Lavarnos las manos: la mejor forma de evitar la propagación
Ante la situación de alarma que vivimos actualmente y esperando que todo vuelva a la normalidad lo antes posible, os contamos qué podemos hacer cuando las Escuelas Infantiles y Colegios comiencen de nuevo a retomar su día a día.
Los gases, un problema muy común en los primeros meses
Durante los primeros meses de vida del bebé, los gases pueden convertirse en una molestia habitual ya que, los niños, al no controlar bien la técnica de la succión, a menudo tragan mucho aire. Este aire se acumula en su interior y les provocan incomodidad, irritación y es frecuente que se desate el llanto. Esta situación puede dar lugar a que confundamos los gases con los temidos cólicos del bebé, pero son dos cosas distintas. Los cólicos se producen por contracciones dolorosas del abdomen que se producen durante los primeros tres meses y que suelen darse al atardecer y se prolongan unas dos horas. Durante ese tiempo el niño llora desconsoladamente. Para ayudarle, puedes colocarlo boca abajo sobre tu brazo, sujetando su cabeza con tu mano y mecerle para calmarle. Los gases no tienen hora, son molestias frecuentes y su atención requiere otros cuidados.
Bebés: un sistema inmune en desarrollo
Con el frío y la humedad los bebés y niños se resienten y aparecen los problemas de salud más comunes de estas fechas: afecciones de las vías respiratorias altas y otras causadas por rotavirus. Los bebés nacen con un número limitado de anticuerpos que le llegan a través de la madre y que se acaban alrededor de los 6 meses. A partir de ese momento, su organismo tiene que coger fuerza y crear un sistema inmune fuerte (tardará más de 60 meses en lograrlo). Por eso, durante los primeros años los niños se ponen más enfermos y con el paso del tiempo se harán más fuertes y crecerán más sanos. Se trata de un aprendizaje biológico que consiste en enfrentarse poco a poco a las infecciones habituales del ser humano. Sin embargo, cuanto más fuerte se encuentre el niño menos posibilidades tendrá de sufrir complicaciones asociadas (por ejemplo que un catarro se convierta en bronquiolitis).
Proteger los ojos de los rayos ultravioleta
El efecto de los rayos ultravioleta también se puede dejar sentir en la vista si no se toman las precauciones necesarias. Cuando se habla de protección solar, normalmente todos nos centramos en la piel ya que es un órgano muy extenso que recubre todo el cuerpo y que está expuesto a los rayos ultravioleta durante mucho tiempo en verano. Sin embargo, también existe una zona pequeña, pero muy sensible, a la que solemos prestar menos atención: los ojos.
Usar gafas desde los primeros meses
Los rayos de sol pueden ser muy dañinos para los ojos de los bebés. Por esta razón, los especialistas recomiendan el uso de gafas de sol incluso desde los 6 meses de edad. Es una forma muy adecuada de proteger la delicada piel que rodea los ojos y prevenir, a largo plazo, problemas como el desarrollo de cataratas, degeneración macular o pérdida de visión asociada a la edad. Los expertos señalan que del daño producido por la radiación solar que una persona sufre a lo largo de su vida, entre un 50 y un 80% sucede durante la infancia y la adolescencia.
Golpes en la cabeza: la mayoría sin importancia
Cuando los niños empiezan a andar y durante los siguientes años puede ocurrir que se den a menudo golpes en la cabeza, la mayoría sin importancia. Sus ganas de explorar todo a lo que tienen a su alcance, la poca destreza que tienen al andar y el hecho de que la cabeza es lo que más les pesa, hace que los niños se den a menudo coscorrones, la mayoría leves.
A pesar de lo aparatoso de los golpes en la cabeza, la mayoría de ellos son de carácter leve por dos razones fundamentales: primero, la altura desde la que caen no suele ser muy alta y además, como aún no tienen las fontanelas abiertas, los huesos del cráneo poseen cierta movilidad, lo que disminuye la posibilidad de sufrir una fractura.
Ante de empezar andar: descalzos
A la hora de decidir por calzar al bebé existen una multitud de modelos en el mercado, incluso para niños que aún no caminan. Sin embargo, los expertos aconsejan que durante el primer año de vida los niños permanezcan descalzos, tan solo con calcetines o patucos para evitar el frío. Para ello “los pies del recién nacido tienen una almohadilla grasa en la planta que les confiere un aspecto gordito y aplanado”, explica la ‘Guía práctica para padres desde el nacimiento hasta los 3 años’, editada por la Asociación Española de Pediatría (AEP).
