Los niños empiezan a realizar trazos y garabatos desde que son muy pequeños. A menudo comienzan a dibujar cosas que son importantes para ellos: su mascota, a sí mismos o a su familia o algún personaje de sus dibujos favoritos. Los primeros años están llenos de estos simples dibujos, que poco a poco y con el paso del tiempo se irán perfeccionando. Algunas técnicas adaptadas a su edad, así como aplicaciones o sencillos vídeos son herramientas útiles para que los niños adquieran destreza en el arte de dibujar.
Despertar el interés por la lectura
La edad a la que los niños deben aprenden a leer ha sido siempre un tema que genera debate. En algunos países no se comienza con este aprendizaje hasta los 7 años, mientras que en España, adelantamos esta edad al primer curso de primaria, pero se trabaja la lectoescritura desde los primeros años. Sin embargo, más importante que la fecha en la que los niños deben aprender a leer es despertar el interés de los niños por la lectura, y esto se puede hacer desde que los niños son bebés.
Reciclar, una responsabilidad con el medio ambiente
Aprender a reciclar los residuos que producimos es una responsabilidad que todos los habitantes tenemos con nuestro planeta. Reciclando, los niños aprenden a tener conciencia del valor de las cosas y de la importancia que tiene cuidarlas y conservarlas. Transmitir este hábito a los niños es fundamental para que respeten la naturaleza desde pequeños. Además, fabricar juguetes con materiales reciclados muestra a los niños el valor de realizar las cosas con sus propias manos a la vez que les ayuda a descubrir las propiedades de los distintos objetos y materiales. Los expertos aseguran que crear objetos con las manos estimula la imaginación y el pensamiento abstracto de los más pequeños.
Leer, cantar, jugar, hablar, comer… todas las actividades que se hacen con los bebés les ayudan a desarrollar su cerebro. Exponerles a experimentar sensaciones, a través del tacto, los sonidos o la vista, provocan que su cerebro se ponga a trabajar y les motiva a descubrir un mundo que cada día les parece más interesante.
Cuando nacemos tenemos aproximadamente 100 millones de células. Durante los tres primeros años el cerebro está en plena ebullición y establece miles de conexiones entre sus neuronas. La estimulación consigue que estas conexiones aumenten y con ellas el cerebro se desarrolla más y mejor. Por eso, se pone mucho hincapié en estimular a los niños en los primeros tres años de vida, ya que a finales de este periodo el bebé habrá conseguido formar unos 1.000 trillones de conexiones. La imaginación es una herramienta clave para la estimulación del cerebro.
El pasado 31 de agosto, el diario El Mundo en su tirada nacional, publicó una entrevista con el Director de Baby Control, Francisco Javier Ramo, en la que señalaba cómo la plataforma de comunicación Baby Control se ha convertido en líder indiscutible en el sector tecnológico en las Escuelas Infantiles y Colegios con área de infantil.
El periodo de adaptación es para todos
Cuando los niños son pequeños el inicio del curso escolar es un momento de tensiones. El periodo de adaptación afecta a todos, a las familias en primer lugar, porque se unen los nervios de los niños que se enfrentan a un nuevo lugar con los de los padres, que a menudo se muestran inseguros o culpables cuando dejan a los niños llorando en las puertas del centro infantil. Entonces, son los educadores los que toman su relevo, convirtiendo poco a poco la escuela en un lugar de disfrute y aprendizaje para los más pequeños.
Estamos a punto de comenzar un nuevo curso, para muchos será el primero de su joven vida y padres y niños tendrán que adaptarse a un nuevo periodo escolar. La vuelta a las rutinas, a unos horarios marcados y a unas normas concretas es fundamental para que los niños vivan este nuevo espacio de tiempo con seguridad. Te ofrecemos una serie de consejos para hacer la vuelta al cole más fácil.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señala que el juego constituye “la razón de ser de la infancia”. El juego tiene una función clave cuando somos pequeños, ya que a través de él se articula el aprendizaje. A través del juego, se estimula al niño y gracias a la experimentación, los pequeños van aprendiendo como funciona todo lo que le rodea.
