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Matemáticas desde la cuna: cómo estimular el pensamiento lógico de los bebés

Niño pequeño jugando a las tiendas con una caja registradora y monedas mientras aprende conceptos matemáticos y pensamiento lógico en la primera infancia

 

El poder del juego en la educación infantil

Las matemáticas en infantil no empiezan cuando un niño descubre los números escritos o resuelve sus primeras sumas. Mucho antes, desde que son bebés, los niños ya están construyendo la base del pensamiento lógico y desarrollando una intuición natural hacia patrones, cantidades y relaciones espaciales. La neurociencia lleva años demostrando que el cerebro infantil es un laboratorio activo: clasifica, compara, anticipa y organiza la información del entorno antes incluso de pronunciar sus primeras palabras.

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Infancia en movimiento: cómo evitar la obesidad desde los primeros años

Niños corriendo y jugando en un centro infantil que promueve hábitos saludables y actividad física para prevenir la obesidad desde los primeros años

 

Moverse: la gran defensa frente a la obesidad

Llega un momento en la vida de cada familia y de cada escuela infantil en el que surge la pregunta inevitable: ¿están nuestros niños moviéndose lo suficiente para crecer sanos? En un país donde la obesidad infantil se ha convertido en uno de los grandes desafíos de salud pública, comprender qué hay detrás de esta tendencia —y cómo frenarla— es una responsabilidad compartida.

En España, los estudios más recientes muestran que tres de cada cinco menores no alcanzan las recomendaciones mínimas de actividad física. Este déficit, sumado a un estilo de vida cada vez más sedentario, alimenta una realidad preocupante: muchos niños y niñas acumulan más grasa corporal, duermen peor y presentan más riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas en la adolescencia y adultez.

 

El impacto silencioso del sedentarismo

La falta de movimiento no solo se refleja en la báscula. Investigaciones nacionales e internacionales coinciden en que el sedentarismo deteriora la salud, la forma física y el desarrollo cognitivo, además de afectar al comportamiento y al descanso. En otras palabras: un niño que se mueve poco no solo tiene más riesgo de tener sobrepeso, sino también de rendir peor, concentrarse menos y relacionarse con más dificultad.

Aunque muchos de estos datos provienen de investigaciones con niños mayores, la evidencia muestra que los hábitos sedentarios empiezan mucho antes, incluso en la primera infancia. Entre los 1 y los 4 años, el cerebro, los músculos y la coordinación motora se desarrollan a una velocidad extraordinaria, y este proceso necesita movimiento constante. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud recomienda que los menores de 5 años pasen al menos 180 minutos activos al día, repartidos a lo largo de la jornada y adaptados a su nivel madurativo.

Por el contrario, la actividad física regular entre los 5 y 12 años actúa como un motor de desarrollo: fortalece huesos y músculos, favorece la coordinación motora, mejora el rendimiento escolar y potencia funciones cognitivas esenciales como la memoria y la atención.

 

¿Cuánto deberían moverse?

Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud son claras: mínimo una hora diaria de actividad física moderada o intensa, principalmente aeróbica. A ello se suman actividades vigorosas, al menos tres veces por semana, que involucren saltos, carreras cortas y cambios de dirección.

Sin embargo, para los más pequeños —los que asisten a escuelas infantiles entre 1 y 4 años— las cifras cambian. A estas edades no se habla de deportes ni de ejercicio reglado, sino de juego libre, desplazamientos, gateo, trepa, arrastres, carreras espontáneas y exploración del entorno. Cada minuto de movimiento cuenta, y la evidencia señala que cuanto más variado sea ese movimiento, mayor será el beneficio en términos de desarrollo motor y prevención del sobrepeso.

Aunque muchas familias creen que esto equivale a apuntar a los niños a deportes organizados, la realidad es más sencilla: jugar al aire libre, correr, trepar o montar en bici cuentan tanto como una clase de fútbol.

 

Los pasos del día sí importan

En los últimos años se ha puesto de moda contar pasos, pero ¿tiene sentido hacerlo en la infancia? Según diversos estudios recopilados por instituciones europeas y españolas, así como una revisión internacional de referencia, la cifra ideal para los menores estaría entre 11.000 y 15.000 pasos diarios, dependiendo de la edad y el sexo. No se trata de una regla matemática, pero sí de un indicador útil para medir si un niño está suficientemente activo.

Para los niños más pequeños, aunque no existe un consenso tan claro como para los mayores, varias investigaciones orientativas sitúan la referencia en entre 6.000 y 10.000 pasos diarios en edades de 1 a 4 años, entendiendo que parte de su actividad no consiste únicamente en caminar, sino en moverse de muchas formas distintas: trepar, empujar, transportar objetos, saltar, correr y jugar.

