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Alergia primaveral: cómo reconocerla

Niña con pañuelo en la nariz rodeada de flores

La alergia es una reacción del sistema inmunitario a una sustancia que se encuentra en el ambiente y que se conoce como alérgeno. Al entrar en contacto con la sustancia que provoca alergia, el niño comienza a experimentar síntomas: tos seca, estornudos, picores, mucosidad… Los alérgenos irritan su organismo y según el grado de alergia y la exposición a las sustancias que lo provocan los síntomas pueden ser leves o graves, continuos o por temporadas. En algunos casos se puede producir un shock anafiláctico, una emergencia médica que requiere la intervención inmediata ya que incluye dificultad para tragar y respirar y que puede provocar serios daños e incluso la muerte.

Según los estudios epidemiológicos llevados a cabo en España, el polen es el causante de la mayor parte de alergias respiratorias y la mitad de las rinitis alérgicas. Las gramíneas son las más alérgenas, siempre que nos encontremos en una zona de gran presencia. Además, los alimentos, los medicamentos, los insectos, los ácaros del polvo, el moho y la caspa de los animales pueden provocar alergia. Los síntomas pueden ser respiratorios, producirse en la piel (ej. Eczema) o en el estómago.

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Cómo ayudar al bebé a expulsar los gases

Mamá da palmaditas en la espalda de su bebé

Desde que nacen, los bebes necesitan ayuda para expulsar los gases correctamente. Los bebés tragan aire al alimentarse, sobre todo, si lo hacen con biberón. Aunque es una tarea simple, algunos bebés tienen muchas molestias, por lo que no está demás conocer las posiciones más adecuadas y algunos ejercicios para favorecer la digestión de los más pequeños.

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Higiene: la mejor prevención contra la gastroenteritis

Niña alegre se lava las manos

Dolor abdominal, fiebre, diarrea… la gastroenteritis aguda es una de las enfermedades más comunes en la infancia. Su causa suele ser vírica y se contagia con facilidad, por esta razón los expertos aseguran que lavarse las manos con frecuencia es una de las medidas higiénicas más efectivas para evitar la propagación del virus.

La gastroenteritis provoca una inflamación del estómago y los intestinos y suele ir acompañada por vómitos, diarrea, fiebre y escalofríos. Aparece de forma brusca y su duración puede variar, pudiendo llegar hasta las dos semanas. La consecuencia más grave esta enfermedad es la deshidratación del niño: que se produce cuando se pierden más líquidos de los que se ingieren.

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Con el frío, protege a los niños de la dermatitis

Pies de bebé entre las manos de su mamá

Durante el invierno aumentan los brotes de dermatitis y se agudizan los síntomas, por esta razón es el momento de extremar los cuidados para que el ataque de esta enfermedad sea lo más leve posible. La dermatitis es una de las enfermedades más frecuentes en los niños. Según señala la Asociación Pediátrica Española (APE) en España, entre el 5% y el 10% de los niños tiene dermatitis atópica o eczema. Aunque no se sabe a ciencia cierta qué produce esta enfermedad, los expertos señalan motivos genéticos como los más influyentes. Además, otros factores como el ambiente seco, el calor, el uso de prendas sintéticas o el uso de jabones o cosméticos irritantes contribuyen a que los brotes sean más intensos. Su principal síntoma es el prurito (irritación y picor) y suele afectar más habitualmente a la cara, cuero cabelludo, torso, codos y rodillas.

La Dermatitis Atópica es una enfermedad propia de la infancia. Se inicia normalmente a partir de las 6 u 8 semanas de vida, la mayoría de los niños que la tienen sufren sus primeros brotes antes del año y se suele resolver favorablemente con la edad. Solo un 20% de los niños manifestará síntomas después de la pubertad.

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Claves para prevenir la deshidratación

Bebé bebiendo agua

En épocas de mucho calor los niños y bebés deben estar bien hidratados. La ingesta de agua y otros alimentos o líquidos ricos en agua son imprescindibles para que el cuerpo de los pequeños esté en pleno funcionamiento. Durante los primeros años, cuando el organismo de los niños está en desarrollo es difícil que estos reconozcan las señales que les indique que deben tomar agua y apenas tienen sed, por esta razón muchos niños son reacios a beber. Por tanto, depende de los adultos que los niños mantengan su nivel de hidratación a un nivel óptimo. Cuando hace mucho calor, o bien cuando se producen episodios de diarrea o gastroenteritis conviene estar pendiente para comprobar que beben lo suficiente o bien ofrecerles sustitutos que les hidraten. La variedad de líquidos hace que por lo general se beba más cantidad.

