Merienda sana con un poco de planificación
Es el quebradero de cabeza de muchos padres, ¿qué hago hoy de merienda? Hay que prepararla todos los días. Los niños se cansan de comer siempre lo mismo y muchas veces se preparan con prisas por lo que se recurre a opciones poco saludables como galletas o bollería industrial. Los expertos en nutrición señalan que lo más importante de esta comida es que sea variada, pero esto requiere cierta organización. Sin embargo, te damos algunas ideas para que las meriendas se conviertan en una comida nutritiva y fácil de preparar.
Niños y bebés: sí, pero sin abusar
Durante el verano las rutinas se relajan. Este hecho, a priori positivo, por lo que supone de evitar las prisas y los madrugones, puede ser contraproducente en otros aspectos de la vida diaria, como la alimentación. La llegada del calor hace que los lineales del supermercado se llenen de productos que prometen refrescar y ayudar a pasar mejor las altas temperaturas. Son batidos, helados, zumos… que tienen un atractivo diseño pero que esconden una gran cantidad de azúcar que puede ser muy negativo para la salud de los niños.
Este verano, además, se da la circunstancia de que tras el confinamiento muchos niños y mayores han subido de peso y estos productos tienen un exceso de calorías que sin duda pueden contribuir al sobrepeso. La época estival es considerada por casi todos una época de disfrute y muchas veces esto va acompañado de “caprichos”; así, helados, batidos, granizados… están a la orden del día. Esto unido a un mayor sedentarismo, por tener muchas horas libres y el calor, que muchas veces no favorece la actividad física, hace que muchos niños aumenten de peso.
Una alimento que gusta prácticamente a todos los niños
Grandes y pequeños, incluso los niños que se niegan a comer alimentos variados no pueden resistirse al sabor de la patata. Este alimento sirve para preparar una gran multitud de platos, algunos de ellos, claves en nuestra dieta mediterránea. Su versatilidad, precio asequible y valor nutricional hace que sea uno de los tubérculos más consumidos y cultivados del mundo. Las primeras patatas se cultivaron hace entre 4.000 y 8.000 años en los Andes y fueron introducidas en el continente europeo por los conquistadores españoles.
Un problema con muchos factores asociados
La nutrición es un aspecto fundamental de la crianza de los niños que no solo se asocian a la cantidad y calidad de los alimentos que ingieren sino a otros muchos factores que tienen que ver con la actividad física que realizan, a las horas de sueño que diarias y a los hábitos alimenticios: no solo qué se come sino cómo se come. Compartir las comidas importantes en familia se ha visto que supone un freno a los malos hábitos que conducen al sobrepeso.
Uno de cada cuatro niños entre dos y seis años tiene sobrepeso y de ellos, el 6,7% obesidad. Son cifras preocupantes que niños tan pequeños tengan ya un peso excesivo. Tanto que la Organización Mundial de la Salud lo considera un problema de salud prioritario. En el mundo hay más de 40 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso y afecta ya no solo a países con ingresos altos, sino también aquellos que tienen ingresos bajos y medianos, sobretodo en entornos urbanos.
Comer sin estrés
Tablets, dibujos, móviles… a raíz de la polémica que surgió hace unos meses por entretener a los niños mientras comen y cuyo tema ya tratamos a finales de año, una inquietud ha llegado a muchas familias con niños pequeños. Está bien, no lo entretengo, pero ¿cómo podemos hacer para que la hora de la comida no se traduzca en estrés para padres e hijos? La comida es un tema recurrente en la crianza de los hijos. Es verdad que hay un tanto por ciento de la población que no tiene problemas para que los niños coman bien y de todo, pero en casi todos los hogares hay inquietud por cómo y qué comen. Te mostramos algunos consejos para crear hábitos saludables en niños y bebés, y sobre todo, que la hora de comer se convierta en una actividad de disfrute familiar donde los niños la vivan de forma agradable y les haga comer sano en el futuro.
Golosinas: calóricas y nada nutritivas
El azúcar está cada vez más presente en nuestra alimentación, la de los adultos y la de los niños. Comer dulces y chucherías es un placer, pero hacerlo es un exceso es un problema sobre todo para los más pequeños, algo en lo que coinciden tanto pediatras como endocrinos. Los dulces y más aún las golosinas son productos que tienen una gran cantidad de calorías, por 100 gramos de gominolas estamos aportando al cuerpo 360 calorías de las denominadas “vacías”, es decir, solo aportan energía no nutrientes, por lo que su consumo habitual favorece la obesidad y puede alterar el metabolismo de la glucosa.
La relación con la comida se aprende en la infancia
Que los niños no comen lo suficiente es una de las consultas pediátricas más habituales. Cuando se plantean estas dudas de los padres hay que conocer bien cuál es el problema, ya que a menudo no es percepción real y se basa en la preocupación que tienen los progenitores de todas las especies por la supervivencia de las crías. Si el niño se desarrolla bien, crece y gana suficiente peso, el niño está obteniendo lo necesario para estar bien alimentado. Si no es así, el pediatra debe valorar si existe algún problema detrás que haga que el niño no se desarrolle correctamente.
Para la merienda o la media mañana
Septiembre y la vuelta al cole es el momento ideal para empezar a incorporar a nuestra dieta los hábitos de una alimentación saludable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de 5 o más raciones de frutas, verduras y hortalizas al día. Esto quiere decir que en todas las comidas debe haber o fruta o verduras para cumplir con dicha recomendación.
