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Seguir las normas: juegos para aprender

Una niña sonriente sujeta su cesta de la colada

La etapa del no, clave para su desarrollo
Que los niños no sigan las órdenes que les damos es una situación frecuente que comienza alrededor de los 15 meses, cuando el niño busca independencia y comienza la etapa del no. Durante esta etapa no podemos decir que el niño sea desobediente, sino que está buscando mayor autonomía e independencia, y es saludable y bueno que pase esta fase. Por lo tanto, en esta edad debemos tener paciencia y comprender esta actitud, aunque poniendo los límites necesarios.

Desobediencia o falta de claridad en las normas
Sin embargo, cuando los niños van creciendo pueden volverse desobedientes: de una forma directa, expresando que no quieren hacer una determinada cosa o bien diciendo frases del tipo: ahora voy, luego lo hago… pero cuyo resultado es el mismo: no hacer lo que les pedimos. Ten en cuenta, que algunos factores pueden estar motivando que el niño no acate nuestras órdenes: el niño está distraído con otra actividad y no nos escucha; recibe más de una orden a la vez y no sabe cuál acatar; no comprende lo que le pedimos; está acostumbrado a que le hagan lo que pedimos si tarda mucho en hacerlo…

Seguir las normas: importante para la comunidad
Seguir las normas es un valor importante para vivir en comunidad y relacionarse con los demás. Es un valor básico para convivir en casa, pero también en el centro escolar o escuela infantil. Gracias a que seguimos unas normas podemos desarrollarnos con seguridad y armonía. Por esta razón, una buena forma de inculcar la obediencia es mediante los juegos, ya que es la mejor forma de que los niños integren estos valores sin darse cuenta, mientras se divierten y disfrutan.

 

Algunas actividades para inculcar la obediencia
Te contamos algunas actividades que puedes llevar a cabo en casa o en tu centro infantil y que ayudan a que los niños aprendan a obedecer:

  • Los cuentos. Son uno de los entretenimientos preferidos de los niños. Los pequeños adoran que les cuenten historias, y muchas de ellas, tienen como moraleja una enseñanza en valores; casi siempre más fácil de asumir que hablarles de un comportamiento directamente. Algunos son cuentos clásicos, como Caperucita Roja o Pinocho; pero hay muchísimos más. Basta con hacer una búsqueda rápida en un navegador y encontrarás muchos títulos sobre la importancia de la obediencia.
  • El juego del semáforo. Es un juego popular que se realiza al aire libre, ya que necesita un espacio más o menos amplio. Se juega de la siguiente manera: un adulto se coloca en un extremo y todos los niños en el otro, uno al lado del otro. El adulto es el que mandará sobre el semáforo. Cuando diga “verde”, los niños pueden avanzar; pero si dice “rojo”, deberán parar. Los que sigan andando se descalificarán. Gana el primer niño que llegue hasta el adulto.
  • El juego de la silla. También muy popular, se premia al niño que más rápido es al obedecer una indicación. Se forma un corro de sillas, con una menos del total de niños. Luego se pone música y los niños comienzan a dar vueltas alrededor de las mismas. Cuando la música para, los niños deben correr a sentarse. El último no encontrará asiento, pues hay uno menos, por lo que quedará descalificado. En la siguiente ronda, se quitará otra silla, para que siempre hay una de menos. El último en eliminarse es el ganador.
  • Canciones para tareas tediosas. Recoger los juguetes, ordenar la habitación… en la escuela infantil se usan muchas canciones para indicar a los niños la tarea que se va a realizar. Esto lo podemos aplicar también en casa, ya que todo con música se hace mejor y gracias a cantar las mismas canciones vinculadas a ciertas actividades, los niños aprenden pronto a llevarlas a cabo sin rechistar.
  • La tabla de puntos. Es un registro del comportamiento del niño para así ver la evolución de la obediencia. El éxito de la tabla es que se recompense al pequeño con algún premio que sea motivador: puede ser ver una película o unos dibujos, salir al parque… Usa una tabla con caritas sonrientes o tristes, de forma que todo sea muy visual y entendible para el niño.
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