen un ratito a solas. Los expertos recomiendan empatizar con su emoción, transmitiéndole que vamos a ayudarle aunque no estemos de acuerdo en cómo expresa su malestar.
Cómo actuar ante una rabieta en un sitio público
Las rabietas pueden producirse en sitios públicos: en plena calle, en una tienda… son lugares en los que existen testigos del berrinche, lo que puede hacer que los padres se sientan incómodos, pasen vergüenza o no sepan reaccionar. Ante estas situaciones, hay que intentar ignorar el posible juicio social, no juzgarse a sí mismo e intentar estar tranquilos para reconducir la situación desde la calma.
Rutinas que ayudan a mantener las rabietas a raya
Las rutinas diarias son uno de los trucos más eficaces para evitar las rabietas. Las rutinas son esenciales en la crianza porque dan seguridad y orden. Además, los pediatras señalan que las hacen felices a los niños ya que les ayudan a crear hábitos y mantenerse tranquilos.
Lo mejor es plasmar gráficamente las rutinas diarias. En Internet existen multitud de ejemplos que nos pueden ayudar: por la mañana: levantarse, lavarse la cara, vestirse, desayunar… y, por la noche, la misma operación. Estos dos momentos son los más delicados para empezar y terminar el día correctamente. Dejar el dibujo en un lugar visible, para que el niño lo tenga presente y sea consciente del orden, le ayuda a visualizar lo que tiene por delante y el siguiente paso a dar. Además, pueden ir marcando las tareas realizadas cada día con adhesivos o con rotuladores. Desde los dos años y medio o tres se pueden usar y son eficaces para evitar berrinches innecesarios.
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