La llegada de las altas temperaturas provoca que mayores y pequeños pasemos más tiempo al aire libre, una situación que aporta grandes beneficios para la salud. Además del papel que juega la vitamina D, que proviene de los rayos solares, está demostrado que el sol tiene un papel muy positivo en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Sin embargo, el sol también puede ser perjudicial cuando se toma en exceso, sobre todo para los más pequeños de la casa.
Náuseas, vómitos y diarrea son los síntomas más comunes de la gastroenteritis, una infección de estómago e intestinos que produce dolor de tripa, inapetencia, fiebre más o menos alta y malestar general. Normalmente la gastroenteritis comienza de forma brusca y suele durar entre tres y seis días. Aunque no es una enfermedad grave hay que estar atentos no produzca deshidratación en el bebé, en especial si los niños son muy pequeños o no ingieren suficientes líquidos que contrarresten las pérdidas que se produzcan por vómitos o diarreas.
La fiebre es un síntoma de muchas enfermedades y dolencias infantiles y es uno de los motivos de consulta más frecuentes en pediatría. Pero la fiebre no es más que una respuesta del cuerpo ante una infección vírica o bacteriana, una defensa que tiene el cuerpo frente a un ataque. En los primeros cinco años las infecciones provocadas por virus son muy comunes, la duración de los síntomas así como su virulencia varía de unos niños a otros. Algunos reaccionan ante el virus con más intensidad que otros.
La fiebre se hace visible mediante enrojecimiento de las mejillas, respiración más acelerada o sensación de frio y escalofríos. Lo mejor para estar seguros es echar mano del termómetro, ya que la temperatura corporal cambia durante el día y según las estaciones del año. Por la tarde, o en las épocas de calor, la temperatura corporal es sensiblemente más alta. Además, el termómetro digital es el preferible frente a los convencionales de mercurio, que tienen el peligro de romperse y dejar escapar el mercurio que contienen.
El estreñimiento se produce cuando las heces se vuelven duras y secas y son difíciles y dolorosas de evacuar. Es un problema muy común en los niños. Se estima que afecta hasta el 8% de los niños en edad escolar y es pregunta frecuente en las consultas de pediatría. En general, se considera que la frecuencia normal de ir al baño varía entre 2-3 veces al día a 3 deposiciones semanales.
El estreñimiento es muy frecuente alrededor de los dos años y coincide en muchas ocasiones con la retirada del pañal. Puede tratarse de un problema leve, que se solucione al cabo de poco tiempo, pero los expertos señalan que cuando se observa que los niños hacen pocas deposiciones o dolorosas hay que acudir al médico de Atención Primaria. Lo primero, descartar que el estreñimiento no esté producido por un problema orgánico (aunque estos casos son muy poco frecuentes, entre el 1%-2% de los casos). Los médicos analizarán la dieta, para saber si el aporte de fibra es el adecuado y si sus hábitos defecatorios son saludables. En la mayoría de los casos, con unos pequeños cambios, el estreñimiento leve mejora. Sin embargo, si el estreñimiento es más severo a veces los médicos deben recetar un tratamiento que ablande las heces y estimule la motilidad intestinal. En cualquier caso, es conveniente atajar este problema desde el principio, para no hacer agravar la situación y que no llegue a cronificarse.
Mantener a los niños alejados de los virus que causan las enfermedades respiratorias comunes en invierno es una tarea muy complicada. La mayoría de los virus circulan por el aire que respiramos y muchas personas se convierten en fuentes de contagio incluso antes de tener síntomas. Mantener lejos a los niños de personas que tosan o estornuden ni siquiera garantiza que los niños no se pongan malos.
Con la llegada de las altas temperaturas hay que tener especial cuidado con los niños y bebés ya que estos son uno de los grupos que más sufren el golpe de calor. El golpe de calor se produce cuando el cuerpo no es capaz de regular su propia temperatura y entra en un colapso que puede incluso llegar a ser mortal. Seguir unos sencillos consejos es clave para conseguir que el niño se encuentre en todo momento hidratado. Hay que tener en cuenta que los niños deben beber agua con regularidad, aunque no sientan sed, ya que la hidratación es el primer paso y el más importante para evitar sufrir un golpe de calor.
Los bebés y los niños menores de seis años es uno de los colectivos que más sufre deshidratación, este hecho se produce porque su sistema de autorregulación térmica aún no está completamente desarrollado y porque los bebés no saben pedir agua.
La alergia es una reacción del sistema inmunitario a una sustancia que se encuentra en el ambiente y que se conoce como alérgeno. Al entrar en contacto con la sustancia que provoca alergia, el niño comienza a experimentar síntomas: tos seca, estornudos, picores, mucosidad… Los alérgenos irritan su organismo y según el grado de alergia y la exposición a las sustancias que lo provocan los síntomas pueden ser leves o graves, continuos o por temporadas. En algunos casos se puede producir un shock anafiláctico, una emergencia médica que requiere la intervención inmediata ya que incluye dificultad para tragar y respirar y que puede provocar serios daños e incluso la muerte.
Según los estudios epidemiológicos llevados a cabo en España, el polen es el causante de la mayor parte de alergias respiratorias y la mitad de las rinitis alérgicas. Las gramíneas son las más alérgenas, siempre que nos encontremos en una zona de gran presencia. Además, los alimentos, los medicamentos, los insectos, los ácaros del polvo, el moho y la caspa de los animales pueden provocar alergia. Los síntomas pueden ser respiratorios, producirse en la piel (ej. Eczema) o en el estómago.
Desde que nacen, los bebes necesitan ayuda para expulsar los gases correctamente. Los bebés tragan aire al alimentarse, sobre todo, si lo hacen con biberón. Aunque es una tarea simple, algunos bebés tienen muchas molestias, por lo que no está demás conocer las posiciones más adecuadas y algunos ejercicios para favorecer la digestión de los más pequeños.
