Aunque el aburrimiento forma parte de la infancia, los padres generalmente se angustian cuando los niños comienzan a expresar su aburrimiento e intentan distraerlos con cualquier cosa que tengan a su alcance. Hoy en día, los niños viven en una sobreestimulación constante. La televisión, las consolas, los teléfonos móviles hacen que tengan a su alcance instrumentos para estar siempre entretenidos y no haya espacio para el aburrimiento o para pasar tiempo sin saber qué hacer. Sin embargo, los expertos señalan que aburrirse reporta enormes beneficios, ya que es la mejor manera de echar a volar la imaginación. Ante los momentos de soledad e introversión los niños buscan formas de divertirse o generan ideas y pensamientos que son muy beneficiosos para su desarrollo emocional.
Es todo un logro en la independencia de los niños que suele llegar entre los dos y los tres años de edad. Aunque no existe un momento fijo, depende de la madurez de cada niño, el pipí diurno y la caca se suele controlar entre los dos años y medio y los tres y el pis nocturno puede tardar un poco más. Este salto evolutivo hace que el niño gane mucho en autonomía y, por tanto, vea fortalecida su autoestima. Sin embargo, controlar los esfínteres no es un proceso que se consiga de la noche a la mañana, es un aprendizaje y como todo aprendizaje podemos usar el juego para ayudarle en este proceso.
Determinados lugares de nuestra infancia se nos quedan grabados y nos evocan los buenos momentos vividos. Suelen ser espacios de juegos compartidos que, sin duda, dejan una huella que nos acompañará el resto de nuestra vida. Cuando estos momentos se disfrutan al aire libre y en contacto con la naturaleza, se producen una serie de beneficios en el desarrollo corporal y emocional de los pequeños que serán aún más fuertes si son los padres los que les acompañan.
A pesar de todas estas ventajas, hoy en día, los niños juegan cada vez menos al aire libre. Los peligros de las sociedades modernas: más coches, más entretenimientos en el interior de las casas (sobre todo en lo referente a las pantallas), padres cada vez más mayores que prefieren llevar una vida tranquila, sin el movimiento que determinados niños precisan… El sedentarismo poco a poco está ganando terreno a la vida activa y libre que ejercíamos en nuestra infancia. Sin embargo, nunca es tarde para revertir esta situación.
En la educación de los niños los padres tienen un papel esencial, son sus adultos de referencia y sobre su comportamiento y su forma de estar en el mundo, los niños cimientan su propio andamiaje emocional y de comportamiento. Sin embargo, a menudo en la crianza se producen conflictos que cuesta manejar, y sin darnos cuenta comienza una espiral de castigos o gritos de la que es difícil salir. Los niños acaban teniendo la percepción de que se les está riñendo todo el rato y los padres piensan que los niños no hacen caso y no saben que herramientas usar para conseguir sus propósitos. La clave para romper esta dinámica es cambiar el punto de vista, olvidarnos de destacar los errores y poner nuestra atención en los aciertos, los logros y los esfuerzos que realizan nuestros hijos.
Cada vez más expertos señalan que hoy en día vivimos en un ambiente que favorece la obesidad. La pronta incorporación de la mujer al trabajo hace que muchas veces se abandone la lactancia materna antes de lo deseable, el entorno facilita que los niños sean cada vez más sedentarios, existe una publicidad constante hacia alimentos insanos y muy calóricos. Todo ello, hace que cada vez haya más niños pequeños que sufran sobrepeso. Sin embargo, es posible que desde el hogar se cambien hábitos y se establezcan unas pautas saludables que acompañen a los niños gran parte de su vida.
Náuseas, vómitos y diarrea son los síntomas más comunes de la gastroenteritis, una infección de estómago e intestinos que produce dolor de tripa, inapetencia, fiebre más o menos alta y malestar general. Normalmente la gastroenteritis comienza de forma brusca y suele durar entre tres y seis días. Aunque no es una enfermedad grave hay que estar atentos no produzca deshidratación en el bebé, en especial si los niños son muy pequeños o no ingieren suficientes líquidos que contrarresten las pérdidas que se produzcan por vómitos o diarreas.
El juego es una de las actividades más importantes en la vida de un niño, de hecho jugar es un derecho de la infancia reconocido por la ONU desde 1959. A través del juego el niño explora la realidad, crea alternativas y estrategias que le ayudan a desarrollarse física y emocionalmente. Además de ser un motor de su actividad física, el juego también es un medio de socializar y establecer las primeras interacciones con los adultos y con otros niños. Por eso, es una forma muy sana de relacionarse con los demás y no son pocas las ocasiones que los niños demandan que los adultos jueguen con ellos. Acompañarlos en su juego, sin dirigir o controlar es fundamental para convertir el juego en un momento de diversión y aprendizaje además de ser una ocasión ideal para disfrutar en familia.
A medida que el bebé va creciendo comienza a ser consciente de que es una persona independiente de ti y, como tal, quiere hacer las cosas por sí mismo. Cada vez acepta menos el control absoluto sobre todas las facetas de su vida: quiere reafirmarse y es muy sano que lo haga. Esa actitud de hacer las cosas como él quiere y por sí mismo es señal de que el niño está creciendo. Sin embargo, a esta edad se encuentra con muchas dificultades: no entiende bien las cosas aún, quiere hacer cosas que no puede hacer o que los adultos podemos ver como peligrosas… Su esfuerzo por ser independiente acaba la gran mayoría de las veces en frustración.