Un estudio reciente desarrollado por la Universidad de Castilla-La Mancha, comparando durante un curso escolar la actividad de más de 300 estudiantes de 10 a 12 años, confirma este enfoque. La investigación demostró que caminar más de 12.000 pasos al día ayuda a reducir grasa corporal, especialmente si estos pasos se dan durante los días de la semana, cuando la rutina escolar introduce más oportunidades de movimiento.

 

Cuando los datos hablan: así se mueven realmente los niños

Los menores registraron una media diaria de algo más de 10.800 pasos, una cifra insuficiente para alcanzar los niveles considerados saludables. Además, solo un tercio de los días cumplían las recomendaciones.

Aunque los datos del estudio se centraban en escolares de 10 a 12 años, las implicaciones ayudan a entender el punto débil en edades más tempranas: si un niño mayor ya se mueve poco, probablemente empezó a moverse poco desde la etapa infantil. La evidencia muestra que los hábitos de actividad física (o de sedentarismo) se consolidan muy pronto, incluso antes de los 3 años.

La brecha entre niños y niñas también fue significativa: los chicos dieron más pasos, mientras que las niñas mostraron un patrón más sedentario, una tendencia que diversos estudios ya habían observado y que se acentúa con la llegada de la adolescencia.

La diferencia entre semana y fin de semana fue otra señal de alarma. Los días laborables los niños se movían más, reforzando un mensaje crucial para las familias y los centros escolares: la escuela es un espacio esencial para garantizar hábitos activos por la presencia de recreos, educación física y actividades que implican movimiento.

 

El movimiento como herramienta de salud pública

Más allá de las cifras, el estudio dejó claro que existe una relación inversa entre el número de pasos y los parámetros de grasa corporal. Los menores que superaban la barrera de los 12.000 pasos presentaban menor circunferencia de cintura, menor índice de masa corporal y un porcentaje de grasa corporal más bajo.

Para los niños más pequeños, aunque no es realista exigir cifras exactas, sí es esencial garantizar que el día incluya una combinación de tiempo al aire libre, movimiento autónomo, juego simbólico activo y actividades que estimulen la coordinación gruesa. La prevención de la obesidad comienza muchísimo antes de lo que pensamos, y la etapa de 1 a 4 años es un momento clave para enseñar a los niños a moverse, explorar y disfrutar de su propio cuerpo.

 

La familia y la escuela: un tándem imprescindible

En la lucha contra la obesidad infantil, ninguno de los dos entornos —hogar y escuela— puede actuar solo. La promoción de estilos de vida saludables comienza en la familia, pero se refuerza y normaliza en el colegio. Ambos espacios deben enviar el mismo mensaje: moverse es parte del día, no una excepción.

Para los niños de 1 a 4 años, esto implica permitirles gatear, trepar, desplazarse libremente por el aula, jugar en patios bien diseñados, manipular objetos grandes, empujar carretillas o transportar materiales, actividades básicas para su desarrollo motor y emocional.

Ir caminando al colegio, subir escaleras en lugar de usar ascensores, jugar en el parque, montar en bici, saltar a la comba, bailar o participar en actividades deportivas son medidas cotidianas que, sumadas, marcan una diferencia enorme en la salud a largo plazo.

 

Herramientas sencillas que funcionan

Muchas familias encuentran útil ofrecer a sus hijos un podómetro o un reloj con registro de actividad. Estos dispositivos no deben verse como una forma de presión, sino como una herramienta educativa para que el niño descubra su propio nivel de movimiento. Convertir los pasos en un juego o en un reto positivo puede ser una excelente forma de motivación.

En niños de 1 a 4 años, el objetivo no es medir, sino favorecer el movimiento espontáneo: circuitos sencillos de equilibrio, colchonetas, rampas, objetos para empujar, zonas seguras de trepa o pequeños recorridos circulares dentro del aula o el patio. La actividad surge sola cuando el entorno lo permite.

Para los centros escolares, crear entornos que favorezcan el movimiento, patios activos y programas de juego cooperativo contribuye a elevar el nivel de actividad física sin necesidad de grandes cambios estructurales.

 

Un camino compartido hacia una infancia más saludable

La obesidad infantil es un problema complejo, que combina factores genéticos, ambientales, sociales y conductuales. Pero hay una parte del camino que sí depende de nosotros: crear oportunidades reales para que los niños se muevan más, jueguen más y pasen menos tiempo sentados.

