Pasar tiempo fuera de casa y estar en contacto con la naturaleza resulta muy beneficioso para el desarrollo de los más pequeños. Con la llegada del verano, siempre evitando las horas donde el calor es más intenso, es conveniente pasar el mayor tiempo posible al aire libre, de este modo, los pequeños adquieren conocimientos y habilidades que resultan fundamentales en su desarrollo cognitivo y emocional.
Disfrutar del juego al aire libre posee una gran cantidad de beneficios. Estimula su imaginación y su creatividad y hace que crezcan más saludables, ejercitando su cuerpo, fomentando su seguridad y confianza. Además, si jugamos con ellos estaremos fortaleciendo el vínculo paterno-filial, fundamental para sentar unas bases psicológicas saludables.
Cuando se tienen hijos una de las cosas que más cambia es la logística a la hora de planificar las vacaciones. Si antes estábamos acostumbrados a no preocuparnos demasiado por el lugar donde íbamos, o incluso lanzarnos a la aventura, en el momento en que tienes hijos es conveniente poner atención a los posibles imprevistos para evitar sorpresas desagradables. Si vamos a viajar en coche lo primero es tener en cuenta la seguridad, comprobar los asientos, que deben ser homologados y adaptados a la edad o peso de los pequeños y estar bien anclados a la carrocería. Además, llevar la documentación necesaria según el destino elegido, conviene llevar la tarjeta sanitaria por si tienen que ser atendidos donde vayáis y, como, no elegir cuidadosamente el destino. Si el niño es muy pequeño lo mejor es elegir un lugar dentro del territorio nacional y no excesivamente lejos por si fuera necesario volver antes de tiempo. Advertir de la edad de los niños al establecimiento donde os vais a hospedar es un trámite imprescindible para que no se produzcan hechos inesperados y disponer de aquello que podéis necesitar. Existen lugares preparados para bebés que facilitan cunas extra, tronas o incluso bañeras para los más pequeños.
Al nacer, un niño dispone de unos 100 millones de células en el cerebro. Durante los tres primeros años el cerebro no para de trabajar, estableciendo miles de conexiones entre las neuronas a través de pequeños impulsos eléctricos. La repetición de estos impulsos es lo que genera las conexiones y estas son fundamentales para la formación del cerebro. Cuanto más conexiones haga, mejor y más se desarrollará el cerebro del bebé. Es por esta razón por la que los expertos ponen un especial énfasis en la estimulación cerebral de 0 a 3 años. Se calcula que al finalizar esta etapa un bebé habrá formado alrededor de 1.000 trillones de conexiones. Todo lo que se estimule el cerebro a estas edades: cantar, hablar, leer, jugar, comer… ayudará a desarrollar su cerebro, aportándole experiencias y sensaciones en las que basará su aprendizaje futuro.
Durante el verano las rutinas cambian. Los padres no están tan pendientes del reloj y los ritmos se relajan. Despreocupados porque se acaban los madrugones, el reloj solar es el que indica cuando es el momento de irse a la cama. Sin embargo, durante esta época es importante también ejercer la siesta, ya que es muy beneficiosa para recuperar fuerzas y ayuda a que los niños estén más tranquilos y menos irritables.
Con la llegada de las altas temperaturas hay que tener especial cuidado con los niños y bebés ya que estos son uno de los grupos que más sufren el golpe de calor. El golpe de calor se produce cuando el cuerpo no es capaz de regular su propia temperatura y entra en un colapso que puede incluso llegar a ser mortal. Seguir unos sencillos consejos es clave para conseguir que el niño se encuentre en todo momento hidratado. Hay que tener en cuenta que los niños deben beber agua con regularidad, aunque no sientan sed, ya que la hidratación es el primer paso y el más importante para evitar sufrir un golpe de calor.
Los bebés y los niños menores de seis años es uno de los colectivos que más sufre deshidratación, este hecho se produce porque su sistema de autorregulación térmica aún no está completamente desarrollado y porque los bebés no saben pedir agua.
La alergia es una reacción del sistema inmunitario a una sustancia que se encuentra en el ambiente y que se conoce como alérgeno. Al entrar en contacto con la sustancia que provoca alergia, el niño comienza a experimentar síntomas: tos seca, estornudos, picores, mucosidad… Los alérgenos irritan su organismo y según el grado de alergia y la exposición a las sustancias que lo provocan los síntomas pueden ser leves o graves, continuos o por temporadas. En algunos casos se puede producir un shock anafiláctico, una emergencia médica que requiere la intervención inmediata ya que incluye dificultad para tragar y respirar y que puede provocar serios daños e incluso la muerte.
Según los estudios epidemiológicos llevados a cabo en España, el polen es el causante de la mayor parte de alergias respiratorias y la mitad de las rinitis alérgicas. Las gramíneas son las más alérgenas, siempre que nos encontremos en una zona de gran presencia. Además, los alimentos, los medicamentos, los insectos, los ácaros del polvo, el moho y la caspa de los animales pueden provocar alergia. Los síntomas pueden ser respiratorios, producirse en la piel (ej. Eczema) o en el estómago.
Lo que una persona piensa de sí misma y cómo se valora se conoce como autoestima y esta se va construyendo a lo largo de los años a través de las experiencias y relaciones que el niño establece con los demás.
