La estimulación temprana mejora el aprendizaje y la socialización
Los expertos lo tienen claro: la estimulación temprana juega un papel fundamental en el aprendizaje y en la socialización de los niños. Durante los primeros años el desarrollo cerebral de los niños es explosivo. En esta etapa aprenden a hablar, a razonar y adquieren valores y normas sociales que serán una guía durante toda su vida. Además, comienza tímidamente la socialización a través de las figuras de referencia, que suelen ser los padres. Los niños van aprendiendo a relacionarse con el entrono a través del método de prueba y error, dependiendo un poco de lo seguro que se sientan respecto a sus experiencias con el exterior. Es la llamada plasticidad cerebral: dependiendo de los estímulos que reciba desarrollará su capacidad más o menos.
Una adaptación para niños y padres
Los comienzos no siempre son fáciles. Lloros, miedos, inseguridades… Es el llamado periodo de adaptación, que varía según el niño y cada familia. Aunque debes saber que hay algunas pautas generales que te conviene conocer.
Los padres deben reaccionar ante la agresividad de sus hijos
Un empujón, una patada, un mordisco… muchos niños pasan alrededor de los dos años por una fase en la que intentan conseguir sus objetivos pegando a los demás. En otras ocasiones, es otro niño el que le pega para conseguir algo. A veces ocurre de forma accidental y otras este comportamiento se repite. Estas conductas están asociadas a que los demás no responden a los deseos del niño o se les priva de aquello que quieren. Saber reaccionar ante este comportamiento es responsabilidad de los padres o de los adultos que estén a su cuidado.
Alimentación, mucho más que tomar alimentos
Alimentarse correctamente no solo es saber qué comemos, qué cantidad y cómo debe ser nuestra dieta… es también aprender a disfrutar de la comida de forma saludable, sabiendo valorar los alimentos de forma sana, aprendiendo modales en la mesa, compartiendo la comida en familia. Establecer una relación sana con la comida es fundamental y con unos sencillos consejos podemos poner una buena base desde la infancia.
Bajar el ritmo y aprender a esperar
¡Bendita paciencia! Vivimos en una sociedad repleta de estímulos, donde la inmediatez está claramente cada vez más presente en nuestro día a día. Sin embargo, el exceso de estímulos podemos combatirlo trabajando la paciencia. Tomar conciencia de la necesidad de saber esperar y fomentar este valor con pequeños juegos es clave para que los niños sean pacientes y se desarrollen fuertes y seguros. La paciencia es uno de los valores claves que mediante juegos y trucos se trabajan también en las escuelas infantiles, pero desde casa también puedes hacerlo. ¿Te animas a bajar el ritmo?
Fomentar la lectura desde los primeros meses
El gusto por la lectura es bueno fomentarlo desde los primeros meses, incluso antes de que los niños aprendan a hablar, ya que a través de la escucha los pequeños desarrollan el gusto por los cuentos y las historias, que son la base de la lectura. En las escuelas infantiles existe material adaptado a cada edad, pero ¿qué hacemos en casa? ¿Podemos hacer algo para generar en nuestros hijos interés por la lectura? Ir a la biblioteca, coger libros que puedan tocar sin miedo a que se rompan, leerles nosotros y coger la costumbre de contarles un cuento antes de dormir hace que el niño vaya teniendo ganas de leer. Pero, además, te mostramos algunas estrategias para que tú en casa puedas fomentar el gusto por la lectura de una forma fácil y divertida. ¡Toma nota!
Antes de hablar, los niños gesticulan
¿Apunta tu bebé cuando quiere algo que le ha llamado la atención? ¿Te indica con la mano que quiere comer? Mucho antes de que empiecen a hablar, los niños aprenden a comunicarse mediante gestos. Cuanto más claros sean estos, más fácil será para el pequeño tener recursos lingüísticos más adelante y mejor será su rendimiento en sus primeros años de escolarización.
Aunque algunos niños son más expresivos que otros, los padres o cuidadores principales tienen un papel clave para ayudar a que los pequeños desarrollen más su lenguaje y tengan mayor vocabulario. Los estudios han demostrado que los niños que empiezan a hacerse entender cuando tienen unos 15 meses, pasados 3 años tienen un vocabulario más rico que los que apenas gesticulan. Además, estudios sobre el rendimiento de los niños en la escuela han constatado que la riqueza verbal es una buena forma de medir el éxito escolar en la etapa de infantil y los primeros años de primaria.
La etapa del no, clave para su desarrollo
Que los niños no sigan las órdenes que les damos es una situación frecuente que comienza alrededor de los 15 meses, cuando el niño busca independencia y comienza la etapa del no. Durante esta etapa no podemos decir que el niño sea desobediente, sino que está buscando mayor autonomía e independencia, y es saludable y bueno que pase esta fase. Por lo tanto, en esta edad debemos tener paciencia y comprender esta actitud, aunque poniendo los límites necesarios.