El sol muy beneficioso, pero con moderación
Los rayos del sol son muy beneficiosos para nuestro organismo, ya que ayudan a sintetizar la vitamina D, fundamental para absorber el calcio, tan necesario en la formación de los huesos. Sin embargo, la exposición a los rayos de sol debe ser moderada, sobre todo en los niños, que tienen una piel delicada y sensible, ya que el abuso podría afectarles negativamente en el futuro.
¿Por qué los niños se acatarran tanto?
La población infantil es una de las más afectadas por los resfriados en invierno. Se estima que un adulto sano padece 1 o 2 catarros anuales, mientras que los niños pueden tener entre 5 o 6. ¿La razón? Están en contacto con otros niños y adultos acatarrados que les transmiten los virus. Además, al tener las defensas aún en desarrollo, se contagian con más facilidad. Esta situación se da sobre todo durante los dos primeros años de vida y coincide con los primeros años de escolarización, luego los episodios de catarro van disminuyendo.
Conviene saber que los niños no se contagian en espacios abiertos, contrariamente a la cultura popular que señala a menudo “se ha resfriado porque ha cogido frío”, sino en espacios cerrados, pues el contacto es más estrecho y al haber menos ventilación, las toses y estornudos de los demás llenan el ambiente de virus que llegan a los niños sanos.
Tener una buena higiene
Es un mito muy extendido. Se cree que porque los dientes de leche se terminan cayendo no es tan importante cuidarlos como cuando son definitivos. Sin embargo, esto no es cierto. La Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) señala que todas las infecciones que afecten a los dientes temporales y que progresen por la raíz crearán una bolsa de pus que afectarán luego a los dientes permanentes. De hecho, puede pasar que en el diente definitivo se ocasionen manchas, lesiones o malformaciones cuyo origen sea una infección en un diente de leche que no se trató en su día.
Es uno de los problemas de salud más habituales en verano. Los niños acostumbran a pasar largo tiempo en el agua y acaban con dolor de oídos y en muchos casos con infección. Pero, ¿Es posible evitarlo? Para ello, la clave es la prevención. Estos son los cuidados que hay que tener para mantener los oídos sanos durante la época estival.
¿En los últimos días has notado a tu hijo más cansado o irritable de lo normal? Observa sus síntomas, ya que podría tratarse de lo que se denomina Astenia Primaveral Infantil. Un estado transitorio que se produce en esta época del año debido al aumento de horas de luz y que afecta a nuestros ritmos circadianos afectándolos hasta que el cuerpo logra acostumbrarse a los cambios de luz y temperatura.
El estreñimiento es un problema muy habitual durante los primeros años de vida del bebé y es una preocupación frecuente en la consulta a los pediatras. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP) el estreñimiento afecta a un 30% de la población infantil y representa entre el 3% y el 5% de las visitas al pediatra. Para saber si realmente un niño está estreñido es fundamental saber qué cantidad de deposiciones hace al día y si este número se encuentra dentro de lo normal. Aunque no hay una definición unánime sobre cuándo se considera que un niño está estreñido, se considera de forma general que se puede considerar estreñimiento cuando el número de deposiciones es inferior al normal, sin importar la consistencia ni el volumen de heces.
Es posible evitar el contagio
La mayoría de los virus más comunes del invierno “viajan” a través del aire que respiramos, por lo que es relativamente fácil que un niño o adulto que tenga contacto con alguien que está enfermo llegue a contraer el virus. Además, la mayoría de las personas que adquieren un virus son a su vez fuentes de contagio, incluso antes de tener síntomas. Dicho esto, sí que existen algunas medidas que pueden ayudar a evitar los gérmenes y a mantener a los niños lo más saludables posible.
Un virus propio del frío
Desde mediados de octubre y hasta mediados de marzo, el brote de la bronquiolitis (virus respiratorio sincitial o VRS) comienza a llenar las consultas de pediatría. Aunque este no es el único que provoca la bronquiolitis, está detrás del 90% de las infecciones. Hasta el momento no existe vacuna ni medicamento que lo cure, además el fácil contagio hace que afecte al 70% de los niños en su primer año de vida y supone el ingreso de muchos pequeños, la mayoría bebés menores de 6 meses.
El verano es una época muy especial para los niños. Los ritmos se relajan, pasan más tiempo al aire libre y disfrutan de un merecido descanso. Sin embargo, durante estos meses no se debe descuidar la salud. Algunas patologías se multiplican en las consultas del pediatra. Las bebidas frías, los helados y los cambios de temperatura son las principales causas de que aparezcan las infecciones respiratorias en verano. Para evitarlas es fundamental mantener una correcta hidratación, tomar alimentos ricos en vitaminas y no abusar del aire acondicionado.