La frustración es una vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad no se satisfacen. Cuando esto pasa, surgen emociones como el enfado, la tristeza, la angustia… que según las personas pueden ser de mayor o menor intensidad. Aprender a tolerar esta frustración significa poder afrontar los problemas que se nos presenten a lo largo de la vida a pesar de las incomodidades que nos causen. Por lo tanto, es una actitud que se puede aprender y desarrollar.
Aunque la frustración es inevitable, cuando esta es demasiada puede ser perjudicial para la autoestima del niño y al revés, si damos al niño todo lo quiere para que no se frustre, no aprenderá a tolerarla y tarde o temprano se enfrentará a situaciones en las que no podrá tener lo que quiere y tendrá que lidiar con sus emociones negativas.
Los cuentos son uno de los instrumentos más poderosos para transmitir a los niños el interés por la lectura. Permiten que nos adentremos en mundos mágicos donde la fantasía y la imaginación no tienen límites. Los libros nos ayudan a descubrir otras realidades y vivir grandes aventuras. Pero, ¿y si pudiésemos crear un cuento a medida de los intereses o inquietudes de nuestros niños?
Poner música a un bebé mientras está jugando es, además de placentero, muy beneficioso para su desarrollo intelectual y social. No es necesario que la música sea clásica, cualquier tipo de música: sinfónica, electrónica, africana… constituye una experiencia positiva para los niños. Según una investigación realizada por el Instituto de Ciencias del Aprendizaje y el Cerebro (I-LABS) de Washington, los bebés que juegan a seguir el ritmo de la música mejoran sus habilidades cognitivas. En este estudio, tras varios días de trabajo, los niños de 9 meses eran capaces de identificar e incluso predecir patrones, no solo musicales, sino también del habla. Este estudio es uno de los muchos que han probado los beneficios que tiene la música sobre el desarrollo cerebral de los niños. La percepción de patrones es una habilidad cognitiva muy importante que puede tener efectos a largo plazo en el aprendizaje. Al igual que la música, el habla responde a patrones rítmicos, por eso desarrollar la capacidad de predecir esos patrones puede ayudar al niño a aprender a hablar más rápidamente. Y si podemos decir esto solo de la vivencia de la música, la instrucción musical es aún más potente para el desarrollo cerebral de los niños, ya que aumenta las conexiones neuronales. El aprendizaje musical hace trabajar al cerebro simultáneamente en los dos hemisferios y, además, involucra habilidades sociales, cognitivas, motoras, auditivas y emocionales que afectan varias áreas del cerebro.
Qué alimentos elegir para preparar lo que el niño se llevará para media mañana o para la merienda es una de las preocupaciones a las que se enfrentan todas las familias con niños en edad escolar. Lo ideal es que estas comidas sean un complemento de las tres más importantes del día y es fundamental escoger opciones que contribuyan a su buen desarrollo y crecimiento.
¿Cuántas veces has pensado que vuestro hijo es demasiado pequeño para hacer una determinada tarea? Y ¿cuántas otras has hecho por él determinada tarea para ir más rápido o hacerlo mejor?
Educar en la responsabilidad, y lograr que los niños se ocupen de sus propias labores es un proceso largo y difícil que requiere constancia por parte del educador. Es necesario ir dando responsabilidades al niño, en función de sus habilidades y edad, y que les ayudemos a llevarlas a cabo.
Aprender a meditar es aprender a centrar la atención en algo concreto, un pensamiento, nuestra respiración, nuestro cuerpo… con el objeto de calmar la mente. Hoy en día, vivimos en una sociedad sobrecargada de estímulos sensoriales: juguetes llenos de luces y colores, una gran variedad de dibujos para los más pequeños, juegos de ordenador… Ante tanto bombardeo audiovisual, la práctica de la meditación se convierte en una fabulosa herramienta para volver la mirada hacia nuestro interior y conectar cuerpo, mente y alma para estar en paz con uno mismo. Además, para los más pequeños es una forma de mejorar su atención y su capacidad de aprendizaje.
Como cualquier actividad que ellos realizan, la meditación debe ser vivida como un juego, existen talleres adaptados a la edad de los niños que la están practicando y que hacen actividades basadas en el juego. Los expertos señalan que se puede empezar a practicar a partir de los tres años y si se hace en grupo estos deben formarse por edades. El fin de la meditación es que el niño disfrute de la actividad y poco a poco encuentre el placer de la tranquilidad que supone focalizar la atención en un pensamiento u objeto.
Es el caballo de batalla de muchas familias. Llega la hora de la comida y el niño no quiere comer nada o no prueba bocado si la comida no es una de las que le gustan. Que los niños aprendan a comer de todo y por sí mismos es uno de los objetivos de crianza que tienen los padres, pero por alguna razón existen familias en que este aprendizaje se vive con auténtica desesperación. Los expertos en nutrición, así como los pediatras y psicólogos coinciden en que obligar a un niño a comer no es positivo y no hace que el niño aprenda hábitos saludables, claves para su desarrollo.
La víspera de Reyes es una de las jornadas más esperadas para grandes y pequeños. Es un día lleno de ilusión y magia en el que los padres juegan un papel fundamental para que los niños lo vivan con emoción. Te mostramos las claves para que sea un día inolvidable para padres e hijos.