Desobediencia o falta de claridad en las normas
Sin embargo, cuando los niños van creciendo pueden volverse desobedientes: de una forma directa, expresando que no quieren hacer una determinada cosa o bien diciendo frases del tipo: ahora voy, luego lo hago… pero cuyo resultado es el mismo: no hacer lo que les pedimos. Ten en cuenta, que algunos factores pueden estar motivando que el niño no acate nuestras órdenes: el niño está distraído con otra actividad y no nos escucha; recibe más de una orden a la vez y no sabe cuál acatar; no comprende lo que le pedimos; está acostumbrado a que le hagan lo que pedimos si tarda mucho en hacerlo…
Seguridad: clave para superar la adaptación Seguridad y mucha paciencia. La adaptación de los niños en la escuela infantil requiere de mucha atención y cuidado durante los primeros meses, pero lo más importante, para que todo se resuelva con éxito, es establecer un sistema de rutinas que den seguridad a los niños y les permitan ganar en autonomía.
Gracias a las rutinas los niños aprenden las normas de la escuela y se desenvuelven según los valores que se den en el centro. Las rutinas como recoger, ordenar, asearse, descansar… las van integrando los niños sin apenas darse cuenta. Además, nosotros como centro, tenemos que comunicar a las familias las rutinas que organicemos y orientarles para que las incorporen lo máximo posible en la vida del hogar.
Creatividad y concentración, claves cuando se hacen trabajos manuales
Todos hemos hecho de pequeños algún tipo de manualidad. No importa el grado o la dificultad, hacer pequeños trabajos manuales en familia es una de las actividades más placenteras que existen en la infancia. Las manualidades son actividades aparentemente lúdicas que mejoran la creatividad y la imaginación, además de desarrollar la concentración y la psicomotricidad de los más pequeños.
Después de un largo y caluroso verano, llega de nuevo septiembre y la vuelta al cole. Atrás quedan días interminables de juegos, ratos de piscina o playa, visitas de familiares… Es una época en la que se relajan las normas y los horarios se flexibilizan… A punto de terminar el verano, es el momento de plantearnos la vuelta a la rutina. Un proceso por el que pasamos todos, pequeños y mayores, pero que en el caso de los niños es siempre más necesario.
Adaptar los horarios del pequeño a los de la escuela
Las normas y las rutinas dan seguridad a los niños y suponen un gran soporte emocional y psicológico para afrontar los cambios. Por eso, a la hora de empezar a asistir a una escuela infantil o colegio es fundamental que los niños se adapten a las rutinas que se encontrarán después en el curso e incluso que en casa se establezcan los horarios de forma que sean lo más parecido posible a los de la escuela, para que así este proceso resulte más sencillo.
Fomentar el amor por los libros desde antes de empezar a leer
Aunque la mayoría de los padres sabemos o intuimos que la lectura en verano es muy beneficiosa para los niños, la gran cantidad de estímulos que tenemos en esta época del año, el calor y el estar fuera del ambiente del hogar hace que muchas veces no se insista en que los niños lean durante las vacaciones y se abandonen las rutinas que tenemos el resto del año. Te contamos algunas formas de mantener vivo este hábito y cómo aplicarlo en verano, para que el niño no pierda el interés en la lectura, y si ya ha empezado a reconocer letras y sonidos, siga desarrollando este beneficioso aprendizaje. El interés de la lectura se puede empezar a fomentar desde los primeros meses, no es necesario que el niño ya haya comenzado a leer para generarle curiosidad y ganas de aprender.
Los estímulos son fundamentales en los primeros años
Aunque todos partimos de una inteligencia de base, nosotros podemos potenciarla, ya que el intelecto no deja de desarrollarse desde el nacimiento del bebé. Desde el principio, el niño se vale de las herramientas que él mismo tiene a su disposición: llevarse objetos a la boca, succionar…, hasta hacer movimientos repetitivos o empezar a garabatear. Son acciones todas ellas de las que se sirve el cerebro del bebé para desarrollarse cada día. Sin embargo, poco a poco, el juego se convierte en el protagonista del aprendizaje, y en ese momento, interactuar con el bebé, pasando ratos y compartiendo sus logros con él, es un estímulo sin igual para fomentar su inteligencia.
Estar boca abajo, un ejercicio para tenerlo presente
Cuando un niño entra en una escuela infantil a los 4 meses, los educadores son capaces de discernir si un niño ha pasado ratitos boca abajo, sobre su tripa, ya que los que han estado en esta postura tienen mejor musculatura en el cuello, en los hombros y esto hace que tengan mayores habilidades motrices. Te contamos por qué es tan beneficioso poner al niño boca abajo, cuándo y cómo debe hacerse estos ejercicios según la edad del pequeño y porqué es importante contarles a las familias que los niños se sigan ejercitando también en casa.
Natación: una extraescolar imprescindible para los padres
Es una de las pocas actividades extraescolares que los padres no perdonan: la natación. Hoy en día se considera este aprendizaje como imprescindible para la mayoría de las familias, ya que permite que los niños disfruten del agua y evita accidentes acuáticos que pueden llegar a ser mortales.