Dolor abdominal, fiebre, diarrea… la gastroenteritis aguda es una de las enfermedades más comunes en la infancia. Su causa suele ser vírica y se contagia con facilidad, por esta razón los expertos aseguran que lavarse las manos con frecuencia es una de las medidas higiénicas más efectivas para evitar la propagación del virus.
La gastroenteritis provoca una inflamación del estómago y los intestinos y suele ir acompañada por vómitos, diarrea, fiebre y escalofríos. Aparece de forma brusca y su duración puede variar, pudiendo llegar hasta las dos semanas. La consecuencia más grave esta enfermedad es la deshidratación del niño: que se produce cuando se pierden más líquidos de los que se ingieren.
Durante el invierno aumentan los brotes de dermatitis y se agudizan los síntomas, por esta razón es el momento de extremar los cuidados para que el ataque de esta enfermedad sea lo más leve posible. La dermatitis es una de las enfermedades más frecuentes en los niños. Según señala la Asociación Pediátrica Española (APE) en España, entre el 5% y el 10% de los niños tiene dermatitis atópica o eczema. Aunque no se sabe a ciencia cierta qué produce esta enfermedad, los expertos señalan motivos genéticos como los más influyentes. Además, otros factores como el ambiente seco, el calor, el uso de prendas sintéticas o el uso de jabones o cosméticos irritantes contribuyen a que los brotes sean más intensos. Su principal síntoma es el prurito (irritación y picor) y suele afectar más habitualmente a la cara, cuero cabelludo, torso, codos y rodillas.
La Dermatitis Atópica es una enfermedad propia de la infancia. Se inicia normalmente a partir de las 6 u 8 semanas de vida, la mayoría de los niños que la tienen sufren sus primeros brotes antes del año y se suele resolver favorablemente con la edad. Solo un 20% de los niños manifestará síntomas después de la pubertad.
En épocas de mucho calor los niños y bebés deben estar bien hidratados. La ingesta de agua y otros alimentos o líquidos ricos en agua son imprescindibles para que el cuerpo de los pequeños esté en pleno funcionamiento. Durante los primeros años, cuando el organismo de los niños está en desarrollo es difícil que estos reconozcan las señales que les indique que deben tomar agua y apenas tienen sed, por esta razón muchos niños son reacios a beber. Por tanto, depende de los adultos que los niños mantengan su nivel de hidratación a un nivel óptimo. Cuando hace mucho calor, o bien cuando se producen episodios de diarrea o gastroenteritis conviene estar pendiente para comprobar que beben lo suficiente o bien ofrecerles sustitutos que les hidraten. La variedad de líquidos hace que por lo general se beba más cantidad.
Gracias a la vitamina D el organismo puede absorber minerales como el fósforo y el calcio, por tanto es fundamental que los niños tengan cubiertas las necesidades de esta vitamina durante la etapa de crecimiento. Esencial para fortalecer dientes y huesos, su carencia podría provocar raquitismo (una enfermedad que puede causar fracturas y malformaciones óseas), pero también que el niño no se desarrolle como debería.
Hasta los cinco o seis años se considera dentro de la normalidad que los niños se hagan pis en la cama, siempre que sean episodios puntuales. El proceso de controlar los esfínteres es largo y complejo, dependiendo de los niños, y las cifras señalan que no es un problema menor. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria señala que padecen enuresis nocturna entre un 10% y un 13% de niños a los seis años y entre el 6% y 8% a los 10 años. Se considera que un niño sufre enuresis nocturna cuando a la edad de 6 años moja la cama al menos 4 veces al mes. Si pasa esto, conviene acudir al especialista para descartar algún problema que haga que el niño no pueda controlar el pis o para que indique el tratamiento a seguir. Aunque la mayoría se resolverá de forma espontánea con el paso del tiempo, existe un porcentaje de niños que no será capaz de resolver solo este problema.
Si tu hijo no consigue retener el pis, lo primero que hay que observar es si sufre los escapes a veces de día, entonces hablamos de incontinencia o si los episodios ocurren solo por la noche, es entonces cuando hablamos de enuresis nocturna. Además, si estos ocurren frecuentemente conviene llevar una agenda para anotar el número de escapes, lo que cenó ese día o si existe algún patrón que nos haga ver si el problema puede achacarse a alguna causa o preocupación que el niño pueda estar sufriendo.
Está siendo un año con una incidencia bastante elevada de gripe. Según señala el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España se ha observado que este año ha habido un incremento significativo de la incidencia de la gripe en todos los grupos de edad, siendo mayor el contagio entre los menores de 15 años, principalmente en el grupo de 5 a 14 años. Aunque la gripe es una enfemedad común en los meses de otoño e invierno, conviene prestarle especial atención cuando los niños son pequeños, porque podría derivar en problemas de salud más serios como pulmonía o bronquitis.
Durante el otoño y el verano la incidencia de este virus es tal que alcanza casi cotas de epidemia, pero a pesar de lo molesto y de su fácil contagio es una de las infecciones que raramente trae complicaciones y tras unos días desaparece tal y como llegó.
La enfermedad de mano-boca-pie o síndrome de coxsackie (por el nombre del virus que la causa con más frecuencia, el coxsackie A16) incide principalmente a los niños de entre de 6 y 23 meses debido, sobre todo, a su forma de contagio, vía oral o vía fecal-oral (como muchos otros virus se reproduce en el intestino y se elimina por las heces). Si tu bebé acude a una escuela infantil o guardería, sería conveniente que durante unos días se quede en casa para evitar el contagio al resto de compañeros.