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Vitamina D: esencial para el desarrollo de los niños

Bebé sobre paisaje natural con sol pintado

Gracias a la vitamina D el organismo puede absorber minerales como el fósforo y el calcio, por tanto es fundamental que los niños tengan cubiertas las necesidades de esta vitamina durante la etapa de crecimiento. Esencial para fortalecer dientes y huesos, su carencia podría provocar raquitismo (una enfermedad que puede causar fracturas y malformaciones óseas), pero también que el niño no se desarrolle como debería.

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Mi niño aún se hace pis en la cama

Niño sonriendo tumbado en la cama

Hasta los cinco o seis años se considera dentro de la normalidad que los niños se hagan pis en la cama, siempre que sean episodios puntuales. El proceso de controlar los esfínteres es largo y complejo, dependiendo de los niños, y las cifras señalan que no es un problema menor. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria señala que padecen enuresis nocturna entre un 10% y un 13% de niños a los seis años y entre el 6% y 8% a los 10 años. Se considera que un niño sufre enuresis nocturna cuando a la edad de 6 años moja la cama al menos 4 veces al mes. Si pasa esto, conviene acudir al especialista para descartar algún problema que haga que el niño no pueda controlar el pis o para que indique el tratamiento a seguir. Aunque la mayoría se resolverá de forma espontánea con el paso del tiempo, existe un porcentaje de niños que no será capaz de resolver solo este problema.

Si tu hijo no consigue retener el pis, lo primero que hay que observar es si sufre los escapes a veces de día, entonces hablamos de incontinencia o si los episodios ocurren solo por la noche, es entonces cuando hablamos de enuresis nocturna. Además, si estos ocurren frecuentemente conviene llevar una agenda para anotar el número de escapes, lo que cenó ese día o si existe algún patrón que nos haga ver si el problema puede achacarse a alguna causa o preocupación que el niño pueda estar sufriendo.

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Gripe infantil: cómo aliviar los síntomas

Niña poniendo su mano en la frente de su hermano con gripe en la cama

Está siendo un año con una incidencia bastante elevada de gripe. Según señala el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España se ha observado que este año ha habido un incremento significativo de la incidencia de la gripe en todos los grupos de edad, siendo mayor el contagio entre los menores de 15 años, principalmente en el grupo de 5 a 14 años. Aunque la gripe es una enfemedad común en los meses de otoño e invierno, conviene prestarle especial atención cuando los niños son pequeños, porque podría derivar en problemas de salud más serios como pulmonía o bronquitis.

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Mi hijo tiene el síndrome mano-boca-pie

Bebé chupando juguete en el suelo

Durante el otoño y el verano la incidencia de este virus es tal que alcanza casi cotas de epidemia, pero a pesar de lo molesto y de su fácil contagio es una de las infecciones que raramente trae complicaciones y tras unos días desaparece tal y como llegó.

La enfermedad de mano-boca-pie o síndrome de coxsackie (por el nombre del virus que la causa con más frecuencia, el coxsackie A16) incide principalmente a los niños de entre de 6 y 23 meses debido, sobre todo, a su forma de contagio, vía oral o vía fecal-oral (como muchos otros virus se reproduce en el intestino y se elimina por las heces). Si tu bebé acude a una escuela infantil o guardería, sería conveniente que durante unos días se quede en casa para evitar el contagio al resto de compañeros.

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Niños y bebés: qué hacer en caso de fiebre

Mamá tomando la temperatura a su hija

Parece que poco a poco el frío se va instalando en los hogares de no pocos lugares de España. Este hecho, unido al comienzo escolar en colegios y escuelas infantiles hace un cóctel perfecto para que los virus empiecen a campar a sus anchas. Uno de los errores típicos que cometemos todos los padres es abrigar a los niños en exceso, lo que provoca que los virus proliferen con más facilidad.