La fruta es esencial en la dieta de los más pequeños. Aporta vitaminas, minerales y fibra necesarios para su desarrollo. Además, el consumo de estos alimentos previene contra enfermedades, ya que provocan un efecto antioxidante y estimulan el sistema inmune, lo que permite al cuerpo estar en plena forma frente a la exposición a virus. Una buena forma de que los niños tomen fruta es incorporarla en la merienda o en la media mañana. El problema: cómo llevarla para que se mantenga en buen estado y no se oxide.
Planificar bien el menú
La cena es una de las comidas más importantes del día, por eso conviene no descuidar los alimentos que consumimos. Lo ideal: planificar bien los menús en función de lo que va a tomar en la escuela infantil o colegio para complementar y no improvisar con lo primero que tenemos en la nevera, ya que muchas veces recurrimos a fritos o alimentos más grasos de lo que deberíamos.
Sabor, textura y con pocas espinas
El pescado es uno de los alimentos que más rechazo provoca a los niños, pero dentro del pescado, la merluza goza de una gran popularidad entre mayores y pequeños. Su sabor suave, sus escasas espinas y su versatilidad en la cocina lo hace un alimento ideal para introducir este alimento entre los más pequeños de la casa. A partir de los 10 meses, primero en papilla y luego en guisos, a la plancha o rebozado, seguro que les encanta.
Muy beneficiosas para el crecimiento
Proteínas, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales. Las legumbres están llenas de virtudes y son muy beneficiosas para el crecimiento de los niños, por esta razón, es recomendable que acostumbremos a los niños a tomarlas. Buscar alternativas que las hagan atractivas es clave para que las incorporen a su dieta con agrado. A pesar de lo que lo más habitual es encontrarnos las legumbres en platos de cuchara, existen otras opciones que sin duda les resultarán más atractivas. Las combinaciones de legumbres con arroz o fideos, las croquetas o hamburguesas hechas a base de legumbres o las cremas, son perfectas para incorporarlas en nuestra dieta de forma habitual. Te contamos algunas ideas.
Un momento para disfrutar en familia
Compartir la cena con los hijos es uno de los momentos más bonitos del día. Es una comida que se puede disfrutar con tranquilidad, sin prisas, aprovechando para hacer repaso de las experiencias que hemos tenido durante el día. Incluso, aunque los niños sean pequeños y aún no hayan comenzado a hablar, conviene empezar a tener este hábito que repercute tan positivamente en su salud física y emocional. Para ello, es prioritario mantener lejos los dispositivos electrónicos.
Verano: los hábitos se relajan
Para la mayoría de nosotros el verano es una época de felicidad y descanso. En esta época, las costumbres y rutinas se relajan, dando lugar a unos días despreocupados, donde nos dejamos llevar por la diversión. Sin embargo, y a pesar de que en ciertos aspectos es de agradecer (se acaban los horarios rígidos, las prisas o las tareas) en ocasiones se descuidan aspectos básicos de la dieta y la salud de los niños.
Para muchos niños, el verano es sinónimo de aumento de peso y, lo que es más preocupante, de aumento del sedentarismo. La mayor ingesta de refrescos, batidos o zumos repletos de azúcar, golosinas, chucherías de todo tipo, helados… hace que los niños se llenen de calorías vacías que luego no se gastan y se convierten en grasa. Además, muchos niños pasan más tiempo en casa con abuelos, lo que muchas veces se convierte en más horas de televisión, consolas ya que los abuelos por mucho cariño que les den no pueden suplir físicamente la actividad que los niños necesitan. En este sentido, acudir a campamentos o a las escuelas infantiles en verano permite que los niños mantengan en cierto modo sus rutinas invernales y no se “descontrolen” demasiado en la época estival.
Si tu hijo está todo el rato jugando al fútbol, es de los que no para en todo el día: corriendo, saltando… o realiza alguna actividad extraescolar deportiva y acaba rendido al finalizar el día entonces habría que poner especial atención a su dieta. Los niños que hacen deporte necesitan ingerir más calorías que los jóvenes y adultos deportistas porque su cuerpo gasta más grasa y para estar bien necesitará todos los nutrientes que requiere una dieta sana (proteínas, carbohidratos, minerales, vitaminas, grasas, fibra y agua). Por esta razón, es fundamental adquirir desde pequeños buenos hábitos que le permitan tener una alimentación saludable.
Un alimento nutritivo y lleno de ventajas
Durante muchos años la leche de vaca fue considerada como uno de los productos más valorados para la alimentación infantil. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha estigmatizado por atribuirle supuestos riesgos derivados de su consumo. Te contamos los beneficios que tiene este alimento y por qué la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda que los niños mayores de 12 meses tomen entre 2 y 3 raciones diarias de leche. Tanto la AEP como la Organización Mundial de la Salud recomiendan siempre que sea posible la lactancia materna exclusiva durante su primer semestre de vida y, luego, extenderla al menos hasta el año. Durante el segundo semestre, si bien los pequeños todavía no deben tomar leche de vaca, sí pueden comenzar a ingerir derivados lácteos y productos que incluyan proteínas de la leche de vaca, siempre que el riesgo alérgico sea bajo.