La ciencia lo confirma: los niños activos no solo están más sanos, sino que crecen con más autoestima, mejor rendimiento escolar y mayor bienestar emocional. Ayudarlos a sumar pasos cada día es, en el fondo, ayudarles a sumar salud para toda la vida.

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Juego social: un pilar en la convivencia de las Escuelas Infantiles

Dos niños pequeños pintando con tizas en el suelo durante una actividad de juego social en una Escuela Infantil, fomentando la convivencia y el desarrollo emocional

 

El poder del juego social en el día a día de las escuelas

En las Escuelas Infantiles, buena parte de la convivencia escolar se construye en espacios que no siempre aparecen en el proyecto educativo: el patio, los rincones de juego, los tiempos entre actividad y actividad. En esos momentos, en interacciones aparentemente cotidianas, los niños practican las primeras formas de relación social, ponen a prueba sus habilidades emocionales y aprenden a convivir de manera real. Para los equipos directivos, comprender cómo se desarrolla ese juego compartido es esencial para gestionar el ambiente del centro y garantizar un clima educativo equilibrado y saludable.

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Reencontrarse como pareja tras la llegada de un hijo: cómo cuidar el vínculo

Pareja feliz y abrazada mirando al horizonte mientras fortalecen su vínculo después de convertirse en padres

 

El reencuentro tras ser padres, ¡es posible!

Convertirse en madre o padre cambia la vida por completo. No solo transforma rutinas y horarios: también reconfigura las emociones, el cuerpo y la relación de pareja. Aunque la llegada de un hijo es una experiencia profundamente enriquecedora, muchos padres reconocen que, con el paso del tiempo, el amor se ve envuelto en el cansancio, la falta de descanso y el torbellino de responsabilidades. Sin embargo, reconectar como pareja después de haber sido padres no solo es posible, sino saludable.

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El secreto de un cerebro sano en los primeros años: ciencia, afecto y juego

Bebé sonriente y feliz durante el juego, símbolo del desarrollo cerebral saludable en la primera infancia gracias al afecto y la estimulación temprana.

 

Cómo se construye un cerebro sano en la primera infancia

Durante los primeros seis años de vida, el cerebro infantil vive su etapa más vulnerable y, a la vez, más poderosa. Es un período en el que cada experiencia, cada estímulo y cada hábito cotidiano contribuyen a moldear estructuras que sostendrán la salud física, emocional y cognitiva de la persona adulta. Para familias, docentes y equipos educativos, comprender qué favorece —y qué perjudica— este proceso es clave para orientar su labor a fomentar los hábitos que mejoren el desarrollo infantil.

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Niños y auriculares: el riesgo silencioso que amenaza su audición

Niño usando auriculares y sonriendo mientras escucha música, símbolo del riesgo auditivo por el uso prolongado de cascos en la infancia

 

Auriculares infantiles y salud auditiva infantil: un binomio que necesita atención

Cada vez es más común ver a los niños pequeños con auriculares: escuchan canciones en la tablet, siguen un cuento o se concentran con música mientras dibujan. En apariencia, esta costumbre no parece peligrosa, pero lo cierto es que el oído infantil es un órgano delicado y en desarrollo, muy vulnerable al exceso de ruido. Un uso prolongado o a volumen elevado puede tener consecuencias que, en algunos casos, son irreversibles.

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Cómo ayudar a los niños a resolver los conflictos: el papel de las escuelas infantiles

Niño triste en la mesa de una escuela infantil durante un conflicto con sus compañeros

 

Los conflictos son parte de la educación

En las aulas de infantil, los conflictos entre niños son tan frecuentes como los juegos compartidos. Discusiones por un juguete, desacuerdos en un turno o diferencias en la manera de jugar son parte natural del aprendizaje social. Sin embargo, la manera en que los adultos —educadores y familias— los acompañan puede marcar una gran diferencia en el desarrollo emocional y social de los pequeños.

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Cinco juegos educativos y divertidos para bebés de 12 meses

Padre juega en el suelo con su bebé de 12 meses, estimulando su desarrollo con juegos educativos y divertidos

 

El juego como primer lenguaje
A los 12 meses, los bebés viven un momento apasionante: su cuerpo y su mente están preparados para conquistar el movimiento, la exploración y la comunicación. Empiezan a ponerse de pie, a intentar dar sus primeros pasos o, simplemente, o a disfrutar del gateo con una curiosidad imparable. En esta etapa, cada gesto, cada balbuceo y cada juego son aprendizajes en marcha.