La Asociación Española de Pediatría afirma que los niños que tienen alta autoestima, se sienten bien consigo mismos, aprenden a diferenciar las cosas que hacen bien de las que hacen mal. La autoestima es fundamental para establecer relaciones entre iguales, para participar en actividades y afrontar retos. Los niños que tienen una elevada autoestima son, por lo general, más responsables, más autosuficientes, tienen más empatía (capacidad para ponerse en el lugar del otro) y más asertividad (capacidad de defender sus propios derechos respetando a los demás y sin dejarse manipular por los demás).
Ser bilingüe es la capacidad que tienen algunas personas para comunicarse indistintamente en dos idiomas. Se considera que para ser nativo en una lengua es necesario que al menos un 20% de la comunicación diaria tenga lugar en ese idioma. Los estímulos en la lengua que se usa de forma minoritaria deben ser lo más personales e interactivos posibles para lograr que el niño adquiera el bilingüismo de forma natural. Cuanto antes empecemos con el proceso, mejor, para aprovechar la plasticidad del cerebro en los primeros años, además, cuanto antes nos expongamos al segundo idioma mejor para captar y poder reproducir los sonidos propios de cada idioma que se adquieren de forma adecuada en los primeros años de vida.
Consumir frutas desde los primeros años es fundamental para el adecuado desarrollo de los pequeños, además, es una manera de adquirir buenos hábitos alimenticios que deberán mantenerlos a lo largo de su vida. Sin embargo, muchas veces se nos olvida que deben consumirlas a diario. Para que los niños cojan el hábito es fundamental que des ejemplo. Si ellos ven que en casa que todos comen fruta, les costará menos habituarse a ella, también conviene aprovechar el consumo para explicarles los beneficios que tienen (“para crecer, estar fuerte, sentirse bien…”). Incluirlos en la compra de las frutas y en su preparación hace que sea más sencillo que las acepten. Además, intenta tener un frutero en casa con la fruta visible y cuando tengan hambre ofréceles una pieza. Pero, ¿por qué las frutas son tan importantes?
Los conflictos son problemas o dificultades que surgen con nosotros mismos y con los demás. Generan incomodidad, pero forman parte de las relaciones humanas. A menudo los conflictos surgen por diferencia de intereses de las partes, pero hay que tener en cuenta que por muy desagradables que sean son una oportunidad de afianzar la relación con el otro y de ganar confianza.
Los conflictos en la infancia forman parte del desarrollo normal de los pequeños, pero en esta etapa la personalidad del niño está en plena formación y esto dificulta la resolución de los conflictos. Con un poco de paciencia y una buena estrategia es posible resolver las disputas de forma apropiada. En cuanto a los conflictos con los hijos, padres y niños tienen a menudo ritmos e intereses distintos, por lo que no faltarán ocasiones para vivir discusiones. Cómo afrontarlas es básico para que se resuelvan de una manera satisfactoria para todos.
Mostrar a los niños lo que está bien y lo que está mal es quizá uno de los principales retos educativos a los que se enfrentan padres y educadores en los primeros años. Habrá que adaptar las normas dependiendo de la edad de los niños, ya que no podemos esperar lo mismo de un bebé de un año que de un niño de cuatro y no sirve de nada acelerar el proceso natural del desarrollo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las normas son necesarias. Los niños necesitan autoridad para crecer felices y seguros. Por supuesto, que el ambiente familiar es el lugar más seguro que tienen los niños para empezar a cumplir las normas y transgredirlas, ya que luego este aprendizaje se trasladará a todos los lugares: el colegio, el parque…
Desde que nacen, los bebes necesitan ayuda para expulsar los gases correctamente. Los bebés tragan aire al alimentarse, sobre todo, si lo hacen con biberón. Aunque es una tarea simple, algunos bebés tienen muchas molestias, por lo que no está demás conocer las posiciones más adecuadas y algunos ejercicios para favorecer la digestión de los más pequeños.
El Ministerio de Sanidad en su Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria define las pesadillas de los bebés como “ensoñaciones aterradoras que en general provocan que el niño se despierte”. Esta situación empieza a producirse alrededor de los tres años y suelen ocurrir con más frecuencia entre los seis y los diez años. A partir de dicha edad la incidencia suele reducirse de manera progresiva.
Inculcar el amor por la música a los niños, desde que son bebés, es muy beneficioso para ellos. La música ayuda a desarrollar las habilidades cognitivas y motoras, potenciando la coordinación y el ritmo, mejora el aprendizaje de la lectura y la concentración e incrementa la creatividad de los niños.
Desde los primeros meses, la música estimula a los pequeños. Los sonidos le llaman la atención e intentan reproducirlos, ya que aprenden pronto que es una forma de expresión y comunicación con los demás. Hacer instrumentos que les ayuden a hacer música es una buena forma de estimularlos y empezar a educar el gusto musical.
En el mercado existen una gran cantidad de dispositivos de seguridad para proteger a los bebés y niños pequeños. Sobre todo, desde que el bebé empieza a gatear, alrededor de los ocho meses, hay que extremar los cuidados. Sin embargo, la mayoría de accidentes domésticos se pueden evitar si se toman algunas precauciones. Para crear un entorno seguro, te mostramos algunas soluciones que puedes encontrar en el mercado.