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Verano: al rico helado

Niños pequeños comiendo sandía

Niños y bebés: sí, pero sin abusar
Durante el verano las rutinas se relajan. Este hecho, a priori positivo, por lo que supone de evitar las prisas y los madrugones, puede ser contraproducente en otros aspectos de la vida diaria, como la alimentación. La llegada del calor hace que los lineales del supermercado se llenen de productos que prometen refrescar y ayudar a pasar mejor las altas temperaturas. Son batidos, helados, zumos… que tienen un atractivo diseño pero que esconden una gran cantidad de azúcar que puede ser muy negativo para la salud de los niños.

Este verano, además, se da la circunstancia de que tras el confinamiento muchos niños y mayores han subido de peso y estos productos tienen un exceso de calorías que sin duda pueden contribuir al sobrepeso. La época estival es considerada por casi todos una época de disfrute y muchas veces esto va acompañado de “caprichos”; así, helados, batidos, granizados… están a la orden del día. Esto unido a un mayor sedentarismo, por tener muchas horas libres y el calor, que muchas veces no favorece la actividad física, hace que muchos niños aumenten de peso.

 
Opciones saludables para niños y bebés
Sin embargo, existen opciones más saludables, que podemos incorporar en verano sin riesgo para su salud. Disfrutar del verano incluye muchas actividades placenteras. Ir a la piscina, a la playa, al río. Dar paseos por sitios sombreados de montaña, visitar lugares o poblaciones. Las opciones son múltiples y debemos intentar no asociar el verano con la ingesta de productos poco saludables. Además, te ofrecemos alternativas que refrescan y son apropiadas para los más pequeños. ¡Toma nota!

  • Hazlo en casa. Hacer helados y batidos es una tarea sencilla que no te llevará mucho tiempo. Los moldes se venden en muchos establecimientos o supermercados y se pueden adaptar a nuestros gustos. Para batidos y granizados podemos recurrir a frutas de temporada y mezclarnos con leche u otras bebidas vegetales. De esta forma, nutren y evitamos el exceso de azúcar de los productos industriales.
  • Bebe agua. Es la bebida más hidratante y saludable. Acostumbrar a los niños a comer y cenar siempre con agua es clave para que tengan hábitos saludables. En cuanto a los refrescos, hay que evitarlos al máximo los primeros años, que son la base de una dieta saludable para el futuro. Tienen un exceso de azúcar muy negativo para los pequeños, además de otros ingredientes poco apropiados para ellos.
  • Apuesta por la fruta de temporada. El verano es una época cargada de una gran variedad de fruta. Melones, sandías, melocotones… Recuerda que es preferible que la fruta la tomen entera en lugar de trituradas o batidas. Aprender a comer fruta sin disfrazar su sabor con edulcorantes o azúcar es clave para que los niños tengan unos hábitos de alimentación saludables en la primera infancia. La fruta entera contiene fibra, por lo que les sacia a la vez que les refresca.
  • Acostumbrarle a comidas veraniegas. El gazpacho es uno de los platos estrellas del verano. Algunos padres dudan en ofrecérselo a los niños por su fuerte sabor. Sin embargo, muchos niños disfrutan desde pequeños de este tipo de cremas frías. Prescinde del ajo o añádele aguacate para suavizar su sabor. Y ten paciencia. Si consigues que la incorporen a su dieta, les estás ofreciendo un plato nutritivo y muy refrescante.
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