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Bronquiolitis en otoño: lo que hay que saber para prevenir riesgos

Bebé usando aerosol para tratar la bronquiolitis y mejorar la respiración durante el otoño.

 
Bronquiolitis: la amenaza silenciosa del otoño para los bebés

Cuando los termómetros caen, los padres suelen prepararse abrigando a los bebés con abrigos, gorros o guantes. Pero hay un adversario poco visible que merece nuestra atención: la bronquiolitis. En España, esta infección respiratoria vuelve cada temporada con fuerza, especialmente entre los meses de noviembre y marzo, y su impacto es más alto de lo que muchos imaginan.

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Cinco errores frecuentes al educar a un niño y cómo afectan a su desarrollo

Padre sonriente con dos niños felices mostrando la importancia de la educación afectiva y coherente en el desarrollo infantil de 0 a 6 años.

 

Educar empieza en lo cotidiano

En la puerta de una escuela infantil, una madre se despide de su hijo intentando transmitir calma; el pequeño llora, la educadora lo acoge con un abrazo, y un padre que espera a su lado protesta con impaciencia para que le dejen pasar. En menos de un minuto se cruzan gestos, palabras y reacciones que el niño intentará comprender a su manera. Es en esas escenas cotidianas donde, sin darnos cuenta, se fraguan muchos de los errores que, con la mejor intención, cometen docentes y familias al educar a niños pequeños.

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Cuando las agujas asustan: cómo ayudar a tu hijo a superar el miedo

Niña pequeña se tapa los ojos con las manos mientras recibe una inyección, reflejando el miedo a las agujas en la infancia

El miedo en la primera infancia: una emoción normal

Las escenas se repiten en ambulatorios y hospitales: un niño con miedo a las agujas comienza a llorar, se agita, se aferra a sus padres y rechaza cualquier acercamiento del personal sanitario. La simple idea de un pinchazo provoca un miedo intenso que, a ojos de los adultos, puede parecer desproporcionado. Sin embargo, este temor tiene raíces profundas en la manera en que los niños de 0 a 6 años procesan las emociones y las experiencias nuevas.

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Actividades extraescolares: por qué fomentarlas desde la escuela

Niño disfrutando en una piscina de bolas durante actividades extraescolares en educación infantill

Un mundo de posibilidades para crecer jugando

Las actividades extraescolares han comenzado a proliferar cada vez a edades más tempranas y, ya desde bebés, se ofrecen talleres donde los pequeños exploran su primer contacto con la música, el deporte e incluso los idiomas. Aunque a primera vista pueda parecer temprano, cada vez más familias muestran interés en ampliar el abanico de experiencias de sus hijos fuera del horario lectivo. Y aquí la escuela infantil y el colegio juegan un papel decisivo: no solo como espacio donde se desarrollan estas propuestas, sino también como guía para orientar a las familias sobre qué actividades son realmente beneficiosas y cómo se deben adaptar a la edad de los más pequeños.

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Fruta fresca en la escuela: trucos para que llegue perfecta en la mochila

Tupper con frutas frescas y cortadas para que los niños las lleven al colegio en la mochila

Fruta fresca

Cómo llevarla al cole sin que pierda su frescura

La infancia es una etapa decisiva, donde se aprenden hábitos que acompañarán toda la vida. Entre ellos, la alimentación infantil saludable ocupa un lugar esencial. Apostar por el consumo de fruta en la escuela infantil no solo es una decisión nutricional, también es una inversión en bienestar que dejará huella en el futuro de los niños.

En las meriendas o a mitad de mañana son una opción saludable y llena de nutrientes. Sin embargo, el reto surge en la logística diaria: ¿cómo puedo preparar fruta cortada para el colegio sin que llegue blanda, oxidada o poco apetecible?  La buena noticia es que existen algunos trucos sencillos que facilitan la tarea tanto a familias como a educadores.

 

Tomar fruta: un hábito diario y educativo

Numerosos estudios sobre nutrición infantil confirman que el consumo diario de fruta fortalece el sistema inmunológico, regula la digestión y aporta energía de calidad. Además, crea un vínculo positivo con los alimentos naturales frente a los ultraprocesados, cada vez más presentes en el día a día de los niños.

En las escuelas infantiles, la fruta va más allá de la nutrición: se toca, se comparte, se explora. Cada pieza se convierte en un recurso pedagógico que enseña a comer de forma saludable y consciente. Preparar meriendas saludables para niños con fruta cortada para llevar al aula no es solo un gesto práctico, es también un acto educativo.