El juego, por tanto, siempre es educativo, ya que les enseña a conocerse y a desarrollar su personalidad, además de fomentar áreas como la motricidad, la creatividad y la sociabilidad.
Una actividad para disfrutar
Los niños disfrutan bailando. Desde pequeños, los niños se sienten atraídos por la música de forma innata y sin que nos demos cuenta muchos descubrimos como comienzan a balancearse rítmicamente al son de las canciones que escuchan. Los niños, desde bebés, experimentan el mundo a través de su cuerpo y el movimiento. La música es una compañera ideal para experimentar sensaciones placenteras y tiene grandes beneficios: desde su contribución a mejorar el estado físico y la motricidad gruesa, tener un mejor estado anímico, aumentar la concentración, la autoestima y el desarrollo del oído musical.
Convertirse en cuentacuentos para fomentar la lectura
Desde los primeros meses de vida se puede fomentar el amor por los libros. El niño llega a los cuentos a través del juego, compartiendo con los adultos unos placenteros momentos que les divierten. A través de la entonación, la gesticulación, la repetición y la rima, los adultos se convierten en cuentacuentos y fomentan que los pequeños comiencen a interesarse por los libros. Contando cuentos potenciamos la atención de los niños, lo que les provocará enormes beneficios intelectuales y emocionales. Además, dejarles manipular libros es clave para que comiencen a mostrar interés por la lectura y desarrolle su psicomotricidad gruesa.
Educación emocional: cada vez más presente en las escuelas
Aunque esto no ha sido siempre así, en los últimos años hay una corriente que señala la importancia de educar las emociones para lograr estar más satisfechos con nosotros mismos y que seamos más felices. Esto ha calado también en las escuelas, donde cada vez más centros dan importancia a la educación emocional, gracias a la aparición de varios estudios científicos que han señalado que el éxito de las personas no depende tanto de su capacidad intelectual (referida a la educación académica) sino también a factores emocionales y sociales que juegan un papel fundamental a la hora de ganarse de vida. ¿Quién no conoce a ese amigo de la infancia que sacaba notas bastante regulares y ha conseguido un gran éxito laboral?
Compartir no es una cualidad innata, sino que se aprende
“Cada vez que un amiguito viene a casa, mi hijo no quiere que los demás jueguen con sus juguetes”. Muchos padres viven con inquietud cuando su hijo no está dispuesto a compartir sus cosas con otros niños. Quieren que el niño aprenda a vivir en comunidad y a no ser un egoísta. Sin embargo, durante los primeros años, todos los niños pasan por una etapa de egocentrismo, en la que creen que todo lo que hay alrededor les pertenece. Compartir no es una cualidad innata en el ser humano sino una actitud que se aprende cuando el niño comienza a jugar con otros niños y que forma parte del desarrollo psíquico de los pequeños. Es una actitud de lo que se denomina como conciencia moral que incluye la idea de cómo nos gustaría ser.
El sentido del oído, el primero que se desarrolla
Los estudios científicos realizados hasta la fecha han señalado que los bebés son capaces de sentir el ritmo de la música incluso antes de nacer, pues el sentido del oído es el primero que se desarrolla. El feto puede percibir sonidos como la respiración, los latidos del corazón o la reverberación de la voz materna desde los cuatro meses de gestación, así tras el nacimiento el bebé continúa desarrollando su oído y percibiendo el mundo también a través de este poderoso sentido.
Jugar y compartir tiempo con los niños es una de las actividades más placenteras que pueden experimentar los padres con los hijos. Además, si en el tiempo que les dedicamos hacemos alguna manualidad, el beneficio para los niños será enorme. Los expertos aseguran que realizar actividades plásticas hace que los niños desarrollen su creatividad, psicomotricidad fina y organización, además, ayudan a fortalecer los lazos entre padres e hijos.
Una apuesta para fomentar el aprendizaje
Desde el año 2012, cuando el Parlamento Europeo solicitó que la práctica de ajedrez se incorporase como asignatura en los colegios de primaria, la práctica de ajedrez no ha dejado de crecer. La razón no es otra que la multitud de beneficios que ofrece el aprendizaje de este deporte.