Los padres, sobre todo si son primerizos, temen la llegada de la fiebre, pero a pesar de lo que parece, la fiebre es un mecanismo de defensa del cuerpo frente a los virus, ya que la mayoría de ellos mueren a una temperatura superior a los 38º centígrados. La fiebre es uno de los motivos más frecuentes de consulta urgente, a pesar de que solo en contadas ocasiones debería tratarse como tal. Una vez que ha aparecido, bastan unas simples indicaciones para saber cómo actuar y lograr que el niño se recupere lo mejor posible.

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Cuida la piel de tu bebé después de un baño de sol

Bebé protegido del sol con una toalla en la playa

La delicada piel de los niños hace que tengamos que extremar las precauciones antes y después de tomar el sol. Y es que a pesar de las continuas advertencias que hacen los expertos sobre los peligros que tiene el abuso del sol, las quemaduras solares comienzan a hacer su aparición casi desde el comienzo de la época estival. A pesar de que, por lo general, las lesiones de piel producidas por el sol suelen ser leves, conviene saber qué hacer en caso de quemaduras.

Las quemaduras solares se producen por una exposición prolongada o excesiva del sol cuyos síntomas se manifiestan antes de 24 horas y que tienen su punto álgido a las 72 horas. Según el grado de la quemadura, la piel se defenderá primero poniéndose roja, aumentando su sensibilidad y su temperatura, para provocar luego descamación y dolor, produciéndose en algunas ocasiones molestas ampollas. Además, cuando la quemadura afecta a una gran extensión de la piel puede provocar escalofríos, nauseas, debilidad y fiebre.

Si bien los niños necesitan los rayos de sol, ricos en vitamina D, y muy beneficiosos para el organismo, el abuso reiterado del sol puede producir pasados los años el temido melanoma. Conviene saber que el cáncer de piel llega en la edad adulta, pero es resultado del exceso de sol y de las quemaduras que se producen desde la niñez. Por esta razón, es fundamental concienciarse de establecer hábitos saludables y enseñarles a los niños desde que son pequeños la importancia de protegerse del sol.

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Un botiquín casero para niños y bebés

Oso de peluche con venda, tiritas y termómetro

Tiritas, vendas, paracetamol… tener un botiquín en casa es sencillo y muy útil en caso de accidentes domésticos. Además, es imprescindible si vas a estar fuera de casa unos días.

Si todavía no lo tienes, este es el momento de hacer acopio y prepararte para cualquier incidente que pueda haber. Recuerda que antes de empezar es importante tener en cuenta la localización del mismo, lo ideal: un armarito alto, colgado en la pared, que no esté accesible a la curiosidad de los más pequeños. Además, busca un lugar que no sea excesivamente caluroso. La mayoría de medicamentos no soportan bien las altas temperaturas y debe ser un sitio seco, donde no haya humedad. Y, por último, no lo cierres con llave. Debe ser fácil de abrir porque en caso de accidente vas a necesitar actuar con rapidez.
 
Mantenimiento del botiquín

Es importante tener en cuenta que el botiquín para ser útil debe estar bien organizado y limpio. Por lo tanto, piensa en la manera de distribuir los medicamentos y una vez organizado revísalo cada cierto tiempo para comprobar la fecha de caducidad de los mismos, para comprobar que no se han deteriorado con el paso del tiempo. Cuando uses alguno de sus productos, no te olvides devolverlo a su sitio, así nos aseguraremos de tenerlo siempre ordenado y a punto.

En cuanto al contenido, el botiquín casero no es un almacén para los medicamentos sobrantes que hemos tomado en alguna ocasión, sino una serie de medicinas que tomamos habitualmente y aquellas cosas que necesitamos en caso de accidente casero. Entonces, ¿qué debería contener un botiquín?

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Niños y bebés, bien protegidos del sol

Niña protegiéndose del sol mediante gorro, gafas de sol y crema de protección solar.

Durante la infancia se adquieren la mayoría de hábitos saludables para la vida. Es en los primeros años, según las enseñanzas que reciban los niños, cuando se establecen las normas que guiarán a las personas durante toda su vida. Así que, no hay que perder la estupenda oportunidad de que los niños aprendan qué deben o no deben hacer durante la época estival.

A pesar de que la luz natural del sol tiene enormes beneficios para la salud, no sólo por el papel que juega la vitamina D en la formación y desarrollo de huesos sino también por sus efectos fortalecedores del sistema inmunológico, tan sólo son necesarios unos minutos de paseo para que esta se sintetice y se consigan los deseados beneficios.

