En los primeros seis meses la vida del bebé ha evolucionado de forma vertiginosa. Desde su nacimiento, el niño ha duplicado el peso de su cerebro y el desarrollo de sus habilidades se encuentra en un punto crucial. Comienza a descubrir cosas y mediante el juego comienza a darse cuenta de todo lo que le rodea. Por eso, es común que en esta época un hecho que se produce en la mayoría de los bebés es cuando se le cae un objeto, y le llama la atención, a partir de ahí, repetirá incansablemente esta acción para conseguir el mismo sonido o movimiento que le llamó la atención. Está empezando a darse cuenta de que sus acciones tienen consecuencias y que tiene control sobre los objetos.
Además, durante esta época aumentan sus gestos, sonrisas y carcajadas. Es un momento clave para que el niño vaya adquiriendo habilidades importantes para su desarrollo y para ello conviene acompañar al bebé en este proceso con todo el amor y alegría posible para que el pequeño crezca sano y feliz. Hablar al bebé, de forma clara y afectuosa, también le ayudará a hablar antes y mejor y de esta forma irá poco a poco sustituyendo el lenguaje gestual por el verbal.
La llegada del año nuevo y la visita de Papá Noel y los Reyes Magos conlleva que los niños llenen sus vidas de ilusión y regalos. Una tradición extendida en la mayoría de los hogares españoles y que llena de alegría a niños y mayores, que ven como los primeros viven con intensidad estos días llenos de magia.
Los niños son quienes más disfrutan de la Navidad, y la noche de Reyes es para ellos el punto culminante. Sin embargo, y a pesar de la ilusión, no debemos convertir este día en una ocasión donde solo brillen los regalos. En nuestra mano está inculcarles el amor y la generosidad que suponen también estas fiestas y podemos animar a los niños a hacer sus propios obsequios, desprendiéndose de aquellos objetos con los que juegan menos para darlos a los más necesitados, o ayudarles para que hagan regalos manuales a las personas más queridas.
Uno de los problemas actuales de la educación es el elevado número de alumnos que abandonan su formación antes de tiempo. Tener éxito o no en la educación responde a una gran cantidad de variables donde las características personales de los niños tienen mucho que ver. Pero no sólo este factor influye. El informe PISA, una evaluación internacional que se realiza a los alumnos durante su vida académica, pone en evidencia que el contexto familiar tiene una gran importancia a la hora de pronosticar el éxito o el fracaso de los alumnos. Pero en este largo proceso que supone la formación de nuestros hijos, los padres en conjunto con la comunidad educativa, podemos ayudar mucho.
En la educación de los hijos es clave el clima familiar. Una buena comunicación con los hijos, donde los menores sientan que sus padres se preocupan por todos los aspectos de su vida, tanto personales como académicos, fomentar el hábito por la lectura o participar dentro de lo posible en actividades culturales son algunas de las claves que pueden usar los padres. Además, los expertos señalan tres pautas claves que pueden ayudar a los hijos a conseguir el éxito escolar:
El juego es una de las herramientas más poderosas de aprendizaje que poseen los niños para fijar el torrente de información que tienen que procesar en sus primeros años de vida. Conscientes de ello, desde las escuelas infantiles y guarderías, los profesores se ocupan de que cada actividad que se realice en el centro sea lúdica y consiga atraer a los más pequeños.
El juego potencia el desarrollo físico y psíquico de las personas, se puede decir que el desarrollo temprano de los niños se vertebra mediante el mismo. Es una actividad natural y espontánea a la que el niño dedica mucho tiempo y a través de él va desarrollando su personalidad y habilidades sociales, así como sus capacidades intelectuales y psicomotoras. Es la forma que tiene de experimentar situaciones que le enseñan a vivir en sociedad, a crecer y a madurar. En general, cualquier juego que presente nuevas exigencias al niño se puede considerar bueno para su aprendizaje, siempre y cuando se respeten una serie de pautas, tales como el respeto al compañero.
Jugar con plastilina es uno de esos juegos que les gusta prácticamente a todos los niños. La posibilidad de amasar libremente o cuando los niños son un poco más grandes de crear figuras es un juego muy completo, que ofrece a los más pequeños un sinfín de posibilidades.
Muchos padres suelen preguntarse a qué jugar con sus hijos pequeños y generalmente se recurre a salir de casa (ir al parque, a casa de unos amiguitos o a dar un paseo…) pero también hay muchos ratos para disfrutar de estar en casa y el modelado de plastilina es una opción de lo más recomendable ya que supone un gran número de beneficios para muchos desconocidos. Además, cuando la plastilina es casera se evitan riesgos de accidentes por ingestión, ya que al estar hecha de materiales naturales, no tóxicos, los niños no corren peligro si se la comen.