 

Trucos contra la oxidación: el gran desafío

Quien haya cortado una manzana o una pera sabe lo rápido que se oxidan. Aunque este cambio de color no afecta a la seguridad, sí puede hacer que los niños la rechacen. Para evitarlo:

  • Unas gotas de limón ralentizan el proceso gracias a la vitamina C.
  • Sumergir la fruta unos segundos en agua fría con sal y aclararla después ayuda a conservarla.
  • El agua con gas es otra alternativa que retrasa la oxidación sin alterar demasiado el sabor.

El recipiente también importa. Los tuppers herméticos de calidad reducen el contacto con el aire, y si la fruta se guarda en el frigorífico la noche anterior, llegará mucho más fresca a la hora del recreo.

 

Las frutas que mejor aguantan en la mochila

No todas las frutas reaccionan igual al corte o al paso del tiempo. Algunas, como las uvas, las mandarinas, los arándanos, las fresas o un plátano cortado al momento, se mantienen atractivas y fáciles de comer.

En cambio, frutas como la manzana o la pera se oxidan más rápido, mientras que el melón o la sandía suelen soltar demasiado líquido. Esto no significa descartarlas, sino planificar mejor cómo enviarlas para que conserven su frescura y sabor, garantizando así una alimentación en la infancia variada y equilibrada.

 

Más allá de lo fresco: alternativas seguras

La fruta fresca es siempre la mejor opción, pero en ocasiones las familias agradecen contar con alternativas. Entre ellas destacan:

  • Fruta deshidratada: orejones, pasas o chips de manzana, prácticas y fáciles de transportar, aunque más concentradas en azúcares naturales.
  • Fruta en conserva al natural: sin jarabes ni azúcares añadidos, puede ser una opción puntual, aunque pierde parte de la vitamina C durante el envasado.

Ambas opciones son prácticas, pero nunca sustituyen la experiencia sensorial y nutritiva de la fruta fresca, imprescindible para consolidar hábitos saludables en niños desde edades tempranas.

 

Pequeños consejos para grandes resultados

  • Involucrar a los niños en la preparación: dejar que ayuden a lavar la fruta o elegir qué piezas llevar refuerza su interés.
  • Jugar con los colores: mandarinas, naranjas, uvas moradas y fresas rojas crean un arcoíris atractivo en el tupper.
  • Usar recipientes divididos: así se pueden combinar frutas diferentes sin que se mezclen sabores ni texturas.
  • Adaptar la fruta a la edad: trozos pequeños y fáciles de masticar en las primeras etapas, frente a piezas más grandes cuando ya han adquirido más autonomía.

Estos pequeños gestos no solo facilitan la logística diaria, también contribuyen a que los niños desarrollen una relación positiva con los alimentos saludables.

 

Una inversión en salud y aprendizaje

Llevar fruta al colegio es mucho más que una cuestión práctica. Es enseñar a los niños que lo fresco y natural puede acompañarlos en cualquier momento del día. Es mostrarles que existen opciones variadas y divertidas para cuidarse desde pequeños.

Con planificación, creatividad y apoyo de las escuelas infantiles, la fruta deja de ser un reto logístico y se transforma en una aliada para la alimentación infantil saludable, la educación y la convivencia diaria de los niños.

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¿Preocupado porque tu hijo aún moja la cama?

Enuresis noctura

Enuresis nocturna, una mirada desde la salud infantil

El momento en que un niño deja atrás los pañales y controla por completo sus esfínteres es celebrado como un hito familiar. Sin embargo, no siempre ocurre de manera rápida ni lineal. En torno a los cinco o seis años, muchos padres se inquietan si sus hijos todavía mojan la cama por la noche. ¿Se trata de algo normal o es un signo de que existe un problema mayor?

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Diez juegos para estimular la memoria de los niños

Mano de un niño señalando una tarjeta de un juego de memory con cartas, actividad para desarrollar la memoria en la infancia

 

El juego, un gran aliado para fomentar habilidades

La memoria es como un cofre en el que los niños guardan sus primeras experiencias, aprendizajes y emociones. Desde los primeros años de vida, ese cofre comienza a llenarse de recuerdos que les ayudarán a comprender el mundo que los rodea. Y lo más interesante es que, en la etapa de educación infantil, ese cofre está abierto de par en par, esperando ser estimulado.

Recordar no significa solo repetir datos, sino crear conexiones. Cuando un niño logra recordar una canción, un gesto o un objeto, está construyendo las bases para el desarrollo cognitivo en niños. Y aquí aparece el gran aliado de la infancia: el juego.

 

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