Los pediatras consideran que antes de los seis meses los pequeños no deben ser expuestos directamente a los rayos solares y se deben seguir extremando las precauciones hasta que cumplan un año. Además, hasta los seis meses, desaconsejan el uso de protectores solares. La razón: la delicada piel del bebé, mucho más delgada y susceptible a los factores externos, las radiaciones y los productos químicos que contienen dichos protectores. Los dermatólogos insisten, “desde los seis meses y hasta el año pueden empezar a usarse fotoprotectores pero siempre en zonas limitadas: la cara y las manos, que frecuentemente no están cubiertas por ropa”.

De cara al verano, los expertos señalan una serie de recomendaciones para proteger a bebés y niños de los efectos de los rayos ultravioleta.

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Bebés y niños, ¡no te olvides de darles agua!

Niño bebiendo agua para prevenir la deshidratación

Con la llegada del calor conviene extremar las medidas para evitar la deshidratación, un problema que puede ser más o menos grave y que se origina por la disminución de agua en nuestro organismo. Aunque puede presentarse a cualquier edad, suele darse en más ocasiones y con mayor gravedad en niños pequeños y bebés, cuando pierden líquidos de forma rápida. De hecho, en lactantes, constituye una de las causas más frecuentes de urgencia médica, sobre todo, en los meses cálidos del año, en los que aumentan los casos de gastroenteritis y diarreas.

Las razones por las que un niño puede sufrir deshidratación pueden ser varias. La más común es debido a vómitos, diarrea, excesivo sudor o una mezcla de estas situaciones.
Con la llegada del calor, conviene vigilar que el niño no se exponga de forma prolongada a altas temperaturas, la humedad alta unida a la radiación solar o el ejercicio físico intenso, sin suficiente descanso, pueden hacer que el organismo pierda líquidos rápidamente provocando la deshidratación. En general, los niños y bebés son muy sensibles a estas situaciones porque sus cuerpos son capaces de almacenar menos líquidos y lo pueden perder de forma muy rápida, por esta razón el riesgo de deshidratación es mucho mayor en estas edades. Con la gastroenteritis, el cuerpo pierde además de agua electrolitos (sodio, potasio y cloro) a través del aparato digestivo lo que hace que la deshidratación sea más intensa.

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Mi niño no hace caca

Mamá realiza masajes a su bebé para evitar el estreñimiento

El estreñimiento es uno de los problemas más habituales en la infancia, los pediatras aseguran que supone entre un 3 y un 5% de las consultas en Atención Primaria y este porcentaje sube al 20% en la atención especialista, las unidades de gastroenterología pediátrica. No en vano se calcula que afecta a aproximadamente el 7,5% de la población en edad escolar.

El estreñimiento en los niños se caracteriza por la dificultad que tienen estos a la hora de evacuar y existen dos criterios fundamentales para diagnosticarlo: evacuación dolorosa, esto pasa porque la falta de hidratación en las heces hace que se sequen y se vuelvan duras; o por la frecuencia defecatoria. Se considera que la frecuencia adecuada varía desde 2-3 deposiciones diarias a 3 deposiciones a la semana. Por lo tanto, un niño que vaya al baño menos de 3 veces en semana puede considerarse estreñido. Además, si tiene una actitud retentiva, siente el dolor al defecar, tiene al menos un episodio de incontinencia por semana o sus deposiciones son excesivamente voluminosas son factores que ayudan a diagnosticar el estreñimiento.

Cuando un niño comienza a tener episodios de estreñimiento hay que acudir al médico, porque es fundamental que éste descarte un posible problema orgánico. Aunque estos problemas son muy poco comunes, ya que afectan sólo al 1% o 2% de los casos, conviene que el médico lo compruebe. En el caso de que no haya causas de este tipo, deberá conocer la dieta y los hábitos del pequeño. La mayoría de las veces que hay un estreñimiento leve este mejora con unos hábitos adecuados y con una dieta rica en fibras.

Consejos para evitar el estreñimiento
Los hábitos son fundamentales para aliviar el estreñimiento en los casos leves, solo cuando pese al cambio de estos el niño continúa con episodios, habría que pensar en seguir un tratamiento farmacológico. Pero, ¿qué podemos hacer para evitarlo?

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